Cultura

Un barbarismo brutal: “Son la una”

Yucatequismos y otras cosas

Y no estamos inventando nada. Si usted le pregunta a algún sujeto por la calle qué hora es, y es la una de la tarde, ocurre lo siguiente:

-Oiga mi cuate…
-Sí señor…
-Olvidé mi reloj en casa y quisiera saber la hora. Usted que tiene reloj ¿podría decirme la hora?
-¡Hombe! Son la una.

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En vez del correcto “es la una”. Pero esto no es nuevo. Desde el siglo XIX los yucatecos insistían en la bárbara contestación arriba señalada.

Y lo peor es que muchos yucatecos lo siguen diciendo.

Lo dicen los panaderos, lo dicen las verduleras (que Dios las perdone), lo dicen los cocheros, los limpiabotas y para qué seguirle. Bueno, hasta gente de mediana cultura, de seguro un poco estudiada, cae en el mismo barbarismo.

Otro barbarismo

Y como el anterior, sólo hay que aguzar un poco el oído andando por la calle, no falta el “oilo” por óyelo con que nuestros padres les gritan a sus chiquillos.

Ejemplo:

-¡Pánfilo! ¡Pánfilo!
-¿Qué es apá?… ¿qué quieres?
-No te hagas el idiota… tú saes pa’qué te llamo.
-No, no, te lo juro que no sé qué quieres…
-¡Mira tu calificación! Volviste a sacar cero en aritmética…
-Pero viejo, una vez que uno falle…
-Siempre me sales con el mismo cuento y vuelves a tronar.
-S’tuvo muy duro el examen apá…
-Duro o no duro. ¡Eres un flojonazo! Y “oilo” bien: si vuelves a tronar, te saco de la escuela.

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