Opiniones

El Ballet ¿de Ucrania? en Mérida

Dice una canción mexicana: Pero si Yo/ ya lo sabía/ que todo esto pasaría/ cómo diablos fui caer…/

Ni mas ni menos que eso me sucedió, porque yo había decido no ir a ver el ballet de Ucrania, por la experiencia con anteriores compañías balletísticas que dicen ser, de tal o cual lugar de Rusia, y no lo son, y traen cualquier tipo de bailarines reunidos, de quién sabe dónde. Se dio el caso de una compañía que decía ser rusa, y todos los integrantes eran de Guadalajara, menos, las primeras figuras.

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En este momento de sentimentalismo hacía Ucrania, hay empresarios aprovechados que utilizan esa realidad para vendernos productos, como el caso que reseñamos.

El Ballet de Ucrania que se presentó en Mérida, es un grupo de bailarines de distintas estaturas, peso corporal, sin empeines ni rotación en los pies, que bailaron, en el “Daniel Ayala Pérez”, que estuvo lleno en su totalidad.

El  público, con toda seguridad, percibió que estaba ante una agrupación de bajo nivel, y no aplaudió nada, sino hasta el final de algunas danzas. Y en el intermedio las palmas casi no se dejaron escuchar.

El lago de los Cisnes, de Ucrania, estrictamente era una suite del famoso ballet de Chaikovsky y Petipá.

Cada acto fue recortado, dejando sin ver el exquisito discurso de las escenas actuadas.

Una vez más señalaré que ahora resulta imposible hablar los interpretes de las obras, por la costumbre de no dar programas de mano.

A todos los protagónicos les hizo falta carácter, estilo, profundidad interpretativa y nivel físico para afrontar, por ejemplo, a Odette, a Sigfrido, al Bufón y las Joyas. Al único que le podríamos reconocer un trabajo muy bien logrado, es al Baron de Rothbrt, el hechicero, quien lució buenos saltos, elegantes giros, musicalidad y al que no se le pudo ver cara, por la tenue de la iluminación.

¿Quién fue Odette? ¿Quién hizo el papel de Sigfrido? Vaya usted a saber, pero han de ser verdaderos desconocidos o bailarines ya en retiro.

En Mérida se han presentando compañías profesionales rusas y en ellas la calidad es notable, comenzando por la escenografía, el vestuario, el maquillaje y la iluminación.

Debería de buscarse la manera de saber previamente el nivel de las compañías, porque venden gato por liebre, y cobran la entrada,  al precio de una compañía de gran altura.

Es importante haber ido, para dejar testimonio de un engaño más, al publico meridano.

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