Cultura

Asesinato-suicidio pasional (hecho real en Mérida, Yucatán)

En días anteriores publiqué un texto titulado “La embarazada incomoda”, el cual fue un hecho real ocurrido a principios de los años sesenta, en el cual una pareja de novios era condición sinekuanon en acompañamiento total de un elemento llamado el chaperón, generalmente la mamá o algún hermano de la novia.

En ese artículo relato el caso de una chica cuya familia era el ejemplo, en Mérida, de la religión católica -de misa todos los días- y de las buenas costumbres. Sin embargo, por alguna extraña razón era el único noviazgo en el cual a la niña le permitían salir sola con su novio, con el argumento de su madre de que “Dios era su chaperón”. Para no hacer largo el cuento, la muchachita salió embarazada y las chismosas señoras yucatecas le echaban en cara, con gran ironía y crueldad: “¡Qué mal chaperón resultó Dios”!

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Ya con este antecedente, para quienes no tuvieron de leer el citado artículo, les platicaré del novio en cuestión. Éste era un jovencito de los mejores parecidos en su época en la Ciudad, por lo cual era muy conocido y todas las jovencitas morían por él. Era tal su galanura que incluso las llamadas chicas malas de la zona de tolerancia no le cobraban sus favores sexuales. Esto aparte de lo que hablamos anteriormente.

Y es que además del conglomerado de las mujeres de la vida alegre de los burdeles tenía a una amante fija que, cuenta la leyenda urbana, trajo desde Veracruz y que ejercía también la profesión más antigua del mundo y que además estaba profundamente enamorada de él. Ésta última no vivía en la zona de tolerancia, sino que trabajaba mediante una casa de citas muy céntrica, casi enfrente de la casa del padre del joven apuesto, el cual era el hombre más perverso, malvado, cruel y con tanto poder que los mismos gobernadores le tenían terror. Se dice que tenía varios cadáveres en su haber. Hombre brusco muy grosero e imperativo, pero que tenía una gran debilidad y adoración por su bello hijo.

Nuestro protagonista, al enterarse del embarazo de su novia, hizo lo que todo muchacho provinciano de aquel entonces haría como obligación: se iba a casar con su novia, cuestión que ya era vox populi o como dirían ahora, viral. En tal caso, a pesar de la vergüenza pública, la familia de la futura esposa aceptó de buena manera la ceremonia. El adonis yucateco, cierta noche le comunicó a su amante el hecho de que se tendría que casar con su novia y le dijo que ya no la vería más, puesto que se casaría muy pronto. La mujer, muerta de angustia, celos y todo lo que usted se pueda imaginar, ya que lo amaba a tal grado, que le dijo: “si no vas a ser mío, no serás de nadie más”, acto seguido le metió un balazo en la cabeza, cayendo muerto el galán, dándose después ella un tiro para morirse junto a él, ya que falleció instantáneamente, a diferencia de ella, que fue llevada de urgencia a un hospital de la localidad.

El padre del joven fue víctima de una ira tan terrible que intentó entrar al cuarto de hospital de la moribunda para matarla; sin embargo, conociéndolo, colocaron guardias en la puerta. No fue necesario que este salvaje cumpliera su cometido, ya que ella, a los pocos días también falleció. Es decir fue un asesinato-suicidio. Este señor, en su brutalidad, le tomó un odio aberrante a las servidoras de la vida galante, teniendo tanto poder sus tentáculos que conjuntó a numerosos grupos de estudiantes, les proporcionó camiones, con la orden de dirigirse a la zona de tolerancia con antorchas para quemar todos los lugares de placer que estuvieran a su alcance, cumpliendo cabalmente la orden, hecho que causó la clausura de la zona de tolerancia, lo cual persiste hasta nuestros días.

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