Bienestar Espiritual

Oración: ¡Alégrense! ¡ya llegó el final de la escasez!”

¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!
Padre Santísimo, Te saludamos gozosos en este “Bendito lunes.”

Aunque nuestro ambiente es fresco en esta TIERRA DEL SOL, la esperanza renace en nosotros y nos hace madrugar para poder enviar ante Tu Presencia a nuestros hermanos que sufren escasez de todo, QUE VEN QUE SU TRABAJO NO ES UNA BENDICIÓN, a los que se sienten frustrados porque su familia está cada vez más dividida; a los que no vislumbran un rayo de esperanza en vivir como Tus hijos, oh Dios Altísimo; a los que están postrados por una enfermedad crónica; a los que luchan en la incertidumbre; a los que ya han perdido la fe y la esperanza; a los que la ausencia del amor los lleva de fracaso en fracaso; a los que por más que hacen mil esfuerzos siguen siendo débiles, presas de los vicios y de la maldad; a los que fuerzas oscuras de hechicería los han sepultado en vida.

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Padre Santísimo: en este inicio de semana, en el Nombre de Tu Hijo Bendito, a todos ellos les anunciamos convencidos a que escuchen la voz del Espíritu Vivificador: “¡Alcen, oh puertas, sus cabezas! ¡álcense ustedes, oh puertas eternas! Para que entre el Rey de la gloria.” (salmo 24:7).
Es el Espíritu Santo quien está proclamando esta verdad invaluable y esta promesa que sucede ya en estos instantes. ¡El futuro en ustedes se hace presente hoy, porque HOY SE HIZO LA SALVACIÓN DEL MUNDO! Hoy es el Espíritu Santo quien ABRE LAS PUERTAS DE LAS OPORTUNIDADES, DE LOS TESOROS DIVINOS, DE LA BASTA RIQUEZA QUE ESTÁ RESERBADA PARA LOS HIJOS DEL ALTÍSIMO QUE HASTA ESTE MOMENTO ESTABAN CERRADAS POR MIL DECRETOS.

Con la complacencia del Padre Santísimo, por el poder del Espíritu Santo y en el Nombre de nuestro Divino Salvador, exclamamos con todo el poder de nuestra palabra: ¡ÁBRANSE PUERTAS ETERNAS! PORQUE VAN A ENTRAR POR USTEDES LOS HIJOS REDIMIDOS QUE VIENEN A RECLAMAR LO QUE LES CORRESPONDE, PORQUE VAN A COMENZAR UNA NUEVA ETAPA EN SU VIVIR LLENA DE ESPLENDOR, DE SABIDURÍA, DE INTELIGENCIA, DE FORTALEZA, DE PAZ, DE AMOR Y DE ABUNDANCIA.
A partir de hoy, ¡alégrense! ¡regocíjense! ¡levanten sus corazones, disfruten y contemplen la increíble bondad divina! En el Nombre Omnipotente de Jesucristo, ¡abandonen su estado actual, huyan de él y olvídenlo para siempre, porque ese ayer de dolor, de postración, de miseria, de maldad, de ignominia, de escasez y de frustración, ha llegado a su final.
En estos precisos instantes, siéntanse bienvenidos a la Casa del Padre super y ultra generoso, que les abre Sus tesoros, porque, así como lo hizo con Su Único y Amado Hijo cuando nació en Belén, enviando a gente poderosa que le fue a ofrecer oro, incienso y mirra, así lo hará con ustedes de increíbles y diversas maneras.
Padre Santísimo: pensamos que es mucho el atrevernos a profetizar en presente y no en futuro, pero lo hacemos porque estamos inmersos en el tiempo y en el espacio y, nuestros días son muy breves.

Sabemos y estamos plenamente convencidos que por este mensaje que en Tu Nombre pronunciamos, muchísimos se van a levantar y van a ver que hasta sus piernas recobran fortaleza, sus almas sienten la brisa suave y fresca que los reanima, sus espíritus se sienten en comunión con el Espíritu Santo y experimentan su revivificación que los conforta y les hace ver que su aurora irá resplandeciendo más y más hasta llegar a la plenitud de Tu Luz.

Padre Santísimo: nosotros mismos, Tus hijos y amigos que a diario elevamos esta ferviente súplica, nos congratulamos contigo y con esa multitud, porque nos gozamos viendo cómo arrebatamos almas oprimidas, deprimidas, entristecidas, devaluadas, vacías de amor, sin esperanza y sin aliento de vida.
Padre Santísimo: así como enviaste a Tu ángel a libera a los apóstoles de la cárcel, así Te suplicamos de todo corazón que envíes una multitud de ángeles que rompan las cadenas y las puertas que aprisionan a muchos de Tus hijos.

Agradecidos por Tu generosidad, nos vamos a la lucha diaria, pero muy gozosos porque Tu Amor por nuestra humanidad es infinito.
Padre Santísimo: ¡Bendito seas!

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