FRAGMENTOS PARA UNA NOVELA CALEIDOSCÓPICA
FUGATTA MELANCOLICA
Un poco más que tengo aromas de cariño nuevo volvamos al camino del amor no importa lo que tenga que olvidar si vamos a sufrir por un error es preferible un ruego un poco más será un alivio para dos fracasos y si te vas llévate al menos mis cansados brazos, al fin que ya te di mi cariño mi fe mi vida entera y si no te la llevas que me importa que se queden afuera, por qué , por qué te vas ,mi bien tan de prisa no gozas mi agonía si la noche se espera todo el día, espera tú también
Cambio la estación de radio: samba de una sola nota, presiento que la nostalgia quiere apoderarse de mi como la humedad.
Jesús camina con la cabeza baja, como un duende cruza por el espacio invisible que divide el horizonte del crepúsculo, sonríe…muestra desde la distancia un recorte de periódico que no alcanzo a ver claramente…
La loca de mi vecino destroza algo con un martillo ante los ladridos de su perro faldero.
Pienso que tal vez le rompe el cráneo a su amante bizarro.
Samba de una sola nota se pierde entre los dedos de Carlos Jobim.
Jesús se hizo realmente presente siete años después de habernos conocido, y fue 1978, en el estreno de Ivonne princesa de Borgoña, con la excelente actuación de Angelina Peláez. Finalizaba la década de los setenta, y todavía existían sueños e ideales. Todavía existía un enemigo común contra el cual luchar. En esta primera década del siglo xxi, ya no existe ese enemigo común, enemigo fácilmente reconocible. El enemigo es la única realidad y nos tragó sin darnos cuenta.
Jonás en el vientre de la ballena.
Job soltó al ángel antes que este respondiera a su pregunta.
Jesús al igual que los Enriques, Carlos, Eduardo, Armando, Claudia, Olga y Elvia tuvieron el buen gusto de largarse a otro lado antes de la inevitable deblacle.
“De allí del mar vendrás, golondrina presumida (…) De allá del mar vendrás, tienes que regresar, porque tú traes, porque tú traes, mi vida…”
Támesis ha huido hacia el mar.
Támesis personificación del Orfeo argonauta que regresó a las playas de Egipto para reaprender los misterios de Osiris. Orfeo quien fuera culpable de que las sirenas se suicidaran al darse cuenta que los argonautas prestaban más atención a sus cantos que al de ellas.
Envidio a Támesis.
Camino solo por las calles de una ciudad cada día es más inhóspita, a mis recuerdos y deseos. Qué extrañas pueden resultar a veces las cosas que nos son tan propias. Y a las que por esa misma razón les dejamos de prestar atención, sin darnos cuenta de que tenían vida propia, de que para seguir su curso no tenían que pedirnos permiso, eran autónomas a pesar de ser nuestras…
A veces la ciudad me hace un guiño y yo me siento alegre, revitalizado y sueño con la ciudad que conocí…pero es sólo un guiño, un espejismo para mantenerme preso de sus senos y sus piernas…
Ciudad mujer caprichosa, que gusta de atraer y ser atraída. Vanidosa que desea ser seducida constantemente, perpetuamente.
Ciudad amorosa.
Ciudad niña.
Ciudad amor apasionado.
Sin embargo el amor/desamor de Mérida me envuelve incandescente en su cabellera de petirrojos, de X´tabay bilingüe, bisexual, húmeda, olorosa a huele de noche; pérfido amor que me arrebata de los brazos de esta ciudad repleta de chupamirtos y neón.
No hay más remedio: este verano iré a la playa para mirar durante el crepúsculo al sol deshacerse como un sorbete en el cielo.
Recopilaré todas las canciones que hablan del mar y de la playa, las grabaré en un cd para oírlas interminablemente mientras miro el mar porque “…seguro estoy que cuando llegues a las playas de mi vida las gaviotas te dirán…”
Dejo atrás la voz que emana de la sinfonola.
Voz que fluye y se pierde entre el olor de los tacos de nana y cabeza, las quesadillas, los tlacoyos, los perros calientes de a tres por diez pesos; y la peste que emana de las alcantarillas del centro histórico…
POSTALES DE LA EMERITA CIUDAD Nº 3
La Policía Judicial Federal continúa realizando las investigaciones correspondientes para tratar de identificar a las personas involucradas con el cargamento de cocaína encontrada el pasado mes de febrero en montes aledaños a Maxcanú, misma que fuera incinerada anteayer en los patios de la DPV.
