Entre las heroínas que participaron en la lucha de Independencia, como Leona vicario, Josefa Ortiz de Domínguez y otras más, siempre hubo una especie de conspiración hacia cierta fémina que tuvo una gran relevancia del lado insurgente y me atrevería a decir que incluso mayor relevancia, pero que jamás es nombrada en los textos o libros de la historia patria: María Ignacia Rodríguez Velazco, mejor conocida como “La Güera Rodríguez”. De cuna aristocrática, apoyó la causa de la Independencia económicamente. Los curas la acusaron de herejía por su abierta manera de activismo y ser amiga del Cura Hidalgo.
El Santo Oficio la juzgó por lo anterior y por adulterio. Debido a su belleza deslumbrante y a su carácter. Fue miembro, además, de la aristocracia mexicana. Mujer libérrima y precoz, a los 16 años tuvo una relación con Humbolt. Se casó con un militar. Tuvo 4 hijos. Este hombre la golpeaba y un intento por asesinarla. El marido la acusó de adulterio. En fin, el matrimonio terminó. La “Güera” se casó con un hombre muy viejo, pero riquísimo, quien murió poco después, heredándole mucho dinero. Después se casó con Manuel Elizalde, con quien vivió hasta su muerte. Sostuvo una relación amorosa con Agustín de Iturbide, convenciéndolo para convertirse en quien termine con aquella larga guerra y así convirtiéndolo en libertador de México, junto con Vicente Guerrero. Durante la entrada del ejército libertador a México, desvió el desfile del Ejercito Trigarante para pasar enfrente de la casa de la “Güera Rodríguez”.
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Ha sido hecha a un lado por los historiadores por su personalidad y vida personal tan liberal, sin tomar en cuenta la valentía y los obstáculos que enfrentó para la causa de libertad de México. Incluso proporcionó furtivamente armas a los insurgentes. Se percibe que tal olvido es por consigna de las ideologías reaccionarias y por sus amoríos con hombres notoriamente revolucionarios, como El Libertador Simón Bolívar, Ignacio Allende y otros prominentes partidarios de la lucha, arriesgando ella su vida y su libertad. El nombre de Maria Ignacia Rodríguez Velasco, “La Güera Rodríguez”, debería estar escrito con letras de oro en la Cámara de Diputados.
