Motul
Compañía dramática de Antonio Sierra
La Compañía dramática de Antonio Sierra comenzó a dar funciones en el Teatro Casellas Rivas del Circo Teatro Motuleño en octubre; a finales de ese mes se informó que al terminar el primer abono, la compañía abriría otro más en condiciones ventajosas para los concurrentes. (1) Cuando agonizaba noviembre la misma empresa anunció que pronto pondría el drama Alma escéptica de un autor yucateco. (12)
El domingo 2 de diciembre tuvo lugar la función de beneficio del director de la compañía (13). Al domingo siguiente, 9 de diciembre, subió a escena Alma escéptica, cuyo autor resultó ser un joven motuleño. (14)
[…] Anoche tuvimos el gusto de asistir en el teatro “Casellas Rivas”, de Motul, al estreno del drama en tres actos y en prosa original de un autor de la localidad, el ilustrado joven Dr. don Germán Pompeyo S. Por demás sencillo es el argumento de la obra, que lleva por título “Alma escéptica”.
Un niña (Lucila) abandonada, a poco de haber nacido, a las puertas de un matrimonio rico y sin hijos que la adopta ocultándole su origen. La niña es educada esmeradamente en un colegio madrileño (la acción pasa en España), y cuando tiene 18 años se casa, a pesar de la fuerte oposición de sus padres adoptivos y siempre ignorando que no es hija de éstos, con un joven calavera. Sucede lo inevitable: después de los breves días de la luna de miel, el marido de Lucila vuelve a sus antiguas costumbres, enfangándose en los garitos, donde se pasa las noches. Cuando más triste estaba Lucila, en una de las frecuentes ausencias de su marido, recibe una carta de una mujer desconocida para ella, moribunda en un hospital, llamándola para hacerle una revelación. Acude la desolada esposa y resulta que la moribunda era su madre. Apenas tuvo tiempo de conocer el secreto de su vida y de recoger el último suspiro de la autora de sus días. Vuelve al domicilio conyugal, presa de una terrible exaltación nerviosa, y al llegar a él se encuentra con sus padres adoptivos y con su esposo. Aquéllos salen a recibirla, porque antes de entrar ha gritado desesperadamente; y al decirle “¡hija, qué tienes!”, Lucila los rechaza bruscamente, llamándoles infames, desalmados, egoístas, etc., etc. Median algunas breves explicaciones”, y Lucila, desesperada, condoliéndose de su madre, de aquella madre que dejó de serlo por el hecho de haberla abandonado como un fardo, a las puertas de una casa, toma la suprema resolución de matarse: entra en su aposento, toma un veneno, sale a la escena, y muere a poco rato, perdonando a su esposo y a sus padres adoptivos. El marido, presa del dolor y del remordimiento, se pega un tiro sin que nadie pueda evitarlo.
Y cae el telón […] (5)
El cronista anónimo opinó que la obra del Dr. Pompeyo estaba bien escrita, salpicada de símiles bellos y de pensamientos hermosos, en especial el acto primero que, desde su perspectiva, era más bien una disertación sobre el debatido problema del matrimonio. Opinó que si el autor le hubiera dado más vida a sus personajes, seguramente ese acto hubiera resultado tan hermoso como el segundo. También puso reparos al acto final, pues no era creíble que Lucila abrigara en su alma un amor tan grande por una mujer que, ciertamente la dio a luz, pero que no le importó abandonarla. Tampoco resultaba convincente que de un momento a otro Lucila odiara a sus padres adoptivos, quienes durante 18 años le proporcionaron todo género de beneficios. Por si fuera poco, el recurso del suicidio con veneno le pareció un poco violento.
[…] Por lo demás la obra gustó, y con razón, al numeroso y selecto público que llenaba el teatro. Desde el final del acto segundo fue llamado el Dr. Pompeyo a la escena, y al terminar el drama, fue objeto de una gran ovación. La orquesta tocó diana. Todo muy justificado, pues, en verdad, es un esforzado y noble primer intento el del autor, llamado a cosechar con mayor observación y detenimiento, nuevos y más sólidos triunfos.
