En estos tiempos no importa la altura de conocimientos que se tenga o el grado académico que se ostente, porque en cualquiera de los dos casos, se puede mentir, y el nivel cultural solo sirve para defender la defenestración y decir que se puede disentir.
Krauze, Aguilita Camín, Castañeda y los intelectuales mexicanos de derecha han actuado siguiendo ese patrón, desde que López Obrador impuso la política de austeridad republicana y recorto presupuesto a toda esa inteligencia, acostumbrada que estaba a recibir millones de pesos por el asunto que fuera.
Todos sabemos que en la ruta del Tren Maya se ha encontrado una enorme cantidad de vestigios de asentamientos mayas, y cientos de miles piezas artísticas de esa cultura ancestral. Esos hallazgos jamás hubieran sido posible realizarlos por un grupo de investigadores o arqueólogos decididos a meterse en intrincadas selvas en búsqueda de rastros de nuestra cultura precolombina. Se les iría la vida en ello, y a lo mejor solo lograban localizar un sitio.
Para mí la gran aportación del Tren Maya ha sido el encuentro de tantas obras ancestrales, que darán claridad a la cotidianeidad de nuestros ancestros.
Resulta que el arqueólogo Fernando Cortés de Brasdefer a denunciado “daño a la arqueología” como consecuencia del Tren Maya. (Semanario Proceso 28 de mayo de 2023). El INAH, le levantó un acta administrativa y él mencionado arqueólogo respondió con un desplegado, acusando a las autoridades de atentar contra la libertad de opinión.
El perfil de esa respuesta es digna de Lilly Téllez o Xóchitl Gálvez, pero no es digerible viniendo de un especialista ocupado en las costumbres de las sociedades antiguas.
¿Se debe permitir mentiras a la opinión pública? ¿Es ético, intelectualmente, hablar de “daño a la arqueología”, cuando están sacándose al conocimiento de todos los seres humanos enormes obras y piezas de esa cultura? ¿Qué diría el señor Cortés de Basdefer, de todas las excavaciones que se hacen actualmente en el Valle de Los Muertos, en Egipto y en las que se han descubierto miles de obras importantísimas de la cultura de los faraones? ¿Acusaría a las autoridades del Cairo de estar dañando ese portentoso sitio arqueológico?
Esa acusación es una tontería, digna de ser expresada por un político como los de la oposición, pero no por “un arqueólogo de amplia y fructífera trayectoria…”