Quintana Roo

Refuta directora de CIAM-Cancún haber ejercido violencia laboral al interior de la organización

11 de noviembre/ Cancún, Q. Roo. – La directora del Centro de Atención Integral a la Mujer (Ciam Cancún), Irma González, rechazó haber ejercido un liderazgo violento al interior de la organización, pero admitió que hubo conflictos con el personal, a raíz de su designación, en 2020.

La situación tensó la relación laboral entre ella y el equipo, al punto de romperse, dejando heridas emocionales que se reabrieron casi tres años después, al anunciarse la participación de González Neri en Fuckup Nights, evento durante el cual se comparten experiencias de “fracaso” que, al final, se traducen en éxitos.

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El pasado tres de noviembre, ex colaboradores y ex colaboradoras del Ciam escribieron en el cartel promocional del evento, subido a redes, que era “incongruente” el haber invitado a una persona que trabaja para prevenir la violencia, pero que, a su juicio, la ejerció contra su propio personal.

En resumen, las y los autores describieron que González Neri –presuntamente– incurrió en acoso laboral, maltrato psicológico y emocional; manipulación, asignación excesiva de tareas para ir cubriendo las renuncias que fueron registrándose ante el descontento del personal; retraso en el pago de salarios, coacción para que renunciaran a sus puestos y presión para aceptar finiquitos menores a los que les correspondían según su contrato y la ley, lo que llevó a algunas personas a recurrir a la Junta de Conciliación y Arbitraje.

Sin mayor explicación, los organizadores del evento anunciaron que la participación de la activista se suspendía y bajaron de la red su cartel promocional, por lo cual los comentarios dejaron de ser visibles a partir de ese momento, pero previo a la acción alcanzaron a ser vistos e incluso respaldados por la colectiva “Marea Verde”.

Rechaza haber ejercido violencia

En entrevista con EstamosAquí.mx, Irma González, indicó que no vio ningún mensaje en su cartel promocional, porque quizá “me tengan bloqueada”; dijo que desconocía a las o los autores, pues se enteró por terceras personas de la existencia de las quejas, y que tanto ella, como los organizadores, consideraron que no era oportuno mantener su participación en el evento.

Negó, enfáticamente, que hubiese tenido conductas violentas con el personal: “De mi parte…no”, sostuvo y aclaró que no sobrecargó al equipo, pues varios tenían otros trabajos paralelos, lo que pudo haberlos agotado.

La activista también rechazó que les hubiese presionado u orillado a renunciar o que hubiese ejercido cualquier tipo de maltrato en su agravio.

“Yo no obligué la renuncia de absolutamente nadie. Te puedo asegurar que las renuncias que yo recibí fueron de dos o tres días antes de la fecha en que decidían irse.

“Incluso sería insultante que la gente me estuviera diciendo que obligo a la gente a renunciar”, expresó.

El caso se dio por resuelto y cerrado

Reconoció que en 2020, cuando fue designada para dirigir el Ciam, se presentaron situaciones que afectaron el ambiente al interior de la organización, mismas que fueron resueltas.

Relató que hubo gente que renunció, incluso un año después, por el atraso en el pago de salarios, debido a la pérdida de una donataria. El asunto se solucionó, “pero ya no se esperaron”.

Algunos ex colaboradores recurrieron a la Junta de Conciliación y Arbitraje, pero en todos los casos –aseguró– “se les pagó sus finiquitos, conforme a derecho”.

“En el Ciam, nosotras no retenemos a nadie, entonces si consideraban que tenían otro espacio de crecimiento por situaciones personales o familiares que mencionaban, pues se les cree que es esa la razón.

“Si había una queja podían acercarse a una autoridad; sin embargo, hasta el momento, en Ciam no tenemos el conocimiento de algún procedimiento abierto. Entonces tanto en el Consejo Directivo, como en Ciam, en Dirección, es un tema culminado”, explicó.

Origen del conflicto

Presente durante la entrevista, la abogada, Araceli Andrade, integrante del Consejo Directivo de la organización, confirmó que este órgano colegiado también había dado por cerrado el asunto, por lo que el resurgimiento de las quejas causó desconcierto y preocupación.

Coincidió en que los conflictos al interior del Ciam surgieron a partir del cambio de directiva, luego de que Paola Olvera Feregrino concluyera su gestión al frente del CIAM, en diciembre de 2019.

Su salida dio paso al proceso de selección que dio pie a la designación de González Neri, quien hasta ese momento se había desempeñado como coordinadora del Área de Gestión, Monitoreo y Evaluación de Proyectos, con amplio reconocimiento.

Olvera Feregrino había recibido la estafeta de la fundadora y directora ejecutiva del CIAM, Lydia Cacho Ribeiro, en el 2012, cuando ésta anunció el cierre del refugio para mujeres, sus hijas e hijos víctimas de violencia extrema, para mutar a un Centro de Educación para la Paz, “Aldea”.

Durante esa nueva etapa, el CIAM conservó presencia, prestigio, con trabajo de campo, gabinete, incidencia, alianzas estratégicas, obtención de financiamiento y el respeto e interlocución con autoridades, organizaciones y la comunidad, sorteando también retos económicos constantespara atender la escalada de violencia en la ciudad.

Andrade Tolama consideró que, probablemente, con el cambio de directiva no se supo entender que, aun cuando la misión y objetivos como organización se mantenían, el liderazgo era diferente y, distinto, el esquema de trabajo y el estilo personal de conducir al Ciam.

Transición compleja

La transición interna se fusionó con la pandemia por coronavirus COVID-19, lo cual generó presión personal, laboral y como organización, además de incertidumbre en cuanto al financiamiento.

Pese a la múltiple coyuntura, el Ciam siguió brindando sus servicios en plena contingencia sanitaria, pues la violencia al interior de los hogares creció y las mujeres, hijas e hijos, necesitaban ayuda.

“Fue una transición muy dura; desde que se fue Paola, hasta ahora que se consolidó el Ciam con Irma, fue muy complejo, porque se atravesó la pandemia, la escasez de los recursos, y este descontento porque no quedó la persona que el equipo pensaba que iba a quedar”, manifestó.

A pregunta expresa, negó que ese proceso de selección hubiese sido cuestionado por algún integrante del Consejo o que su nombramiento fuese objetado, y aclaró que lo que sí ocurrió es que hubo votos en contra de su designación, mas no los suficientes.

“El proceso fue completamente abierto y ¡cómo nos costó! Porque los perfiles eran muy buenos. Y precisamente al tener la certeza de que Irma quedó por un proceso transparente y honesto, lo que nos queda es apuntalarla y apoyarla, porque recibió un Ciam con una transición que no fue facil. El ambiente no era cordial”, señaló.

El papel del Consejo Directivo

El Ciam cuenta con un Consejo Directivo, conformado por un grupo multidisciplinario de ciudadanas y ciudadanos con amplia y reconocida trayectoria, prestigio, expertisse y respeto dentro de la comunidad.

Sus nombres, en la actualidad, no son públicos, bajo la consideración de que se trata de una “organización privada” que, a decir de González Neri, no cuenta con financiamiento público.

Es un órgano de maxima jerarquia, que precisamente revisa el cumplimiento de la misión, objetivos y visión de la organización, lo que incluye evaluar la conducción de la Dirección.

Sus integrantes no reciben remuneración por el tiempo, trabajo y conocimiento que aportan a la organización y, como en cualquier grupo de trabajo, hay figuras más activas o participativas que otras.

Para algunos de los ex colaboradores y colaboradoras del CIAM, el Consejo ha sido un órgano “ausente”, “tibio”, que consideran les dio la espalda al desoirlos, cuando denunciaban las presuntas violencias al interior. Otros, lo atribuyen a que algunos de sus miembros han sido presuntamente “manipulados” por la activista.

En un intento por hacerse escuchar y, a manera de evidencia, entregaron en el pasado un video a una de las personas que integran el Consejo, con testimonios que explicaban la situación que enfrentaban, para que fuese presentado al órgano colegiado.

Al respecto, Aracely Andrade dijo desconocer la existencia de ese material videograbado, pues no se presentó en alguna de las reuniones del Consejo a la que ella hubiese asistido, pero tampoco tuvo conocimiento de que se exhibiera en su ausencia.

“La problemática la conocemos, no lo estamos desconociendo. Fue precisamente a raíz de que no quedaron contentas con esta nueva directiva o que incluso no fueron favorecidas o favorecidos con ser la o el director, que ya fue un clima de romperse, hasta volverse un clima incluso hostil con la propia Irma.

“Afortunadamente en el Consejo tenemos las dos versiones y hay una realidad: Irma sigue aquí y las otras personas, no”, remarcó.

Bajo evaluación constante

La abogada subrayó que el desempeño de González Neri ha sido evaluado, no solo por el propio Consejo, sino por los financiadores, a través de una serie de reportes, protocolos y resultados, con altos estándares de exigencia.

“Si Irma fuera una persona violenta, no tendría sentido encubrir a una persona violenta, ¿cómo para qué?”, cuestionó.

Se le mencionó el diagnóstico realizado por Loyal People Consulting, aplicado al personal y a la propia directora, en 2021, para medir el clima laboral al interior del Ciam, y cómo una persona que colaboró con la organización, refirió que en las conclusiones se ubicaba a González Neri como uno de los detonantes de la problemática interna.

Tanto Andrade Tolama como la directora, confirmaron que se han elaborado evaluaciones de ese tipo, pero aclararon que ninguno ha arrojado tal resultado.

