Joaquín de la Rosa Espadas, es un inquieto y brillante joven actor, e investigador. Tiene la fortuna de tener en su genealogía a personajes célebres de la historia de Yucatán, y ha dedicado tiempo y esfuerzo a localizar pruebas documentales cómo: Cartas, tarjetas, retratos, y cualquier elemento que arroje luz sobre la vida y obra de sus ancestros. Y no es un vano afán el de Joaquín, pues entre sus antepasados se cuentan, un prócer, benemérito del estado, como lo es Don Eligio Ancona Castillo, su tatarabuelo; y el rector más progresista y brillante que ha tenido la hoy Universidad Autónoma de Yucatán, Don Joaquín Ancona Albertos, su bisabuelo. A esta estirpe hemos de agregar al Arq. Aercel Espadas Medina, fundador de la Facultad de Arquitectura de la UADY, su abuelo.
Joaquín, redojeando aquí y allá, fue reuniendo una serie de cartas y tarjetas que consignan la comunicación continua y permanente entre Eligio Ancona y Manuela Albertos, esposos fieles y amantes, tronco robusto y generoso de una numerosa prole, familia emblemática de la época que le tocó vivir. Merced el análisis de los documentos encontrados, revisados y clasificados, Joaquín reconstruye las acciones de sus tatarabuelos, Eligio y Manuela. Él, su acción en el campo de la política, las letras, la historia, y, por sobre todo, la defensa de la patria. Ella, mujer de su época, volcada totalmente al hogar, a la cría y educación de sus hijos. Hemos de agregar como circunstancia importante en las vidas de Eligio y Manuela, que no practicaban religión alguna, y se mantuvieron fieles y siempre verticales en este rubro, tan delicado en ese entonces, y aún ahora.
Xail Espadas Ancona, es una gente de teatro, desde hace mucho tiempo, con una trayectoria brillante que le ha llevado a ocupar incluso la dirección de la Escuela de Teatro de la UNAY. Xail, también cuenta entre sus dotes la de la dramaturgia. Entonces, la investigación de Joaquín, cae en las manos de Xail, y se produce el milagro del teatro; la correspondencia entre Manuela y Eligio se convierte en una pieza de teatro testimonial de excelente calidad. Los datos obtenidos por Joaquín en su investigación, alimenta la creación dramática de Xail, y así surge “Manuelita, alma de mis amores”, como una historia de profundo amor entre un hombre y una mujer, las circunstancias que los rodean, los advenimientos de sus hijos, muy numerosos, por cierto, y todos los hechos históricos que van siendo el hilo conductor de la historia de una familia liberal, en un ambiente, unas veces tolerante, y las más de las veces adverso.
Conforme la historia se va desarrollando, nos vamos formando una imagen de Eligio, como un hombre incorruptible, un político liberal de avanzada que lo ha de llevar a ser un prócer. Por su parte Manuela, es un alma que se va templando al embate de las vicisitudes que van haciendo de ella un bastión que sostiene sobre su temple la unidad y coherencia de una familia. Con el desarrollo de la historia, Manuela va asumiendo un rol protagónico tal que, llegamos a la conclusión de que, sin Manuela, Eligio no hubiera podido ser la gran figura que fue en la historia de Yucatán, y aún de México. La muerte de varios de sus hijos, va llenando su alma de un temple de acero, la enfermedad diezma su familia y luego su propia salud. Con el alma desgarrada, la vida de Manuela se va deteriorando hasta llevarla a su fin. La vida de Manuela se extingue sin remedio, pero su alma no se deja derrotar. En su momento final, Manuela grita desde su lecho de muerte, la convicción de su credo. Levanta el brazo y señalando el retrato de Eligio, grita: ¡Él es mi Dios!
La conclusión de la obra nos lleva a comprender que, Manuela Albertos es una columna de hierro.
Es necesario señalar los créditos de esta obra. El reparto es el siguiente: Manuela Albertos, Guadalupe Quintal; Nata, Fernanda Bolívar; Ligia Aguilar tuvo a su cargo los siguientes personajes: Bailarina, Antonia, Doña Política y la muerte; Raúl Uranga se multiplicó en: Juez, Don Nicolás, Doctor Sauri, Rafael y Antonio; Eligio Ancona y Héctor Ancona son Joaquín de la Rosa. El vestuario es de la autoría de Socorro Loeza. La texturización del vestuario corrió a cargo de Lucina Castillo. El video fue obra de Hernán Berny. Lázaro González tuvo a su cargo el diseño sonoro. La iluminación es de Canto. Anahí Alonso. Los muñecos de trapo fueron elaborados por Xail Espadas. La utilería es obra de Maritza Figueroa. La investigación histórica la hicieron Xail Espadas y Joaquín de la Rosa. Asistente de dirección: Angie Canto. Sonido a cargo de Elías Puc. Tramoya: Mafer Mena. Dramaturgia, dirección y producción de Xail Espadas.
El grupo de teatro quiere extender un agradecimiento a la investigadora María Teresa Herrera Albertos, por la información y documentación proporcionada, sin la cual esta obra no hubiera sido posible. También agradece la asesoría de David Olguín.
Esta obra se está presentando en la sala La Caja Negra, en el local de la UNAY. No se la deben perder.
¡Qué buen teatro se hace en Yucatán, sin el apoyo necesario!