Según datos recabados en fuentes policíacas, se señala que hasta el momento se continúan las investigaciones para tratar de obtener los indicios que lleven al paradero o identificación de quienes tripulaban la avioneta que fue detectada por pobladores del ejido San Rafael…
Novedades de Yucatán del 3 de marzo de 1989, p. 2
EL CLUB DE LOS SUICIDAS
La nueva moda en la ciudad llamó la atención de Fernando, Támesis, Eduardo y Zaldívar: “montar a pelo”.
Como adolescentes tardío, morbosos y esquizoides, se pusieron a buscar en todas los sitios gay, para ver si era cierto que eso sucedía en el mundo y sobre todo en Mérida. La blanca e inmaculada Mérida. La soñada. La anhelada ciudad olorosa a rosas, mariposas y jazmines. La que cantaron poetas y trovadores. La inaprensible…
En la Internet se le podía encontrar con las palabras en inglés bare back. La nueva generación no tenía miedo al aids, al contrario se retaban unos a otros para ver quien era más resistente al virus. Y muchos jóvenes gays meridanos adoptaron la moda gringa y “chateaban” en su casa o en los cibercafés localizando portadores para jugar a esta especie de ruleta rusa.
Fernando y Támesis no pudieron menos que recordar el cuento de Las Nuevas mil y una noches de Robert Louis Stevenson: El club de los suicidas.
El lugar más fácil para levantarse a un portador era la puerta de Banejército a partir de las nueve de la noche. Allí se paraba todos los días el Charro Domínguez Fernández para “inseminar” el virus en el culito que así lo deseara.
¿PERO COMO COMENZO ESTA BUSQUEDA MORBOSA?
Roldán Cetina se lo contó a Támesis en la oficina del Dr. Joaquín Alfonso Zaldívar, antiguo compañero de Támesis en la prepa del CUM. Roldán era uno de esos seres humanos que han hecho de las ONG (organización no gubernamental), una profesión y visitaba a Huacho Zaldívar para que este le proporcionase los medicamentos para controlar el vihs, a veces inaccesibles para muchas personas. Huacho había sido educado con principios de humildad y caridad cristiana y, desde muy joven demostró su convicción en estos valores. Así en la prepa, exhortó a sus compañeros a formar un dispensario en una colonia súper lúmpen proletaria de la ciudad. 21 de marzo era el nombre, y estaba formada por emigrantes del campo yucateco que en aquellos años finales de la década de los sesenta, languidecía por la estulticia política y el abuso y corrupción de la gran mayoría de los trabajadores del Banco Agrario.
Támesis recordó el cuento de don Chucho Amaro en donde narra como el representante del Banco Agrario no sólo corrompe al buen campesino maya, sino hace que su mujer le sea infiel. Retrato duro e incisivo que es una metáfora que utilizó don Chucho para dejar constancia de lo que lo que el Banco Agrario significó para el campo yucateco: corrupción y muerte del ideal agrario y campesino.
Simpáticamente durante el interinato gubernamental de Dulce María Sauri, el gobierno priísta había “liquidado” a los campesinos como si los hacendados le hubieran vendido sus derechos sobre la población agraria al partido de la revolución. Támesis sintió un leve temblor en el bajo vientre cuando Huacho Zaldívar le contó como un diciembre en plenas fiestas de fin de año, la señora gobernadora Dulce María vendió al PRI, la legendaria Casa del Pueblo, edificio simbólico de la democracia y sede de todos los partidos políticos y albergue nocturno de la gente de escasos recursos que llegaba a Mérida desde el interior del Estado para arreglar asuntos legales en la capital yucateca.
Huacho se percató del efecto de sus palabras en el alma de Támesis.
-Aunque te pese, mi querido Támesis, sigues siendo el mismo adolescente que conocí en el CUM, como dice la canción: “te conozco bacalao, aunque vengas disfrazao”…
Huacho sonrió, se levantó de su escritorio y abrazó a Támesis:
-Bienvenido al mundo de los seres humanos. ¡Qué bueno que has dejado de ser otro holograma de los que habitan este planeta, que tenemos que salvar para las generaciones futuras….
Támesis se sintió mareado y fue cuando se vio a Huacho y a él como personajes de la serie televisiva Héroes lo único que pudo decir fue:
-¿Y cuáles son nuestros poderes?
HOJA SUELTA Nº 523
A nadie quisiera encontrarme hoy, esta madrugada en el Parque de Santa Lucía
Juan Duch Colell
¡Tengo tanto miedo!
Miedo de lo que sigue, miedo de no poder, miedo del final, miedo de no poder vivir más.