Lo felicitamos con entera sinceridad, lo mismo que a la “troupe” del señor Sierra por el empeño que puso en la ejecución de “Alma Escéptica”, especialmente él y su inteligente hija la señorita Enriqueta […] (6)
Valladolid
5 de Mayo / Baile de instalación de la sociedad Unión Vallisoletana
Para celebrar el 5 de Mayo, las autoridades municipales izaron el lábaro patrio a las 6 de la mañana, con los correspondientes honores de ordenanza. A las 8 a.m. hubo una reunión oficial en los bajos del palacio, a la que asistieron alumnas de los liceos públicos. El acto fue amenizado por la banda de música. Por la noche, de 18 a 20 horas, hubo una serenata frente a palacio.
[…] A las ocho y media del propio día, comenzó el gran baile que con motivo de la instalación de la sociedad “Unión Vallisoletana”, se dio en el espacioso corredor de la mencionada casa municipal, al que concurrieron más de cuarenta señoritas. El local resultó estrecho por la inmensa concurrencia de damas y caballeros que asistió a aquel festival, haciéndose comentarios y augurios muy favorables para la naciente sociedad por el lisonjero éxito de la fiesta que, de muchos años a esta parte, no se había celebrado como ahora. La orquesta, a cargo del señor Máximo Hernández A., estuvo a la altura que siempre la ha colocado este aventajado discípulo de Bellini. En la obertura fue paseado el pabellón de la sociedad, por el secretario de la Junta Directiva, quien con acierto y tino desempeñó a satisfacción la comisión de ambigú, el cual estuvo confortable y abundante. Casi en las primeras horas de la mañana de hoy, terminó esta simpática fiesta, dejando imperecederos recuerdos en los que tomaron parte en ella […]
[…] En la noche de hoy, 6, y en vista del entusiasmo general que reinó en el baile de instalación de que hemos hablado, la juventud organizó otro en el propio lugar; pero se vio un poco desanimado, seguramente porque con motivo de la inauguración del ferrocarril, hemos tenido tres días consecutivos de fiesta […] (7)
Por cierto, el corresponsal apuntó que por primera vez los salones del palacio municipal se alumbraron con luz de acetileno.
Cinematógrafo
El miércoles 28 de noviembre, en la casa-hotel del señor Pedro Solís López, dio su primera función el cinematógrafo Lumière Pathé de la empresa Morales.
[…] El público que asistió a la primera no salió muy satisfecho del espectáculo, porque las vistas de movimiento no estaban claras. El local estuvo iluminado con luz eléctrica, porque la empresa posee un dinamo para aquel objeto, y nos dice que sabedor el representante de ella del descontento, se propone enmendar ciertas irregularidades notadas en la referida función. Otra advertencia: que las funciones comienzan a las 9 de la noche, debiendo empezar a las 8. Muchas familias se privan de llevar a sus hijos, por las desveladas. Esperamos ser atendidos […] (8)
A mediados de noviembre continuaban las funciones de cine con buena asistencia y, ahora sí, con aprobación de los espectadores.
[…] En obsequio de la verdad, diremos que ha sido acreedora esta empresa al favor del público, por el fiel cumplimiento de los programas, y por haber escogido las vistas que más han causado hilaridad, obsequiando la repetición de cuantas vistas se han solicitado. Nos dicen que se han pedido nuevas películas a la capital […] (9) (Continuará)
Referencias
(1).- Notas motuleñas. (1906, 26 de octubre). La Revista de Mérida, p. 4.
(2).- Drama de autor yucateco. (1906, 28 de noviembre). La Revista de Mérida, p. 2.
(3).- De Motul / Función de gracia. (1906, 3 de diciembre). La Revista de Mérida, p. 3.
(4).- Notas motuleñas / “Alma escéptica”. (1906, 7 de diciembre). La Revista de Mérida, p. 3.
(5).- “Alma Escéptica”. (1906, 10 de diciembre). La Revista de Mérida, p. 2.
(6).- Íbid.
(7).- De Valladolid / Las fiestas patrias / Baile de Instalación / Otro baile. (1906, 8 de mayo). La Revista de Mérida, p. 3.
(8).- De Valladolid / Cinematógrafo. (1906, 2 de noviembre). La Revista de Mérida, p. 4.
(9).- De Valladolid / El Cinematógrafo. (1906, 13 de noviembre). La Revista de Mérida, p. 1.