Bienestar Espiritual

Oración: ¡Sea Dios nuestro refugio y hasta sus mismos ángeles vengan siempre en nuestro auxilio!”

¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!
¡Bendito y sin igual amanecer tengas, oh Padre Amado!
¡Qué alegría nos causa el gozar de Tus favores, de Tu protección, de Tu bendición, de Tu generosidad, de Tu excelente trato y miramiento que por nosotros manifiestas con quienes por medio de lo revelado por Tu Hijo amado Te conocemos y nos honramos el ser redimidos por el poder infinito de LA SANGRE DE TU CORDERO DIVINO!

El estar bajo Tu amparo, bajo Tu mirada, bajo Tu protección y disfrutando las delicias de Tu singular predilección, nos lleva a ser y a sentirnos bienaventurados, porque en medio de tanta injusticia, de tanta maldad, de tanta crueldad y de tanta impiedad, Tu Brazo protector y hasta el cuidado angélico que nos brindas, nos hace confesar en nuestros corazones agradecidos Tu Gran Bondad y Tu Amor incomparable, que nos lleva a unir el clamor de nuestras voces al mismo Espíritu Santo: “¡Tu verdad será nuestro escudo y nuestro baluarte! ¡No temeremos el terror de la noche, ni la flecha que vuela de día, ni la peste que acecha en las sombras ni la plaga que destruye a mediodía!

rel="nofollow"

Podrán caer mil a nuestra izquierda, y diez mil a nuestra derecha, pero, ¡no nos afectará en nada! Solo tendremos que abrir bien los ojos del espíritu para ver a los impíos recibir su merecido. ¡Ya que hemos puesto al Señor por nuestro refugio y al Altísimo por nuestra protección, porque ningún mal nos sobrevendrá y ninguna calamidad llegará a nuestro hogar!

Padre Santísimo: Nos viene a la mente los nombres de nuestros hermanos que SUFREN Y ESTÁN OLVIDADOS, porque cargan UNA MALDICIÓN DEL AYER adquirida o pactada por alguno o algunos de sus ancestros. Muchas veces no reparamos en lo sapientísimo de Tu Divina Palabra, que nos previene ante tanta maldición: “Pues una prostituta te llevará a la pobreza, pero dormir con la mujer de otro hombre te costará la vida.” (Proverbios 6:26). ¿Quién no ha pecado y ha traído de manera inconsciente maldición a su descendencia, por no ser prudente y por no respetar su cuerpo, Templo Vivo de la Trinidad Santísima? Acaso no hemos sido advertidos por el Apóstol de Tu Hijo Bendito, que nos ilustra con una interrogante: “¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios?” (1ª. Corintios 6: 19).

Y continúa el Gran Apóstol inspirado por el Espíritu Santo, quien nos revela que, “USTEDES NO SON SUS PROPIOS DUEÑOS; ¡fueron comprados por un precio! Por tanto, ¡GLORIFIQUEN CON SU CUERPO A DIOS!”

Padre Santísimo: Si alguno de nuestros antepasados cometió esos desaciertos, o si alguno de nosotros también lo hicimos sin darnos cuenta de lo trascendente que es LA MALDICIÓN DEBIDA A LA PROSTITUCIÓN, porque, el Espíritu Santo nos amonesta y nos previene: “¡HUYAN DE LA FORNICACIÓN! Todos los demás pecados que un hombre comete están fuera del cuerpo, pero el fornicario, ¡PECA CONTRA SU PROPIO CUERPO!” (1ª. Corintios 6:18).

En el Nombre Omnipotente de nuestro Divino Salvador, oh Padre Santísimo, todos nuestros amigos, parientes y conocidos, Te pedimos perdón, nos acogemos a Tu Misericordia y decimos con todas las fuerzas de nuestra alma: ¡RENUNCIAMOS Y NOS APARTAMOS! ¡ABANDONAMOS Y DESPRECIAMOS A TODO LO INMUNDO DE LA PROSTITUCIÓN! ¡DE LA FORNICACIÓN Y DE LA INMORALIDAD! ¡CLAMAMOS Y RECLAMAMOS SER LAVADOS CON LA SANGRE DE TU HIJO AMADO Y LIBERADOS EN TODA NUESTRA FAMILIA, PORQUE NO TENEMOS POR QUÉ CARGAR CON ESA INMUNDICIA QUE TANTO MAL NOS HA TRAÍDO!

Desde este momento, Tú, oh Padre Santísimo, has sido testigo de nuestra liberación y ahora, somos merecedores de que se nos abran las puertas que ayer estaban cerradas. ¡Que Tu Bondad y Tu Misericordia nos persiga en todo momento! Amén.
Padre Santísimo: ¡Bendito, adorado y glorificado seas desde ahora y para siempre! Amén.

Deja un comentario

Botón volver arriba