No está de más mencionar en nuestra sección la forma de hablar de los yucatecos pues aunque parece que van desapareciendo, la verdad es que una enorme cantidad de ellos continúa siendo parte de nuestra habla y los decimos todo el tiempo, a veces sin darnos cuenta, otras no. Veamos algunos ejemplos:
Abusado/a
Es un yucatequismo (sin inclusión del idioma maya) ya antiguo. Lo escuchábamos desde la escuela primaria y se sigue diciendo sin importar la edad del sujeto. Abusado es alerta, ¡cuidado! (dicho en el estilo netamente yucateco, “¡cuidado!”). Recuérdese que aquí, como en las Antillas, Cuba y países del Caribe, siempre se comen una vocal al pronunciar una palabra: “asustao”, “cansao”, etc.
Si vemos venir un automóvil a toda velocidad y un amigo intenta cruzar la calle distraídamente, solemos gritar “¡Cuidado!” o “¡Abusao!”. Es como una advertencia pero dicha en yucateco. Otro uso: si el hijo del sorbetero, Pancho, gusta de estudiar en lugar de perder el tiempo, decimos: “Hay que reconocerlo: Panchito es muy abusao”.
Brincotear
Esto lo hacen generalmente los niños y los adolescentes cuando se enteran de que pasaron el curso o su equipo de béisbol resultó campeón o algo por el estilo. También se dice de los chicos malos que entre todos le “sonaron” (dieron buena paliza) a su enemigo de pandilla. ¿Oye, qué le pasa a Luis que anda brincoteando? “Pues nada, sacó 1º en matemáticas”. Muy yucateca la expresión.
Chicharra
Mal dicha la palabra. Ya sabemos que se trata de la grasa del cerdo, pero no se dice “chicharra”. (“Aquí están las birrias. ¿Y la chicharra?”) Muy mal según el diccionario: deberá decirse “chicharrón”. Debe decirse “Ya trajeron el chicharrón”, como se dice en México y demás estados. Recuerdo que Willy Peniche cuando veía escrito en el cartel de una cantina “chicharra” decía: “¡Son unos brutos: es chicharrón!”. Y tenía razón.