¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!
¡Saludos cordiales, oh Padre Santísimo, en este 1º. de septiembre!
En esta fresca mañana, algo revolotea en nuestra mente y queremos recibir Tu Luz Divina, porque en la claridad hay seguridad, hay certeza y sin dudar estamos en la Verdad que Vivifica.
Padre Bendito: al ver que Tu Pueblo Elegido mató a todos Tus embajadores a quienes enviaste para recoger frutos de Tu Viña Amada, los administradores los mataron a todos y, cuando decidiste enviar a Tu Propio Hijo, al enterarse que Él era y es el Legítimo Heredero, lo llevaron a las afueras de ella y le dieron muerte con toda la crueldad y con toda la saña propia de los malvados más viles, más sanguinarios y más despreciables de la tierra. Nos elegiste, oh Padre Bendito, a nosotros como TU NUEVA VIÑA, COMO NACIÓN A TI CONSAGRADA Y COMO UN PUEBLO REGIO.
Fue tan alto el precio que por nosotros pagaste para hacer de nosotros UN PUEBLO BENDITO Y SANTO, que permitiste que Tu Amado Hijo fuera masacrado de la manera más cruel, demostrando con ello, CUÁNTO VALEMOS PARA TI, QUE NO ESCATIMASTE NADA, ¡NI A TU PROPIO HIJO AMADO!
Con esto no decimos ni afirmamos que despreciaste a Tu Pueblo Israel. Tu apartaste Tu Rostro de los administradores de Tu Viña, por haberse apropiado indebidamente de ella. Es tan evidente Tu Amor por toda la humanidad, que, a la Madre de Tu Bendito Hijo, a sus Apóstoles y a los primeros cristianos los rescataste de entre los judíos. Los primeros mártires que con su sangre testificaron su fe en Tu Hijo Amado, también fueron israelitas.
Ahora, en estos días, Padre Santísimo, también los nuevos dirigentes, los grandes líderes, requieren y claman la asistencia del Espíritu Santo, para no caer en la misma situación criminal de los sumos sacerdotes y su consejo. ¡Envía Tu gracia para que se enderecen tantos corazones torcidos que, en vez de cultivar Tu Nueva Viña, ¡solo se contentan con vivir de ella!
En vez de cuidar del Rebaño Sagrado que es Tu Iglesia, solo trasquilan y matan a Tus indefensas ovejas, convirtiéndose en TRAFICANTES DE LA FE.
Padre Santísimo: Tu Amado Hijo y Salvador nuestro exclamó con el poder de Su Palabra y nos confirmó como Su Nuevo Pueblo, al decirles a los Sumos sacerdotes y a su Sanedrín: “¡Se les quitará el Reino de Dios para dárselo a un pueblo que rinda sus frutos!” (San Mateo 21:43). Ahora, Te suplicamos, Padre Santísimo, que veas a Tus Nuevos administradores de esta Nueva Viña, de este Nuevo Pueblo de Tu propiedad, con ojos de misericordia; los ames y les concedas Tu gracia divina como lo hiciste con el Gran San Pablo; como lo demostraste con el bienaventurado San Pedro, a quien Tu Amado Hijo le perdonó su traición.
En este día, que nos llena de luz, de fortaleza, de amor, de fe, de consuelo y de esperanza, por saber que somos TU NUEVO Y AMADO PUEBLO, TU IGLESIA SANTA Y LA NIÑA DE TUS OJOS, Te suplicamos con el corazón palpitante de amor y de gratitud, que concedas a todos Tus hijos que sufren, que lloran, que anhelan fervientemente, los ilumines; que Tu mano divina y providente les haga ver y disfrutar Tu Amor y Tu Bondad infinita.
¡QUE TODO EL MUNDO SE ENTERE DE TU GRAN AMOR POR TODA NUESTRA HUMANIDAD! ¡QUE TODO MUNDO COMPRENDA QUE EL FORMAR PARTE DE TU IGLESIA SANTA ES GOZAR DE TU AMOR MANIFIESTO EN EL PODER, EN LA ABUNDANCIA DE TODO LO BUENO Y EN LA TRANSFORMACIÓN DE SER UN PUEBLO QUE EN VERDAD PRODUCE FRUTOS DIGNOS DE TU REINO!
Gracias, Padre Bendito, ¡por habernos aceptado como Tus hijos y herederos del Reino! Gracias, Padre Amoroso, por enviar a Tu Hijo Amado, ¡quien nos ha conferido el don de SER TAMBIÉN TUS HIJOS!
¡BENDITO SEAS, OH DIOS DE NUESTRO PADRE EN LA FE!