La relectura de revistas antiguas siempre arroja datos interesantes. Es además satisfactoria si se acompaña con un espresso doble, servido en tazas de porcelana china, de las dinastías de Shang y Zhou (no pierdo la esperanza de beber un espresso en una de ellas, algún día). Encontré (ese es el término preciso) entre mis revistas, libros y papeles “viejos”, los primeros diez números de la revista “Letras Libres”, aparecida en enero de 1999, el año próximo cumplirá 25 años de actividad literaria y cultural. Dice su director, el historiador Enrique Krauze, en el número inaugural: “Una revista es una conversación con el lector, una conversación para pensar la realidad” e Invitó: “Siéntese pues, querido lector, a conversar con nosotros. El trecho es largo y las letras libres”. Otra importante revista cultural es “Nexos”, dirigida por otro historiador y novelista, Héctor Aguilar Camín, que registra 46 años de aparición pública y lleva publicados 549 números. Su director fundador fue el historiador Enrique Florescano, fallecido el pasado marzo (1937-2023).
“Presidentes millonarios”
En el número 3 de “Letras Libres” (marzo de 1999) hallé un dato interesante, en la reseña del libro “Pancho Villa” de Friedrich Katz, escrita por el historiador norteamericano, John Womack Jr, “Villa y Katz, historias paralelas”, es una referencia al General Álvaro Obregón:
-“ El general que salió de los campos de batalla en 1915 para convertirse en presidente en 1920, y a quien se acusaba de amparar bolcheviques en su gobierno, se había vuelto millonario al acaparar desde 1917 el mercado del garbanzo”.
El otro apunte se encuentra en Jesús Silva Herzog, en “Opiniones heterodoxas sobre la Revolución mexicana”, en la “Colección Cuadernos Americanos 1, Jesús Silva Herzog, Comprensión y crítica de la historia”, y se trata del General Abelardo L. Rodríguez:
– “En México, a medida que la burguesía se fue fortaleciendo y mezclándose algunos de sus miembros con los hombres de los gobiernos revolucionarios y posrevolucionarios, comenzó a influir en la dirección de los negocios públicos, minorando en ocasiones y a veces neutralizando la acción renovadora. Ya en el primer lustro de los treinta tuvimos un presidente millonario: el General Abelardo L. Rodríguez”.
El general Obregón se desempeñó como presidente de México desde el 1 de diciembre de 1920 hasta el 30 de septiembre de 1924, fue elegido nuevamente en 1928 para el periodo que terminaría en 1934 y asesinado el 17 de julio de 1928, por José de León Toral, un cristero mexicano, en el restaurante “La Bombilla”, en el barrio de San Ángel de la Ciudad de México. Toral fue ejecutado en la Penitenciaría de Lecumberri, en febrero de 1929. Abelardo L. Rodríguez fue militar, empresario y político mexicano, presidente de la República del 4 de septiembre de 1932 al 30 de noviembre de 1934, sustituyendo a Pascual Ortiz Rubio, quien renunció a dicho cargo. Creó el Banco Hipotecario y de Obras Públicas, antecedente del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, la Nacional Financiera, y la Compañía Petróleos de México, antecesor de Pemex, e inauguró en septiembre de 1934 el Palacio de Bellas Artes. Luego, Rodríguez fue gobernador de Sonora, de 1943 a 1948. Apunta Wikipedia que “en 1940 se había convertido en uno de los empresarios prósperos de México”. Falleció el 13 de febrero de 1967.
Es probable que haya otros “presidentes millonarios”; no he encontrado información categórica de alguno de ellos. La maledicencia pública señala a varios de los periodos recientes emanados de la hegemonía del PRI. Es posible que así sea, afirmarlo está más allá de las atribuciones periodísticas del redactor de esta columna. En 1984, el diario español “El País” informó que el columnista norteamericano Jack Anderson había publicado, citando “fuentes de los servicios de inteligencia de Estados Unidos”, que el presidente Miguel de la Madrid “puede haber reunido unos 162 millones de dólares desde que ocupa la jefatura de Estado”, cantidad “discreta” comparada con la “obtenida por José López Portillo, calculada entre 1,000 y 3,000 millones de dólares”; el jefe de prensa del gobierno de México dijo que el texto de Anderson era “inexacto y tendencioso”.
AMLO
El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, siempre ha presumido de vivir en austeridad. Es popular su dicho que en su cartera lleva doscientos pesos, y un “billete de 2 dólares, de buena suerte”. En una nota de prensa: “El 4 de enero de 2019, a solo un mes de haber asumido el cargo e presidente de México, reiteró que se mantenía fiel a su estilo de vida, el cual ha sido siempre austero, razón por la que puede llevar solo 200 pesos en la cartera”. Alardeó: “No tengo tarjeta de crédito, no tengo cuenta de cheques, nunca he tenido, nunca me ha interesado el dinero” (ver “El día que AMLO presumió su cartera con solo 200 pesos y retó a investigar su patrimonio”, Infobae, 11 octubre 2022).
Sin embargo, él vive en Palacio Nacional, y hasta donde se sabe -y salvo prueba en contrario-, todos sus gastos personales y familiares, corren a cuenta del gobierno federal, con recursos públicos presupuestales, además de los que corresponden al ejercicio de sus funciones gubernamentales: alimentación, vestido, calzado, antojitos, servicios médicos, teléfonos, internet, choferes, servicio doméstico, gasolina, servicios de energía eléctrica y de agua, seguridad personal, de vez en vez, sus tamales de chipilín, y demás indispensables para el jefe de gobierno y de Estado.
