Cultura

Felipe Mazzeo, Vórtices Urbanos

Fenomenología y Memoria

Si la exposición de Felipe Mazzeo en el Centro Cultural la Cúpula fuera una película los créditos se verían de esta forma: Gilles Deleuze, Rafael Penroz, Hegel, Donna Haraway, Koolhaas, Aby Warburg… y la lista sigue.

Al entrar al Centro Cultural la Cúpula uno está en el interior de un paraíso/edén, lejos de los taladros, camiones de volquete que están justo a las afueras de esta sede. Al entrar hay un cuarto blanco que hospeda un sistema, un andamiaje de metáforas, imágenes y plataformas que plantean cosas que tienen un sentido más grande que el que estamos percibiendo. El texto de sala o “statement” abre con un texto denso que denota el trabajo del artista. En esta exposición, las piezas están puestas de una forma que requiere y exige el trabajo intelectual del visitante y de ser posible la guía del artista. La exposición se siente alejada de un lugar para ver, mirar y retirarse. Es más un sistema de instalaciones que están en la galería esperando a ser activadas.

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El antropocéntrico y la división occidental entre naturaleza/seres humanos es lo que habita en esta exposición como ejes conceptuales.

En el centro, una pieza conformada por cajas que contienen trazos de árboles hechos con carbón y acrílico esperan ahí combinaciones distintas. Actos de inconformidad de los visitantes. Esperan que las movamos, empujemos, cambiemos de lugar, tomemos acciones, nos sintamos parte de algo y al mismo tiempo, si sentimos frustración, también está muy bien.

“¿En qué momento el hombre verdaderamente creyó que estamos completamente separados de la naturaleza?” Esto es lo que brotó en mis pensamientos al salir de la Cúpula.

Pero ahí adentro también había muchas cosas que pasan. En una sala donde normalmente se exponen videos, la obra de Felipe expone una caja con forma de serpiente. El sonido invade el ambiente y hay un fuego—que sale de un proyector— que lo cubre todo. Segundos después una luz blanca—a propósito lacaniana—cubre la pantalla, rompiendo con el ritual en el que estábamos sumergidos. Lo mundano con lo sagrado cohabitan en esta pieza. Haciéndonos sentir el encanto y desencanto que tanto podría suceder en una vida.

La erosión en una piedra, en las figuras, en absolutamente todo, invade el espacio.

Una obra efímera titulada “Si existe la ganancia en la pérdida” aparece en el centro de la exposición. Esta obra, conformada por hojas y naturaleza, ya tiene una historia. Según Felipe y la directora del Centro Cultural la Cúpula, Diana Castillo, al principio olía muy fuerte. Casi animal. De esta forma, el propósito de Felipe de ocupar el espacio por medio de los elementos se logró. Con el tiempo, el olor se adaptó al espacio. La armonía se acabó perpetrando, dejando atrás, pero como experiencia, ese momento que significa juntar la naturaleza con lo humano.

Ahí no basta, Felipe hace un juego de ventanas. Junto a verdaderas ventanas habitan otro tipo de ventanas artificiales. Ambas se juntan y nos plantean las posibilidades de preguntarnos ¿qué tipo de ventana es, realidad o ficción?

En la exposición de Felipe Mazzeo todo se vale, los planteamientos son heterotópicos.

¿Dónde?
Centro Cultural la Cúpula, en Mérida, Yucatán. Si quieres visitar la exposición, se sugiere solicitar una cita o estar pendiente de las visitas guiadas.

Raúl Gasque es un artista multidisciplinario que escribe.
http://www.raulgasque.com
contrasteymemoria@gmail.com

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