Margarita, una mujer de más de 60 años, —cada uno de ellos vivido en esta costa— bajó de un taxi que se estacionó frente al que hasta hace una semana era su lugar de trabajo. Se paró de frente al condominio ubicado en Punta Diamante y miró hacia arriba, hasta donde le permitía la vista.
“Ahí donde se asoma esa mesa al balcón, yo trabajaba”, relató. Es la primera vez que se asoma a la zona de trabajo de muchos acapulqueños. Margarita vino a buscar a su “patrón” porque no sabe qué ocurrirá en los próximos días, pero expresó que debe saber qué pasará con el trabajo porque en otra colonia, en el otro extremo de Acapulco, su casa está destruida.
De entre los testimonios recogidos por SinEmbargo hay una coincidencia: nunca se había vivido algo similar
Margarita confesó que ninguna otra tormenta fue parecida a “Otis”, que fue más de viento que de agua. Ella y su familia lograron resguardarse en un “bañito”, pero cuando todo empezó a volar se resguardaron con el vecino
En la Zona Diamante empezaron ya las tareas de limpieza con grupos de más de 20 jóvenes, hombres y mujeres que fueron contratados por el Gobierno federal para empezar a remover escombros y para empezar a cortar en pedazos pequeños los árboles gigantes que fueron arrancados de raíz.
Antonio García es líder de un grupo de brigada, que está conformado principalmente por hombres, una mujer y hasta jóvenes de 14 años y menores, como el caso de Kevin que llegó a la zona porque su tío le dijo que así podrían hacerse de un poco de dinero. Nuevamente, todos coinciden en que nunca habían visto un desastre como el que provocó “Otis”.
En los últimos cinco días, mencionó, alrededor de 10 cédulas como ésta se han dedicado a quitar basura, ramas, colchones, sillas y demás objetos que fueron arrancados de las habitaciones por los vientos del huracán. Desde las ocho de la mañana hasta las dos o tres de la tarde, a cambio de comida, agua y a veces —cuando es solicitado por los habitantes explícitamente— un apoyo económico simbólico.
En la Glorieta de Puerto Marqués, abajo del Bulevar Escénica, hay una planta potabilizadora de la Secretaría de Marina (Semar) donde se forman decenas de personas cargando garrafones vacíos, mientras bajo el sol esperan a que toque su turno para poder abastecerse de agua limpia para saneamiento, ya que las fuentes del líquido están contaminadas.
Las largas filas se repiten afuera de una sucursal de Banjército, donde elementos de las Fuerzas Armadas resguardan las instalaciones mientras personas esperan para poder pasar al cajero, después de que el Gobierno federal anunció que implementaría el llamado “Plan Billetes” para que busca que los damnificados tengan acceso a dinero por medio de retiros a tarjetas bancarias en un momento en que todas las sucursales bancarias locales han colapsado.
Aunado a esto se suma la incertidumbre ya que las conexiones aún no son suficientes.
Margarita, a modo de suave queja sostuvo que todos saben cómo está Acapulco menos los de Acapulco. Dijo que iría en búsqueda de señal aunque sin crédito no sabía cómo se podría conectar para leer noticias sobre muertos y desaparecidos, aunque asegura que “son muchos” por la fuerza de “Otis”.
Por SinEmbargo