Cultura

Extraordinario concierto de piano de Óscar Tarragó

Óscar Tarragó durante su concierto.

En el domicilio de la Mtra. Carmita Pérez Alcocer vda. de Palma, ante un selecto grupo de invitados, el eminente pianista mexicano, Óscar Tarragó, ofreció un recital de lujo, como un homenaje al compositor alemán Robert Schumann, con motivo del ciento sesenta y siete aniversario de su fallecimiento. Como era natural, el programa del recital estuvo compuesto por importantes obras del autor recordado. Óscar, ejecutó el programa en dos partes: Primero, ofreció la obra monumental, titulada “El Carnaval” Op. 9, el cual está compuesto por veintiún piezas, de la más variada índole y ritmo. La ejecución de esta obra, requiere del pianista, un dominio absoluto de la técnica, pues son de una gran diversidad, así como de ritmos cambiantes. El Carnaval está compuesto por: Preámbulo – Pierrot, Arlequín, Vals Noble, Eusebio, Florestant, Coquette, Replique, Papillon, Las Letras Danzantes ASH – SHA, un intermedio silencioso para el ejecutante titulado: Esfinge, El Retrato de Clara Schumann, Ciarina, Chopin, El Retrato de Frederica, Estrella, Reconosainse, Pantaleón y Colombina, Vals Alemán (Intermedio Paganini), Confesión, Aveu, Promenade, Pause y Marcha de los Aliados de David contra los Filisteos.

Óscar, ejecutó con maestría incomparable las complicadas variaciones de esta obra, complicada y monumental. Su agilidad y su desarrollada digitación, supieron vencer los retos que Schumann plantea en esta composición. Supo pasar diestramente de un ritmo a otro, y de una pieza totalmente emotiva, a otra de un arrebatado virtuosismo. La técnica pianística de Óscar, dejó clara patente en esta noche inolvidable.

rel="nofollow"

Después de un breve intermedio, reanuda Óscar con la “Tocata” Op. 7, siempre de Robert Schumann. Obra de ligas mayores en el mundo de piano. La Tocata, es una soberbia obra, de profundos contrastes, de una carga emotiva de profundidad arrebatadora, de exigencias técnicas de los más altos vuelos. Óscar, aborda la obra en forma magistral, se adentra por ella con la seguridad que da el dominio de la técnica, en la forma más depurada. Va remontando retos, tanto de carácter técnico, como emotivo. Como un soberbio galeón, con las blancas velas desplegadas al viento, Óscar llega a buen puerto, después de cruzar un mar proceloso. No ha habido arrebatos innecesarios, su ejecución ha sido justa y equilibrada, sencillamente, magistral.

La selecta concurrencia, rompe en cálida ovación de pie. La interpretación de Óscar ha sacudido sus almas de una manera vertiginosa. La cercanía del recinto permite los abrazos y parabienes sin restricción alguna. Todos salen del hogar de Carmita Pérez, con el buen sabor de una privilegiada noche de piano, de los más altos vuelos. Queda el sabor de, desear escuchar pronto, nuevamente, a tan destacado concertista, de los más altos vuelos.

A Óscar Tarragó lo escucho tocar por primera vez en Xalapa, Ver., en 1982, en el Aula “Francisco Xavier de Clavijero”, de la Facultad de Música de la Universidad Veracruzana, y caigo en la cuenta de que es un pianista concertista totalmente fuera de serie, de un nivel pocas veces escuchado por mí. Posteriormente, lo vuelvo a escuchar en casa de Pilar Fernández, ese mismo año. En ese entonces era maestro de la Facultad. Vuelvo a escucharlo en Mérida, en el Teatro Peón Conteras, con la Sociedad Pro Arte, en 1989 y 1990, y en 1991, en conjunto con su hermano Ernesto, al violín, Venancio Rius, al clarinete y él al piano. Posteriormente en 2005, ya con la OSY, y bajo la dirección de Juan Felipe Molano, y corroboro que es un pianista concertista del más alto nivel.

Óscar Tarragó, ha tenido una formación extraordinaria en su carrera musical, pues ésta no ha sido sólo en el piano. Inicia su formación en el piano bajo la supervisión de su hermana Angélica, también pianista; su padre, el Dr. Ernesto Tarragó Martínez, prohíja el arte entre sus hijos, su hermano Ernesto es un destacado violinista, y su hermana Leticia, una gran pintora y grabadora. Muy pronto estudia en el Conservatorio Nacional, con sólo nueve años, bajo la dirección del Mtro. Joaquín Amparán. Escucha tocar a Isaac Stern, y decide también estudiar violín, y lo hace con el Mtro. José Torres, luego con el eminente maestro Joseph Smilovitz, y posteriormente con Bernard Flavigni. Cursa clases de solfeo con la destacada maestra Eloísa Ruiz. Tiene oportunidad de escuchar a Mikail Rostropovich ejecutar el Concierto para Violonchelo de Antonín Dvorak, y decide tomar clases de violonchelo también. Óscar es un músico de muy amplio panorama.

Influyen en su vida y formación musical figuras como Guillermo Helguera y Luis Sandi, quien lo hace tocar en la sala grande del Conservatorio Nacional a los once años, ejecutando obras como Sonatas de Mozart, la Mazurca No. 5 y la Polonesa No. 1 de Chopin, la Hilandera de Mendelssohn, Soneto de Petrarca de Liszt, y el Pequeño Pastor de Debussy. Con sólo quince años, preparado por el Mtro. Enrique Bátiz, concursa por la beca de la Sala Chopin, ejecutando: Rondó Caprichoso de Mendelssohn, la Primera Partita de Juan Sebastián Bach, el Primer Concierto de Ravel, y varios Estudios de Chopin. Su desempeño fue brillante, pero por su edad no le pueden conceder la beca, sin embargo, marcha a Viena becado por el Club de Leones de México y la Secretaría de Educación Pública. En la capital austríaca completa su formación con mentores como Dieter Weber y Mitezlan Islav Münz.

Óscar ha venido a Yucatán en busca de establecerse aquí. Es un músico de un nivel fuera de serie, y sería muy bueno que, entre nosotros, se dedicara a la enseñanza y a dar conciertos y recitales.

¡Ojalá nuestras autoridades de cultura recojan el guante y le den la oportunidad que se merece un artista de este nivel!

Deja un comentario

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba