Cultura

God save the king

La llegada de un presidente de la república suponía trastocar y movilizar a toda la ciudad, los preparativos comenzaban para los gobernadores en turno, hacer toda una escenografía desde el aeropuerto a la avenida aviación, en la cual, por aquel entonces, había una o dos casitas de indigentes, mismas que eran pintadas y arregladas por macetas hermosas, el resto de la avenida, a ambos lados de la misma, era monte. Y aunque les parecerá mentira a los actuales ciudadanos, se colocaban a lo largo palmeras y flores de plástico para que mirara el SEÑOR que venía precedido por elementos del hoy, gracias a Dios, desaparecido Estado mayor presidencial, unos guachotes enguayaberados y otros con gala militar. Al penetrar la caravana en la ciudad y casas, pero con una asistencia del pueblo para recibir al todo poderoso. Ningún rey, emperador o monarca de cualquier país del mundo gozaba de las prerrogativas de los presidentes de México omnipresentes y despilfarradores con un increíble resultado de miles de millones pesos en sus caprichos, así esos fueran extravagantes, ni el rey de Inglaterra ni el Papa eran tan ostentosos. Un verdadero sácrata en un lugar donde el hombre era una república federal laica. Duelos de vidas y haciendas en ese pobre país. Al llegar el SEÑOR ya a la Plaza Grande, en donde lo esperaban miles de campesinos acarreados sonando sus matracas. El SEÑOR caminaba adelante, mientras los miembros del estado mayor, a empujones, bofetadas y codazos.

Aquel día acudió la comitiva a un mitin en un pueblo del interior del estado, y a las ruinas de Chichen Itzá, donde el pueblo, dejando la soldadeza a varias mayitas descalabradas para abrirle paso casi con alfombra roja al señor, al término de la visita, el emperador de México subió al autobús presidencial, mientras estos energúmenos proseguían fumando y maltratando a la gente. Por entonces, el gobernador de Yucatán era un maya auténtico, tanto en apellidos como morfológicamente, que gracias a su inteligencia se superó hasta llegar al puesto más alto del estado, mismo que al intentar subir a la carroza, el más déspota de los dirigentes del mundo, dueño de un país de agachados, fue detenido bruscamente y tomado de las solapas por varios guaches del estado mayor, zamarreándolos y empujándolos hasta que el gobernador de YUACATÁN CAYÓ DE GOLPE, mismo que repetía: “¡Yo soy el gobernador de Yucatán! ¡Yo soy el gobernador de Yucatán!” A lo que estos salvajes respondían sarcásticamente: “Y yo soy super man, indio de mierda”, y así el camión en que viajaba el SEÑOR lo alejó, dejando parado y humillado al gobernador de Yucatán, entonces la cosa cambió drásticamente y los lambiscones de su Gabinete lo limpiaban, tratándole igual que al SEÑOR. Tuvo que regresar a Mérida en un taxi destartalado del pueblo.

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*ENTRE LA BUGA, CHANO, EL CHICLES, JUAN GABACHO Y EL SAPODRILO, (QUIEN TENDRÁ MAS HIJAS).

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