Cultura

Obituario, la vitalidad de la escena

El poder teatral puede desplegarse incluso en un espacio muy reducido, con movimientos constreñidos, pero no por ello menos enérgicos. Un pequeño escenario percibido en un barroco claroscuro debido a la predominante fuente de luz de una lámpara y una escenografía a base de piezas que pueden ser obstructoras, aunque ello sea parte significativamente simbólica de ese choque de dos personalidades en confrontación, es el reducto íntimo en que se desarrolla la obra teatral Obituario, de Guillermo Schmidhuber de la Mora, montada por la compañía Soñar la Noche, bajo la dirección de Juan Ramón Góngora y presentada en la Videosala del Centro Cultural Olimpo.

            Esa limitación espacial intensifica el conflicto y la dinámica, aportando complejidad a lo representado. El tema evidente es el teatro, aunque como trasfondo resalta la condición humana en su relación interpersonal, creativa, de vejez y renovación y de muerte y vida. Ante los espectadores se establece la vinculación entre el dramaturgo, el actor y el crítico, papeles bien delimitados, pero que en la práctica escénica repercuten unos en otros, se condicionan mutuamente y terminan entrelazando caminos no sólo teatrales sino del propio destino vital.

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            La imbricación del teatro y la vida es representada con el ímpetu de dos actores: Sergio Cámara como Rudolf Gottlieb, dramaturgo consciente de hallarse al final de su carrera, y Gloria Brayero/Gabriel Arroyo como la joven crítica periodística Julia Serpe y el actor Adam Luckmann. Un juego de máscaras y trasvestismos visibles y sugeridos, poses en la vida y en el escenario, correlaciones entre lo que se sufre, se escribe y se representa.

            El teatro se ha vinculado en cuanto a información y crítica al periodismo, que ha contribuido a remarcar su importancia social y artística, y en éste sobresalen los obituarios entre las notas más buscadas y leídas. En esta obra el punto de partida es el hecho de la muerte en vida, con la petición de que el protagonista redacte su nota necrológica aun cuando siga en actividad, porque simbólicamente el obituario no será sólo del dramaturgo, sino también de sus personajes, del hecho dramático, de la crítica…

            En ese entorno de teatro que interpreta lo teatral los dos actores encarnan los conflictos con impulsos emotivos, reflexiones y momentos de humor e ironía. Entre la permanencia y las transformaciones, los actores se desenvuelven en un contrapunto donde Sergio resiste con arrogancia los embates verbales y Gabriel y Gloria hacen gala de cambios actorales y movimientos inesperados.

            El director escénico es un factor que se hace presente en la obra dramatúrgica, en la representación y entre el público, como el dios escondido que mueve la batuta y en la concreción escénica incluso como apuntador, recordando en voz alta algunas frases a los actores –bajo la orden de que no puede haber errores- y haciendo evidente el hecho de que estamos ante una obra teatral y en ella misma.

            Como efecto involuntario de este juego de la memoria en el teatro, como interesado en el fenómeno escénico recordé el libro El ojo teatral, de Schmidhuber, tan lleno de ideas a considerar, y como espectador me desplacé a 1980, hace 43 años, cuando vi actuar a Sergio Cámara en el papel principal de Estación de bandera, de Luis Pérez Sabido, en lo que era el Ágora del Fonapás (hoy Casa de la Cultura), un espacio igualmente reducido y también con un personaje al final de su vida, en la inminencia de la muerte.

            En Obituario el espectador tendrá la oportunidad de vivir sorpresa tras sorpresa en la concentración del tiempo, sintiendo despuntar la conciencia de lo que se crea y lo que se actúa, así como del efecto constructivo y destructivo de nuestras acciones y nuestras ficciones. Teatro que es vida y que lleva a encarnar a los personajes ficticios con consecuencias contradictorias.

            En la obra también participan como alegóricas danzantes Ariadna Loeza y Abril Gamboa, quienes tuvieron además un papel importante en el apoyo en dirección y cuestiones técnicas junto con Paula Koot.

            Obituario tendrá una última función este sábado 30 de septiembre, a las 8 p.m. en el mismo recinto. Los boletos pueden adquirirse antes de la función o al teléfono 9992 16 91 08.

Jorge Cortés Ancona

Licenciado en Derecho, con Maestría en Cultura y Literatura Contemporáneas de Hispanoamérica. Es egresado del Doctorado en Literatura de la Universidad de Sevilla con una tesis sobre teatro y boxeo, y cuenta con un DEA (equivalente de maestría) de la misma institución. Ha impartido clases y cursos en diversas instituciones educativas y culturales sobre literatura e historia de las artes visuales. Ha escrito numerosos artículos y entrevistas sobre temas culturales y figura en varias antologías de poesía.

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