Cultura

De sirenas y aguas agitadas

Permítaseme evocar las palabras con las que inicié la crónica del estreno de esta misma obra, en junio de 2018, en Teatro Casa “Tanicho”. “El agua es fuente y origen de la vida, los seres vivos se inician en el agua, la vida sale del mar para poblar la tierra. Los seres acuáticos, producen una fascinación especial sobre el género humano, las criaturas más fantásticas nos vienen del mar. Dentro de la genial variedad de seres creados por la fantasía del hombre, en el seno del mar, destacan por su encanto las mitológicas sirenas, de belleza engañadora, pero de peligrosidad proverbial; las sirenas nos encantan con su canto, pero éste es la perdición del hombre”. Ha resultado por demás interesante volver a ver la puesta de “Sirenas sin Escena”, poder enfrentar la dramaturgia de Lupita López consigo misma, apreciar cómo una obra madura y evoluciona con el paso de unos pocos años, cinco para ser exactos. Ver como la obra conserva su esencia, su mensaje, pero también cómo se presentan ligeras variantes que, lejos de bajar la calidad, la acrecientan.

La obra es un conjunto de tragedias que, aparentemente son aisladas, pero que, al llegar la conclusión de la trama, se acomodan, cada una, en el sitio exacto que le corresponde y, todas juntas, nos presentan un amplio y espléndido mural de gran colorido. Cada historia se va narrando vívidamente, nos conmueve por su profundo sentido humano y, finalmente, resulta que, son tan sólo eslabones de una misma cadena de sucesos que, a fin de cuentas, son una historia común de todos los personajes. Los personajes los ha concebido Lupita, cada uno, como la síntesis de una cualidad, de un símbolo preciso. La puesta está enriquecida con escenas de conjunto de todo el elenco, en las que una simbólica coreografía es el vehículo para llevar el profundo mensaje. Esta nueva puesta de “Sirenas sin Escena”, en el teatro “La Camarita”, no desmerece junto a la que le sirve como antecedente, antes bien, la enriquece.

rel="nofollow"

Una diferencia esencial que encontramos en esta puesta, es que, la primera tuvo un elenco lleno de figurones del teatro local, y ésta reboza de juventud en su reparto. Razón demás para darle una calificación totalmente aprobatoria. Resaltamos también que, La Camarita está desarrollando una excelente labor de impulso al teatro de nuestra ciudad. Sostener un teatro en un local adaptado a las necesidades escénicas es un mérito mayor y muy plausible. La firme voluntad de Lupita Sagredo merece, como lo tiene, todo nuestro apoyo. Le damos, desde luego, fuerte aplauso de pie, y le deseamos que, haya Camarita para muchos años.

Hay una gran tragedia que sirve como eje central de la trama. Catalina, Lupita Sagredo, es una mujer madura, vive en un duelo permanente por la muerte de su hija, a quien desea ver tan sólo una vez más. Silvia, Azul Alonso, es la hija fallecida, la fuerza del deseo de su madre le permite volver para sostener un breve encuentro con ella. María, Nefertari Zapata, la mejor amiga de Catalina, está esperando un hijo, y éste es una luz de esperanza en el alma de la doliente mujer. Armando, Tony Baeza, es el esposo de Silvia, sufre terriblemente por la muerte de su esposa y su hijo por una negligencia, pero su dolor se acalla por dinero. Mario, Alberto Torres, es un político a la vieja usanza del sistema corrupto, es responsable de la muerte de Silvia y su hijo. Chucho, Carlos Medina, es el típico personaje incidental, cuya intervención completa el sentido de las escenas. La Sirena, Marisol Anahí Rendón, es un personaje simbólico y central de la obra. Muy lucido personaje.

Silvia y Armando esperan con gran alegría el nacimiento de su hijo; una negligencia en la atención de Silvia desencadena la tragedia, madre e hijo mueren. Sobre esta profunda tragedia se van bordando todas las demás historias. El dolor de Catalina. El remordimiento de Armando que es acallado por el dinero. La carga de culpa de Mario. La escena más profunda y conmovedora es el encuentro entre Catalina y Silvia, que dialogan suavemente. Las escenas coreográficas son muy ricas y en ellas campea siempre un mensaje toral: LA VIDA, SIEMPRE ESTÁ EN EL AGUA.

La dirección y la dramaturgia corren a cargo de Lupita López. La obra cuenta con el valioso apoyo de un video que es de la autoría de Nicolás Alonso, el cual también es quien diseñó la imagen de la puesta. Valioso el apoyo técnico de Miguel Flota. La puesta es una producción de Teatro la Camarita.

Después de terminada la puesta, la psicóloga Luz Elena Cáceres Solís, abrió una rica sesión de retroalimentación con el público, que materialmente abarrotó la sala.

Sirenas sin Escena es una buena puesta que vale la pena ver. Todavía quedan funciones pendientes en La Camarita. ¡Vayan a verla!

Qué buen teatro se hace en Yucatán, sin el apoyo necesario.

Deja un comentario

Botón volver arriba
error: Contenido protegido !!