¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!
Padre: Nuestro espíritu se une a nuestra alma y con inusitada alegría Te saludamos clamando a Ti, que, así como está este verano con lluvias escasas, así está nuestra alma, agrietada, cual tierra árida, sin agua y sin vida. Y Tú, que eres LA FUENTE DE AGUAS VIVAS, ¡VEN PRONTO! ¡QUE ESAS AGUAS VIVIFIQUEN NUESTRA ALMA, LE INFUNDAN ALIENTO DE VIDA Y APAGUEN ESTA SED DE TI!
Nuestros ojos de la carne están cerrados y abrimos en el Nombre de Tu Amado Hijo y con el poder del Espíritu Santo, los ojos del espíritu y clamamos a Ti, diciendo:
¡Oh Dios! ¡Tú eres mi Dios! No tenemos otros dioses ni ídolos fuera de Ti. Nosotros, Te anhelamos, Te buscamos con tremenda intensidad, porque nuestra alma está resquebrajándose por resequedad crónica.
Hoy estamos en el interior de Tu Santuario y nuestros ojos son testigos de Tu Presencia, de Tu Poder y de Tu Gloria. Si nos encontramos inmersos en Tu Presencia, es debido a ese amor que Tú nos tienes y ahora valoramos confesando con todas las fuerzas de nuestro ser: ¡Tu Amor, oh Padre Bendito, es mejor que la misma vida, que nuestra propia existencia y es por ello que nuestros labios se abrirán para proclamar Tu Grandeza, Tu Amor, Tu esplendor y Tu Majestad!
¡Hoy venimos ante Ti, porque nuestros labios se abren para bendecirte durante toda nuestra existencia aquí en la tierra! ¡Nuestras manos se levantan en señal de invocarte y proclamar el inmenso poder de Tu Nombre y el de Tu Hijo Amado!
¡Nuestra alma, al final, al despedirnos de Ti se irá satisfecha e inundada de Tu gloria, llena de esa Agua Viva que bebió en Tu Santuario! ¡Nuestro espíritu se regocija, porque ve que nuestra alma, por fin está rebosante de esa agua celestial que infunde vida, esperanza, frutos, energía, valor, entusiasmo, optimismo y verdadera alegría!
¡Nuestra alma ha quedado tan satisfecha porque en Tu Reino ya ha participado de ese BANQUETE SUCULENTO, que hasta sus mismos labios cantan con regocijo jamás visto!
Nuestra boca, oh Padre Santísimo, no se cansa de proclamar Tu poder, Tu gloria y Tu inmenso amor por toda nuestra humanidad y hace que desde nuestro lecho Te tengamos presente a Ti, oh Padre Amado. A cada despertar durante la noche, estamos vigilantes y sabemos que, Tú nos dotas de una legión de poderosos ángeles que velen por nuestra seguridad y garanticen nuestra salvación.
Estar contigo, es estar a la sombra de Tus alas, donde cantamos llenos de alegría, porque, en verdad, Tú eres nuestra ayuda, nuestro amparo, nuestra protección. Nuestra alma se aferra a Ti y Tu diestra amorosa nos sostiene y todos los que pretenden darnos muerte los veremos destruidos y aniquilados por completo. Ante nuestra mirada bajarán a los mismos abismos de la tierra. Los veremos ser destrozados por la espada de los ángeles y devorados por los chacales infernales.
Tú, Padre Santísimo, estás radiante de alegría, nuestro Rey y Señor Jesucristo se congratula contigo porque ve que Su muerte no fue en vano por nosotros. Nosotros mismos, seremos causa de que muchísimos se atrevan a venir a Tu presencia y a invocar el Nombre de Tu Hijo Amado para ser salvos de toda adversidad.
Nosotros, Tus hijos, gracias a Tu Hijo Amado, nos ocuparemos de hacer que muchos vengan confiados y en Ti encuentren salud, paz, refugio y bienestar. Ellos también unirán sus voces a las nuestras para formar un coro de alabanza, de adoración y de profunda gratitud. Veremos cómo los seguidores de la mentira serán silenciados y su final será desastroso.
Padre Bendito: ¡Muchas gracias por estos instantes de gloria, de llenura y de aliento divino!
¡Bendito seas, Padre Santísimo y Dios de nuestros amados padres! Amén.