Ya hemos aludido anteriormente a algunos mayismos y yucatequismos. Y es que nos parece interesante e importante que vayamos entendiéndolos y comprendiéndolos pues es el colmo que nacidos en la península yucateca e ignoremos el idioma original con que se encontraron los conquistadores ante palabras y expresiones completas que desconocían por completo.
Por supuesto que en cinco siglos muchas cosas han cambiado, entre ellas nuestro idioma maya. Ahora nos encontramos con que los propios indígenas se niegan a hablar maya y prefieren enredarse con el castellano resultando una mezcolanza muy sui generis.
¡Eya!
Voz exclamativa maya-española con la cual queremos advertir a una persona que tenga cuidado, aunque también es una especie de hurra si deseamos elogiar la labor, muchas veces deportivas, con la que saludamos la buena actuación de un pelotero o un torero (haciendo a un lado el clásico ¿Olé!). Güemez Pineda es más firme en su significación:
“En tono exclamativo expresa o enfatiza admiración o asombro”
Aquí en la península se usa muchísimo, no sólo los jóvenes sino hasta los mismos adultos y adultos mayores.
Kizzin
Para los mayas era el mismo diablo, pero con los siglos se suavizó el sustantivo y en nuestros tiempos hasta a los chiquillos traviesos o malvados se les llama de esa manera: “¡Oye, kizzin, ya me mataste un pavo para la Navidad”. ¡Condenado kizzin!