Opiniones

La “favorita” y el “bastoncillo”

            Sin sorpresas, el partido oficialista Morena “destapó” a la “corcholata presidencial favorita”, Claudia Sheinbaum Pardo, como su candidata a la presidencia de la República para el periodo 2024-2030. Se le llamará, por de pronto, “coordinadora de los comités de defensa de la cuarta transformación” (ver “Sheinbaum, candidata presidencial de Morena”, EstamosAquí.mx, 6 septiembre 2023). La declaración presidencial, luego de la designación, tampoco fue sorpresiva: “Siempre apoyé a Claudia Sheinbaum”. El anuncio, largamente esperado, fue opacado por otra “corcholata”, Marcelo Ebrard Casaubón. Con su declaración política previa, de que hubo “incidencias” en el proceso de levantamiento de las encuestas, quebró el análisis de los resultados de éstas. Exclamó: “Esto ya no tiene remedio”. Luego agregó, refiriéndose a la “favorita” Sheinbaum: “No nos vamos a someter a esa señora”. Entonces, la “fiesta” morenista se desmoronó, no obstante los intentos de los gobernadores del oficialismo por respaldar las encuestas, diciendo que fue un “ejercicio transparente, democrático y participativo”. La “unidad” del oficialismo se resquebrajó, a pesar del letrero morenista, desplegado en el acto partidario: “Unidad para la Transformación”.

            En un festejo deslucido, la “coordinadora” declaró que “hoy ganó la democracia, decidió el pueblo de México”. Antes, el presidente del Consejo Nacional de Morena y gobernador de Sonora, Alfonzo Durazo, había explicado que se trató de un “ejercicio demoscópico”, con 12 mil 500 cuestionarios, y que Sheinbaum resultó la “mejor posicionada” para ser la coordinadora, y la llamó “nuestra líder nacional”. Es decir, se levantó una encuesta, no fue una elección. Se destacó periodísticamente que “la falta de transparencia en la realización de encuestas ha generado malestar entre los miembros y dirigentes de Morena”, y que “los resultados de las encuestas se han mantenido en secreto, revelándose solo a los interesados en reuniones privadas y bajo acuerdos de confidencialidad” (ver “Las encuestas, el método para las fracturas en Morena”, Arturo Rodríguez García, Proceso, 6 septiembre 2023).

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            Los resultados oficiales de la encuesta de Morena y las casas encuestadoras: Sheinbaum, 39.4% de las preferencias; Ebrard, 25.6%; Gerardo Fernández Noroña, del PT, con 12.2%; Adán Augusto López Hernández, 10.0%; Ricardo Monreal Ávila, 6.5%; y Manuel Velasco, PVEM, con 6.3%. El resultado es “definitivo”, concluyó el gobernador Durazo. Ebrard rechazó también un “premio de consolación” en Morena, así que el reparto de posiciones políticas para los perdedores -senado, diputados federales y puesto en el gabinete presidencial-, ofrecido por el presidente de la República, quedaría para Fernández Noroña, López Hernández y Monreal Ávila. Lo que sí resultó sorpresivo fue el lugar ocupado por un miembro del PT, antes de que un morenista destacado. Fernández Noroña le ganó al exSecretario de Gobernación, López Hernández. El senador Monreal Ávila se justificó: “El Verde apoyó a Velasco, el PT a Noroña y a mí me dejó solo Morena”. Los números de Morena: Se encuestó a un total de 12 mil 500 personas, según dicho del gobernador de Sonora, y de ese total, 4 mil 925 prefirieron a Sheinbaum Pardo.

            Desde 2021, el presidente López Obrador “abrió” el “juego” de la sucesión presidencial. Los primeros nombrados, según relacionó: Claudia Sheinbaum Pardo, Marcelo Ebrard Casaubón, Juan Ramón de la Fuente, Esteban Moctezuma, Tatiana Clouthier, Rocío Nahle, ”bueno, muchísimos, afortunadamente hay relevo generacional”. Al final quedaron cuatro de Morena: Sheinbaum, Ebrard, Adán Augusto López Hernández y Ricardo Monreal Ávila. Los llamó “corcholatas”. El único que se inconformó con el mote presidencial, fue el senador Monreal Ávila: “Yo no soy corcholata, yo soy un hombre formado en la lucha social”. El Ejecutivo federal reiteró: “Yo soy el destapador, pero mi corcholata favorita será la que decida el pueblo”.

            El “bastón”

            Luego siguieron ciertos símbolos y rituales de la era lopezobradorista, cuando el poderoso presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ha iniciado el ocaso de su administración pública, con fecha de vencimiento, improrrogable, el lunes 30 de septiembre de 2024. Los “68 pueblos originarios de México” le habían entregado al presidente Andrés Manuel López Obrador, inmediatamente después de la toma de protesta el 1 de diciembre de 2018, un “bastón de mando”, que simbolizaba “el poder y la jerarquía de los líderes”. El acto fue en el Zócalo de la Ciudad de México, en una asamblea informativa. Nunca lo usó en actos públicos, hasta donde fue observable. Era en realidad un asunto de usos y costumbres. Después, en algún momento, el “bastón” sufrió también una “transformación”, se convirtió ya no en un “bastón de mando” surgido de los pueblos originarios, sino en un “bastoncillo” del movimiento político que representa el oficialista Morena. López Obrador había anunciado: “llegó el momento de que yo entregue la dirección del movimiento”. A pesar de este símbolo, un profesor universitario, Saúl Ramírez de Arellano, sugiere que “el presidente de la República no se va a hacer a un lado, no se va a ir de vacaciones ni a ocupar exclusivamente del gobierno, va a ser el jefe de la campaña” (ver “Entrega de bastón de mando, simbolismo con el que AAMLO se rectifica como líder”, Expansión Política, 6 septiembre 2023). Así que este “bastoncillo”, el “bastoncillo del movimiento político en el poder”, y no el “bastón de mando de los 68 pueblos originarios de México”, es el que recibió la candidata del poder público, Claudia Sheinbaum Pardo.

            El “bastoncillo”

            Antes de la entrega del “bastoncillo del movimiento político en el poder”, el presidente López Obrador aseguró que “ya no intervendré en ninguna decisión del partido. Me dedicaré el tiempo que falta por entero a seguir consolidando los programas de bienestar, terminar las obras”. Después de la entrega, anunció que se “dedicaría enteramente a gobernar”. Esto sería a partir del jueves 7 de septiembre; antes, entiéndese, combinaba las tareas políticas de su movimiento político con el ejercicio gubernamental. El acto partidario de Morena duró 35 minutos, según reporte de prensa, y el “bastoncillo del movimiento político en el poder”, tiene “unos 120 centímetros de longitud, en su extremo una cabeza de Tucán y con varios listones de colores”. Recibido, Sheibaum Pardo declaró que “lo guardaré en una vitrina”, y el presidente López Obrador se dijo “feliz, feliz, feliz” (ver también “Sheinbaum recibe de AMLO bastón de mando de la 4T”, EstamosAquí.mx, 7 septiembre de 2023).

            El excanciller Marcelo Ebrard no asistió al acto partidario nocturno en el centro de la Ciudad de México, pero sí estuvo su intangible y vigorosa sombra, haciendo invisible, prácticamente, a los morenistas asistentes al acto partidario. La “coordinadora” Sheinbaum se dirigió a él: “Está nuestra mano tendida para que el compañero Marcelo pueda ser parte de este proyecto”. Algunos recordaron el discurso de 1968, pronunciado en Guadalajara, del presidente Gustavo Díaz Ordaz: “Una mano está tendida: es la mano de un hombre que a través de la pequeña historia de su vida ha demostrados que sabe ser leal. Los mexicanos dirán si esa mano se queda tendida en el aire”. Así quedó: “tendida en el aire”. Veremos que pasa con la mano de Claudia Sheinbaum.

            30 millones

            En una reunión ya con la “coordinadora” Sheinbaum, los morenistas dirigentes se plantearon una meta para el 2024: obtener 30 millones de votos. En 2018, Andrés Manuel López Obrador consiguió como candidato de Morena, de acuerdo con los datos del INE, 25 millones 186 mil 577 votos. Sumó, además, los del PT, 3 millones 396 mil 805, y los del Partido Encuentro Social -partido de la “derecha”, que luego perdió su registro- 1 millón 530 mil 101. Así la coalición “Juntos haremos historia”, logró un total de 30 millones 113 mil 483 votos.

            “Segundo piso”

            En acto dominical del oficialismo partidario (10 septiembre 2023), la candidata presidencial de Morena convocó a “construir el segundo piso de la transformación”, anunció una “gira de unidad y movilización” por todo el país a partir del próximo domingo 17 de septiembre, y formuló tareas para los morenistas, entre ellas “conformar comités de defensa casa por casa”, “consolidar la continuidad” con “sello propio”, y “difundir logros de la 4T” (ver “Sheinbaum anuncia gira nacional y pide 5 tareas a militantes”, EstamosAquí.mx, 10 septiembre 2023). Apuntó que las “principales causas del movimiento”, son los “derechos a educación y salud públicas, acceso a la vivienda, salario y empleo dignos, pensión de adulto mayor, cultura, agua, igualdad sustantiva”. Y como en el “viejo PRI”, profirió, según notas de prensa, “vamos por el carro completo en 2024”.

            El mismo domingo, Ebrard impugnó el proceso interno de Morena, pidiendo “declarar la nulidad y ordenar la reposición del proceso”. Enfatizó: “No existieron las condiciones para que la ciudadanía que quería participar lo hiciera con plena libertad de decidir sin presiones”.

            El poder del “bastoncillo”

            Una interpretación más. Ya con el “bastoncillo del movimiento político en el poder” en la mano de Sheinbaum, de hecho, se hizo a un lado al presidente del Comité Ejecutivo Nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, a la Secretaria General partidaria, Citlalli Hernández Mora, y al presidente del Consejo Nacional de Morena, Alfonso Durazo Montaño. El presidente López Obrador ilustró a todos: “Ahora, la dirigente del movimiento es Claudia Sheibaum”. Así, con el poder del “bastoncillo” y democráticamente, se habría dicho: “Háganse a un lado”. Rematando: “Con todo respeto”.

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