En diversos reportes periodísticos, con motivo de la presentación del “Paquete Económico 2024”, presentado ante el Congreso de la Unión, por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, se revela lo siguiente:
A). “De acuerdo con el presupuesto de egresos de la federación para el ejercicio discal 2024, el presidente de la República tiene proyectado ganar 186 mil 093 pesos brutos mensuales, actualmente goza de un sueldo mensual de 174 mil 026 pesos, es decir, en sueldo bruto recibirá 12 mil 067 pesos más”. Otros ingresos oficiales: “Prima quincenal (por antigüedad), 235 pesos”; “Ayuda para despensa, 1 mil 215 pesos”; y “Seguro colectivo de retiro, 35 pesos”. La información adiciona: “Otros beneficios que tiene AMLO son un presupuesto anual para alimentos y viáticos, a través de la Oficina de la Presidencia” (ver “Sueldo de AMLO subirá en su último año de gobierno: ¿cuánto ganará el presidente?”, Miguel Flores, Infobae, 9 septiembre 2023).
B). “El presidente pidió un incremento de 12 mil pesos a su sueldo como titular del Ejecutivo federal, para el último año de su gobierno. Al año, el presidente recibiría 2 millones 213 mil 616 pesos”, en concepto de sueldos. Y que se le “descontarían 56 mil 662 pesos de impuesto sobre la renta” (ver “AMLO pide aumento de 12 mil pesos a su sueldo para su último año”, Katya Briseño, “MiBolsillo México”, 12 septiembre 2023).
C). “Se estima que para 2024 el presidente recibirá un aumento de 6.9% en su salario bruto mensual en comparación con su percepción del presente año” (ver “Para 2024, AMLO recibirá un aumento de 6.9% en su salario bruto”, Alberto Morales, “El Universal”, 8 septiembre 2023).
La situación patrimonial del presidente López Obrador en 2023 reportó:
a). Ingreso proveniente del programa federal “Pensión para Adultos Mayores”, un ingreso “extra anual” de 19 mil 310 pesos;
b). Recibió por su salario un ingreso anual de 1 millón 697 mil 0811 pesos;
c). Que “no es propietario de bienes inmuebles, vehículos, joyas ni obras de arte y sus percepciones sólo consisten en dos ingresos: su sueldo como titular del Ejecutivo federal y la Pensión para Adultos Mayores”;
d). “No declaró percepciones por concepto de regalías de los libros que ha publicado, cuyas ganancias podrían ser de 3 millones de pesos, según lo estimado por el propio mandatario”;
e). Que “tiene dos cuentas de nómina y una cuenta de ahorro” (ver “AMLO presenta su declaración patrimonial; reporta que ya cobra pensión del Bienestar”, Guadalupe Fuentes López, “Sin Embargo”, 27 mayo 2023).
¿Jubilación?
Lo ha dicho y redicho. López Obrador: “En septiembre de 2024 -si llego, si lo permite el Creador-, me jubilo y no vuelvo a participar en nada”. Otro: “Yo ya termino, cierro mi ciclo y me retiro, ya me jubilo”. Asegura: “Me jubilo como cualquier trabajador en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (Issste), por haber trabajado en el Instituto Nacional Indigenista, como jefe de Gobierno del Distrito Federal y como presidente”. Un alto exfuncionario de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros, Mario Di Costanzo, pone en tela de juicio, la dicha jubilación: “Los años de cotización del tabasqueño no le alcanzan para recibir una pensión de 25 mil pesos, como él lo aseguro”, ya que la ley exige “25 años de cotización” (ver “¿AMLO podrá jubilarse al terminar su cargo como presidente?”, “Nación 321”, 1 junio 2022). Uno más: “En septiembre del año próximo entrego la banda presidencial y me retiro. Ya voy a jubilarme políticamente”. Y la encima: “No aceptaré ni siquiera invitaciones a conferencias, no voy a visitar universidades, no voy a asistir a ningún acto público, políticos, o de amigos, yo concluyo mi ciclo a finales de septiembre de 2024”, y que se dedicará a escribir: “El pensamiento conservador en México” es el libro que planea publicar, “tres años después de que concluya su mandato”. Sus actividades, luego de la presidencia: “Cuidar su salud, caminar, hacer ejercicio, cuidar los árboles, gozar del canto de los pájaros y escribir como disciplina”.
¿Presidente millonario?
No se sabe si al retirarse de la función pública, el presidente Andrés Manuel López Obrador, se sumaría o no a la lista de los generales Álvaro Obregón y Abelardo L. Rodríguez. Si al final, sería un presidente millonario. Sus partidarios confían en que será fiel, hasta el final, a su “principio” de “no robar”, y sus adversarios no lo han objetado. Es un asunto que ocasionaría una devastadora discusión pública, perjudicial y desastrosa, en su caso, para su denominada “cuarta transformación”. En política mexicana, nada es imposible. Ya se sabrá, tarde o temprano.
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Al final…
Es lamentable, para muchos mexicanos, el final de esta 4T -prácticamente todo el periodo gubernamental, desde el 1 de diciembre de 2018. Fue decepcionante y frustrante. Una impresión dominante es que se desperdició el amplio, innegable respaldo popular obtenido en las urnas. Los resultados de la denominada “cuarta transformación”, son cuestionables. Fue otra oportunidad perdida. La campaña político-electoral, iniciada desde 2005, se extendió, interminable, hasta nuestros días. La acción de gobierno se desvaneció, se extravió en discursos de descalificaciones, ofensas, diatribas, denuestos, improperios, otras veces adornado de jocosidades, ocurrencias, banalidades. No se vislumbra, en el futuro inmediato, otra personalidad política con tanto poder popular. El jefe de gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador, se resistió en comportarse como un jefe del Estado. Pudo haber sido un gobierno ejemplar. Lástima, no fue así. Es Inexplicable.