Hasta la primera mitad del siglo XX, las hijas vestían como sus madres. Las nueva década de los sesenta instigó a los jóvenes a liberarse y huir de la ideología burguesa. Época de agitación social con cambios trascendentales que alcanzaron por primera vez a la mujer, que al mismo tiempo veía cómo su falda se acortaba, con el nacimiento de la moda en minifalda de 15 cm, se incorporaba al mundo laboral y al invento de la píldora anticonceptiva. Símbolo máximo de su liberación.
Todo comenzó en la revolución cultural de Inglaterra, con bandas de los Rolling Stones y The Beatles. Ídolos de una nueva generación que demandaba otra forma de vestir acorde con sus ideales. Por entonces. La joven Mary Quant abrió su boutique, centro de la nueva ola en la que vendía sus propios diseños. Inspirada en sus tiempos de estudiante, cuyo uniforme era una galeota de tablas que sentaba bien a las chicas, a las incómodas y antiguas prendas tradicionales. Entonces, con estas faldas, medias negras y calcetines blancos, creo la primera minifalda en 1964.
En México, la moda de minifaldas se impuso de forma más despacio que en Europa, donde hasta los más conservadores diseñadores se adaptaron a ella. Las primeras versiones de la mini se veían solamente en el cine y en la televisión. Lo que ayudó a la sociedad a irse acostumbrando a tan atrevida prenda. La clase alta fue la primera que se atrevió a crear un modelo de novia con falda corta.
La consagración definitiva en la moda hispanoamericana llegó de la mano de la cantante Massiel (Rosas en el mar). Aunque la historia de la minifalda ha tenido sus altas y sus bajas. Es una prenda que se ha convertido en un clásico en el armario de la vestimenta femenina, cuyo espíritu rebelde aún permanece. Representa como ninguna otra la liberación femenina. Como dijo Mary Quant: “Las mujeres queremos ser lo que somos”. Y la minifalda es un símbolo que lo hace posible. La historia de la minifalda marca un antes y un después nos solo en la moda. Aunque esta atrevida invención en su origen causó escándalo en los caballeros y la iglesia. Las faldas más cortas no superaban los 34 cm. Fue una revelación que poco a poco, ya hace más de cincuenta años, dio origen a la libertad de la actual vestimenta tan sexual de las mujeres que hacen resaltar su figura como nunca antes.
Todo ello, gracias a la visionaría Mary Quant.