30 de abril/ Cancún, Q. Roo.-El sargazo está de vuelta en Cancún y podría convertirse en otro problema que complique la crisis económica y sanitaria que ya vive Quintana Roo causa de la propagación comunitaria del coronavirus COVID-19, que ha paralizado totalmente a la industria turística.
El tema reunió hoy, virtualmente, al almirante Rafael Ojeda, de la Secretaría de Marina Armada de México (SEMAR), con el gobernador del estado, Carlos Joaquín González y el coordinador de Programas del Bienestar en el estado, Arturo Abreu.
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En el encuentro estuvieron presentes las y los presidentes municipales de Benito Juárez, “Mara” Lezama Espinosa; Puerto Morelos, Laura Fernández Piña; Solidaridad, Laura Beristain Navarrete; Tulum, Víctor Mass Tah; Cozumel, Pedro Joaquín Delbouis; Chetumal, Otoniel Segovia; e Isla Mujeres, Juan Carrillo.
Durante la reunión se trazó la ruta para la aplicación de acciones que permitan mantener las playas limpias al arribo de la macroalga, cuyo volumen se espera sea menor a la cantidad que recaló en 2018 y 2019.
La alcaldesa “Mara” Lezama informó a hoteleros reunidos hoy, que el sargazo comenzó a llegar a las playas de la zona turística de Cancún, aunque en poca cantidad que, hasta ahora, no representa un problema.
Los sitios en donde ya se detectó su presencia son Playa Coral, Playa Delfines y Playa del Niño.
El resto de las playas luce espectacular, con las aguas limpias y claras que han hecho olvidar los trágicos pasajes de hace un año y de hace dos, con el mar tintado de ocre a causa del sargazo y su descomposición en la costa.
En el mismo caso se encuentra Mahahual, en el municipio de Othón P. Blanco. La directora de Ecología de ese ayuntamiento, Alondra Martínez Flores, indicó que la macroalga se ha detectado en la zona conocida como “Los quebrados”.
El recale del sargazo concentró el grueso de los esfuerzos gubernamentales para recolgerlo de las playas y transportarlo a sitios de disposición final; incluso obligó a los funcionarios públicos a concentrarse en las playas a limpiar la macroalga, además de los recursos millonarios tramitados de forma extraordinaria para manejar la contingencia de tipo ambiental.
Para la industria turística, especialmente la hotelera y restaurantera asentada en la costa, significó millonarias pérdidas, debido a las cancelaciones de reservaciones y estancias o a las devoluciones de dinero a turistas que se asumían defraudados por el obscuro paisaje y las condiciones de la playa, que hacían imposible entrar al mar.
Para la naturaleza, la descomposición del sargazo y su estancamiento en la costa, tuvo grandes costos ambientales, al dañar la duna costera, matar a los pastos marinos, aportar mayor cantidad de nutrientes al agua, cambiarle su tono azul, por ocre, e incidir en los impactos a los arrecifes de coral.
Si bien las estimaciones a principios de año, sobre la presencia de sargazo en este año, eran optimistas, un reporte de la SEMAR, a través de su Dirección General adjunta de Oceanografía, Hidrografía y Meteorología y de su Instituto Oceanográfico del Golfo y Mar Caribe, fechado en abril, advirtió que la cantidad de sargazo en el Atlántico ha ido en aumento, así como su ingreso a la región, a través de las Antillas Menores.
Desde marzo, la Universidad del Sur de Florida, reportó un incremento considerable de la densidad del alga en el Atlántico Central y Oriental, lo cual tiene una relación directa con el aumento de la temperatura sperficial del mar para la región Caribe.
El crecimiento algal en el mar, tuvo -se indica- un incremento abrupto hasta de un 300 por ciento de marzo a abril, desplazándose lentamente, bajo la influencia de la dinámica de remolino ciclónico situado al norte de las costas venezolanas.
En dicho reporte se lee que, desde la primera quincena de abril, se advirtió del “alto riesgo” de que se presenten arribazones masivos de sargazo en las costas mexicanas, durante los próximos meses y, específicamente para el Caribe Mexicano, a partir de la primer quincena de mayo.