Acabo de ver Modigliani. Me recordó a Carlos, a Enrique, a Jesús.
Me dolió todo.
Miedo. Mucho.
Tener “esos” sentimientos que debían ya haber desaparecido. Erradicados de mi, desde hace mucho y más a raíz del curso de milagros y de estos años de sicoanálisis.
Pero lo siento: no pude. No entiendo que fue lo que falló, tal vez es que mi naturaleza se a vuelto así, llorona, medrosa, mezquina con la felicidad plena.
Me siento perdido en medio del universo, como aquel programa cursi de la t.v.: Perdidos en el espacio o peor aún en La dimensión desconocida.
Es el miedo al Beguin to the beguin de Cole Porter.
A mejorar la basura como en algunas películas lo hizo Fellini, darle el toque humano que posee La Strada o el hálito de inocencia y candidez que raya casi en estupidez de Las noches de Cabiria. Esa maravillosa inocencia de El Idiota de Dostoyevski, inocencia terrible y devastadora, pero que puede cambiar este mundo que finge benevolencia y enarbola la violencia como si fuera una orquídea salvaje del Amazonas. Si la humanidad se atreviera a repetir con Fiador: “Cada uno de nosotros es culpable ante todos, por todos y por todo.”
Me puedo poner el disfraz y la máscara, pero en el rincón más escondido de mi, yo sé que no soy ése…
Yo soy otro.
Angel nocturno de alas transparentes que sonríe misterioso detrás de la ojiva…
Y a ese no lo puedo agarrar/sujetar con los dedos de uñas barnizadas de vida citadina.
Esa noche en casa de los Urrutia Vadillo, Juan Alvarez contó su aventura ante los ojos atónitos de la mayoría de los asistentes.
- Estoy asustado. No puedo negarlo y más después de leer la nota de la avioneta con droga que encontraron en Maxcanú. Hace una semana me habló a mi despacho (L), me dio mucho gusto que me hablara después de tantos años y claro, más sabiendo que es ahora uno de los políticos con más futuro en el país. Conversamos un buen rato recordando los años locos de la prepa y la universidad, a los buenos amigos, me preguntó si había visto a Tenreiro y a Zaldívar, a Peón. Que se había encontrado a Támesis en el aeropuerto de la ciudad de México y que le había dicho que se venía vivir a Mérida por tiempo indefinido…en fin…el mar y los pescaditos. Para cerrar la conversación me dijo que sabía de la buena fama de mi despacho de contadores y que esa era la razón por la que me hablaba, que necesitaba a alguien como yo para un trabajo de mucha discreción por lo delicado. Oigan, me sentí como el elegido de los dioses. Por supuesto que acepté. Me dio instrucciones: en el aeropuerto tenía que tomar una avioneta que me esperaba y que piloteaba el capitán equis y que él me llevaría a Cancún, que pasarían por mi al aeropuerto y que ya después me explicaría.
Para no hacerles largo el cuento, me llevaron a una de las mansiones de la zona más exclusiva de Cancún. Adentro había una fiesta estilo bacanal romana, había de todo y para todos, alcohol, drogas, prostitutas y prostitutos de once a 18 años. Cabe aclarar que ningún mayor de edad y que muchos de esos rostros, los de más edad, como que los había visto alguna vez en la tele. El resto de la fiesta eran la cream de la cream de la ipe y de la política, ah, y de todos los partidos, allí sí, ejerciendo todos el desmadre muy democráticamente.
Así estuvimos dos o tres días. Y yo, pendejo de mí, esperando que me dijera cuál era el asunto especial. De pronto sonó su celular, se alejó de nosotros para contestar. Al colgar tronó los dedos y dijo al que aparentemente controlaba la situación:
-Se acabó todo.
Y en menos de un chiflido todo se desmanteló, las prostis y los prostis se vistieron y se los llevaron. Los invitados, se dieron su última línea y se subieron en coches y que diligentes sus asistentes, abrieron las puertas. Y yo como estúpido, preguntando. ¿ y a mí quien me lleva a mi casa?
En eso apareció el capitán equis y muy educado me condujo al aeropuerto, me subió a la camioneta y me trajo a Mérida.
Ayer abro el periódico y veo que la avioneta de Maxcanú, es la misma en la que me llevaron a Cancún y me trajeron de vuelta a Mérida. Como comprenderán cuando nuestro amigo me vuelva hablar le diré que tengo muchísimo trabajo, que me disculpe…
La sopa, se enfrió, el mesero no tuvo más remedio que servir copas para todos y esperar un rato bastante largo para seguir con el menú dispuesto por Mané Vadillo de Codwell.