Cultura

Evocación de Emilio Vera Granados

El Mtro. Emilio Vera Granados junto a su grabado “Desesperación”.

Viernes por la tarde, clase de violonchelo en Bellas Artes. Llegar a la clase antes de la hora, era algo que hacíamos varios alumnos de las diferentes especialidades, la causa, juntarnos todos al final del segundo corredor de arcos para, juntos, ir a fisgar las clases del taller de grabado. La curiosidad infantil y juvenil la despertaba algo que, entonces, se nos antojaba mágico y misterioso; ver funcionar la piedra que se usaba para las impresiones. Me causaba gran impacto ver trabajar a dos chamacos que eran palomilla de San Juan, compañeros de mil correrías en ese añorado y querido parque de nuestro barrio, los hermanos Cuco y Jaime Castellanos. Con ellos, con mis primos Raúl Andrés y Sergio Rosado Acevedo, con mi también primo Roger Campos Agüero, y varios escuincles más, corrimos mil y una emocionantes aventuras en ese parque, como bañarnos en la fuente de “La Negrita”, en las tardes de calor. Cuco y Jaime, eran alumnos de la clase de grabado del gran Mtro. Emilio Vera Granados.

La palomilla de las diferentes especialidades, como en un rito religioso, se iba juntando al final del corredor, y ya todos juntos emprendíamos el cruce del amplio patio de la casona de Bellas Artes para llegar al viejo cobertizo donde se impartía la clase de grabado. El linóleo, la punta dura, el aguafuerte, todos los secretos del arte del grabado, se cobijaban bajo aquel viejo cobertizo de láminas, y allí, rodeado de la chiquillería y juventud, y dotado de una bonhomía y una paciencia inagotables, oficiaba un pontífice de las artes gráficas, un ser generoso que se daba plenamente a sus alumnos, y a los que no éramos sus alumnos también. Al llegar la bandada de chiquillos, el rostro de Emilio Vera, se iluminaba con una amplia sonrisa que le contraía el rostro de una manera que, la alegría se hacía contagiosa a todos los que nos concentrábamos bajo el tinglado de viejas láminas.

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En aquellas inolvidables tardes de Bellas Artes, Emilio Vera nos repartió su corazón pedazo a pedazo, pero lo maravilloso, era que, aquel corazón generoso, nunca se agotó ni dejó de prodigarse tarde a tarde.

Último encuentro con el Mtro. Emilio Vera y su esposa Guillermina Cruz el 31 de julio.

Diecisiete años después, me apersono a la casa del maestro, en la Colonia Alemán. En el garaje de la casa, su inseparable Volkswagen sedán, y sobre él, una cantidad inimaginable de gatos. Emilio Vera prodigó siempre un profundo amor a los gatos y ellos rodearon siempre su vida, como una fiel y amorosa compañía. El maestro me recibe con su amplia sonrisa de siempre, le hago saber el motivo de mi visita: Estamos celebrando los setenta y cinco años de la Escuela Modelo, y para inaugurar el espacio de la nueva biblioteca, se ha programado una exposición de la plástica yucateca y le solicito obra suya para participar en la exposición. Emilio toma la petición con gran entusiasmo, y no sólo participa en el evento, sino que, pone a disposición de la escuela una gran cantidad de cuadros de los autores más importantes de Yucatán, como Ignacio Rubio Milán, Fernando Castro Pacheco, Manuel Lizama Salazar, Carlos Uc Viana y desde luego, su propia obra. Además, presentó en la exposición, dos auténticos grabados de Vicente Gabriel Gahona “Picheta”. Así de generoso era el Mtro. Vera.

En el año 2010, tuve la oportunidad de corresponder un poco a la generosidad del Mtro. Vera, pues promoví una amplia campaña para que se le otorgara la Medalla “Eligio Ancona”. Fue muy satisfactorio comprobar el profundo y amplio cariño de la comunidad artística y cultural hacia Emilio Vera, pues obtuve una amplísima respuesta para apoyar la propuesta, y desde luego le fue otorgada. Tuve el profundo placer de hacerle el anuncio de esta merecida distinción, en su nuevo hogar, al lado de su gentil esposa, Doña Guillermina Cruz Yepes, en la Colonia Nora Quintana. El 13 de septiembre de ese mismo año, en el Salón de la Historia, Emilio Vera Granados recibió, con toda justicia, la máxima presea que se otorga en el Estado de Yucatán. El periodista Jorge Cortés Ancona fue el encargado de presentar la semblanza del homenajeado, y lo hizo de una manera brillante.

Develación de su busto y entrega de un reconocimiento al Mtro. Emilio Vera por la secretaria de la cultura y las artes Profa.. Loreto Villanueva.

En el año 2021, Emilio Vera tuvo el privilegio de cumplir cien años de edad. Los homenajes no se hicieron esperar. El pintor Manuel Lizama Salazar y la escultora Gladys Díaz Negrón, le organizaron una gran exposición colectiva de homenaje, en la galería del Teatro Peón Contreras. En ella participaron los más destacados artistas de la plástica yucateca y, obviamente fue presentada también su propia obra. El 24 de agosto de ese mismo año, su busto fue develado en el jardín del Centro Estatal de Bellas Artes, y en esa misma ceremonia le fue otorgado un reconocimiento del Gobierno del Estado, por el conducto de la secretaria de la cultura y las artes, Profra. Loreto Villanueva Trujillo.

El pasado martes 15 de agosto, a punto de cumplir ciento dos años de edad, la fértil vida de Emilio Vera Granados se extinguió tranquilamente, como deben irse los hombres buenos como él.

Convivir profundamente con Emilio Vera Granados, ha sido un privilegio que tengo que agradecerle a la vida.

¡Vuela alto querido Emilio Vera Granados!

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