En Nueva York la gran parte de residuos reciclables se quedan en la ciudad, mientras que el resto se transporta a los alrededores dejando una gran huella de carbono y liberando metano en el vertedero. Tras años de debate se puso en marcha el Programa Curbside, que busca terminar con las emisiones de gas metano y como primer paso se instalaron contenedores marrones donde las personas deben depositar los restos de comida y de jardín.
Desde inicios de octubre es obligación para los habitantes de Brooklyn utilizar los contenedores marrones localizados al lado de la carretera o en los patios delanteros. En el vecino barrio de Queens, la obligación existe desde hace tiempo. Los otros distritos, Bronx, Manhattan y Staten Island, se sumarán en 2024. El objetivo es cumplir los objetivos climáticos.
Nueva York no sólo quiere acabar con las emisiones de metano de los vertederos, sino también utilizar la energía de este combustible. Para ello, este verano dio luz verde a un proyecto de enorme envergadura, único en Estados Unidos: usar los restos de manzanas y follaje para convertirlas en biometano, producido junto con las aguas residuales en la mayor depuradora de Brooklyn.
Para ello, el contenido de los cubos orgánicos se libera de materias extrañas, como plásticos, en una planta de reciclaje cercana y, tras añadir agua, se transforma en un líquido homogéneo. Según el Departamento de Protección del Medio Ambiente (DEP) de la ciudad, la instalación puede procesar actualmente unas 200 toneladas diarias completando 190.000 litros de un lodo biológico marrón. Éste se lleva a la depuradora, donde se mezcla con los residuos del tratamiento de aguas residuales y se bombea a torres de fermentación. Al cabo de 30 días, el biogas está listo para ser transformado en biometano. De ello se encarga el operador de la red de gas National Grid, que quiere introducir el gas en su red de gasoductos.
Al mismo tiempo, la ciudad planea modernizar sus otras 13 depuradoras que en el futuro utilizarán 100% del biogás que producen y también estarán habilitadas para procesar los lodos orgánicos de biorresiduos y convertirlos en metano.
El Estado de Nueva York tiene previsto reducir para 2030 las emisiones de gases de efecto invernadero en un 40% respecto a los niveles de 1990. La metrópoli ha formulado objetivos sectoriales para este periodo, por ejemplo, las emisiones de los edificios deben reducirse un 40%. Según la administración municipal, son responsables del 70% de las emisiones totales de Nueva York.
Por DW