“Sí, han hecho analisis del clima laboral, por supuesto, pero que dijera que el problema es la cabeza, en absoluto. Y el consultor tuvo la reunión directamente con el Consejo Directivo”, atajó González Neri.

Directora también fue agredida

La abogada expuso que en la historia hay dos versiones y que el Ciam y el Consejo se condujeron con discreción respecto a la problemática interna que se presentó, para no afectar la imagen de las personas colaboradoras que tuvieron discrepancias con la directora, pero que también cometieron actos en contra de González Neri y de la organización.

Reiteró que la animadversión ocasionada por el nombramiento de Irma, la hizo objeto de agresiones por parte del equipo, durante la transición, lo cual derivó en el levantamiento de un acta administrativa en marzo del 2020.

Andrade Tolama enlistó una serie de sucesos que, aclaró, no desean hacer públicos, pero que ejemplifican el clima complejo que se vivió y la hostilidad con la que tuvo que lidiar González Neri.

Ciam, en su mejor momento

A toro pasado, Irma González pidió que el caso sea visto y manejado con imparcialidad, tomando en cuenta los resultados actuales que dan cuenta de que el Ciam “está en su mejor momento”, lo cual no sería posible si hubiese un liderazgo violento o un clima laboral tóxico.

“Nosotras en este momento estamos muy enfocadas a nuestro nuevo Plan Estratégico. Hay muchas cosas que están sucediendo. Por primera vez en el Ciam estamos cerca de culminar el año con un aproximado de 5 mil personas atendidas. Esto supera cualquier número histórico del Ciam.

“Tenemos en este momento un promedio de 3 mil estudiantes atendidos en las escuelas preparatorias; por primera vez estamos otorgando también becas educativas a comunidades mayas, a 20 jóvenes, y esto es un pilotaje; 20 jóvenes que tienen algún tipo de dificultad económica y elegimos a quienes tienen mayor riesgo de desertar en la escuela”, resaltó.

Se cuenta con un voluntariado que suma 80 personas al año; un equipo en constante capacitación con nuevas especialidades que se acomodan perfectamente al modelo de Educación para la Paz, así como programas y proyectos, como el desarrollado en comunidades mayas o los nuevos talleres de Arte-Terapia para mujeres jóvenes y adultas.

“Hay nuevas alianzas nacionales e internacionales, con otras organizaciones y financiadores. Hay comunicación directa con todo el equipo.

“Entonces yo puedo con total seguridad decirte que en este momento el clima laboral es positivo”, sostuvo González Neri.

Se le planteó entonces si cabría pensar que todo el conflicto que se suscitó en el pasado y sigue rondando al Ciam, tiene que ver con un momento puntual en el que se conjugaron el cambio de directiva, la pandemia, la presión económica, la incertidumbre y el estrés del equipo, que no se supo gestionar y que pudo hacerla estallar en algún instante, lo que no significa que ella sea en sí misma una persona que ejerce violencia.

Reiteró que ella no incurrió en maltrato emocional, psicológico o laboral; sostuvo que su trabajo refleja los avances de la organización que tomó hace casi tres años, con la convicción de cumplir la responsabilidad con las usuarias y la comunidad; aseguró que ha buscado conducirse con empatía –antes y ahora– que es sujeta a evaluación y que sigue capacitándose en resolución de conflictos.

Aracely Andrade agregó que, de lo aprendido, han buscado elaborar mecanismos que eviten la repitición de probables fricciones; se han revisado protocolos y manuales para actualizarlos o crear nuevos.

González Neri añadió que se ha buscado aumentar la interacción del Consejo con el personal, sin la presencia de ella, para que el equipo pueda exponer sus inquietudes con libertad.

El año pasado se confeccionó el manual del Consejo Directivo, que contempla la presentación de sugerencias o recomendaciones para fortalecer a la organización.

No hubo una sola disculpa

Andrade Tolama agregó que les “lastima y desconcierta” que se haya tenido que suspender la presentación de la activista, por los “ataques” provenientes de personas que quizá no han sanado un tema que pertenece al pasado.

“Pienso más que es una actitud personal, un tema no trabajado o no cerrado emocionalmente, que al Ciam ya no le compete”, dijo.

La resolución pacífica de conflictos es uno de los principios básicos que el Ciam enseña y promueve en su Centro de Educación para la Paz.

A Andrade Tolama se le preguntó si, en algún momento, atendiendo a ese principio, el Consejo o la directora pidieron una disculpa a las personas que se asumieron víctimas de algún tipo de violencia por la propia organización o por González Neri, para que además del cierre laboral y jurídico, hubiese un cierre emocional. Respondió que no, pero que lo llevaría el órgano colegiado para considerarlo.

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