El caso del asesinato del cirujano plástico Edwin Arrieta a manos de Daniel Sancho se ha viralizado de una manera impensada. Hablar del tema no disminuye y por el contrario aumenta.
Se ha especulado mucho sobre las razones que orillaron al muchacho a planear tal crimen. En estas especulaciones hay unas palabras del propio asesino que no parecen haber sido consideradas como capitales: (el doctor) “me obligaba a hacer cosas que no me gustaban”. ¿De qué tipo de cosas íntimas estaría hablando el muchacho?
En el mundo homosexual hay personas que no tienen claro cuál es su rollo sexual. Lo pongo claro. Hay pasivos que buscan activos y que, a la hora de la sexualidad, quieren invertir los roles y hacerles de activos. El desacuerdo puede llevar a enojos, forcejeos, palabras fuertes y, en ese momento, un golpe puede devenir en un crimen. En Mérida se han dado varios de esos casos. Recuerdo el de un exitoso restaurantero que tenía su negocio en la esquina del hotel que se encuentra en la 59 con 62. Un domingo, bebiendo alcohol con un chavo, llegó el momento de la verdad desnuda, y el uno quiso usar al otro, jalonearon, riñeron y resultó muerto restaurantero.
Daniel Sancho, por donde se le vea, es apetitoso. Su piel, musculatura, estatura, cabellos, y rostro lo hacen un ejemplar masculino de extrema belleza. Cualquier homosexual con dinero le pagaría mucho dinero por realizar con él cualquier acto sexual.
Edwin Urrieta, profesionista con dinero, con una edad en la que caldean los deseos extremos, latinoamericano fogoso, debe haber intentado hacerle de activo con Daniel. Y esas podrían ser las cosas que no le gustaban al joven.
En el mundo del sexo servicio actual, estas cosas suceden de manera común. Cualquier sexoservidor activo le hace a lo contrario por unos cientos de pesos más, a su cuota normal. Y también ellos experimentan que a la hora de la hora, les quieren cambiar el rol. Por eso, en sus anuncios, algunos remarcan “solamente activo, 100% machín”.
Daniel podría salvarse si hablara de esas cosas que le obligaba a hacer el cirujano y que no le gustaban. ¿Lo penetraba? ¿Lo obligaba a ello? Si esto fuera así, considero que ese sería un argumento en defensa del acusado. Pero, Daniel tendría que hacer de lado prejuicios y desnudar esa verdad, aunque le parezca inapropiada.
La otra elucubración sería la del dinero. Daniel pudo haberle sacado a Edwin la cantidad suficiente para montar su negocio de comida. Satisfecha esa parte, decidió hacer a un lado a una persona que le podría entorpecer sus planes profesionales.
Uno, Edwin ya no puede decir nada; el otro, Daniel, tiene todas las ventajas de hablar y poner su vida a salvo. ¿Por qué no lo hace?