En su lecho de moribundo dijo: muero en Dios sin Dios.
—
Un perturbado internado en un manicomio le dice a otro: -“Y tú, por qué estás aquí”. -“Por exceso de lucidez”, contestó.
—
El hombre aquel conversaba todos los días con los peces, junto a la playa. Los peces le contaban sus hazañas, su destino reducido al agua, la escatología de sus escamas y sus branquias. Él los escuchaba. Su soledad se sentía colmada.
—
La ignorancia es el origen de todas las religiones.
—
La muerte es sólo el estado final del cuerpo, su estado más natural. Sólo por ella pertenecemos a la Naturaleza, al reino animal.
—
De pronto dijo: “Nadie más feliz que un cadáver que sabe que ha dejado de sufrir”.
—
Ninguna religión tiene la verdad, todas son falsas, fantasía pura.
—
Dios se ve a sí mismo y odia al hombre.
—
Entre los mijes de Oaxaca los delitos cometidos por un miembro de la familia son heredados a algún miembro de ésta.
—
Dios y hombre: gemelos extraños.