Bienestar Espiritual

“El icono ortodoxo “del pantocrátor” habla al corazón en su silencio arrobador”

¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!

Padre Amoroso: ¡Bendito despertar en Tu maravillosa gloria!

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Hoy, en esta madrugada, queremos contemplar ese icono de Tu Amado Hijo, al que llamamos con sobrada razón: “EL OMNIPOTENTE.”
¡Qué imponente rostro de Tu Hijo Amado, que sabe hablar con tanta elocuencia ante quien se atreva a contemplarlo en silencio profundo, en la paz del alma y con un espíritu que goza del DON de la quietud que se adentra a la misma eternidad divina, aunque sea por unos instantes!

En Él podemos ver con los ojos del espíritu al VERBO DIVINO E INFINITO DEL PADRE, totalmente limitado, circunscrito, humanado, hecho tan semejante a nosotros, MENOS EN EL PECADO, que, nos hace caer de rodillas y llorar por la añoranza del ayer majestuoso y glorioso de Adán en el Paraíso. ¡Qué riqueza, majestad y gloria encierra aquel que se hizo carne sin ser dominado por ella, que se hizo material sin despojarse de lo espiritual, que se hizo hombre para que de Él aprendiéramos con el poder del Espíritu Santo a restaurar en nosotros esa imagen divina!

Padre Santísimo: Tu Hijo Amado siempre ha existido. Por Él y para Él ha sido creado todo y sin Él nada tiene razón de ser, “porque, por medio de Él, Tú creaste todo lo que existe en los lugares celestiales y en la tierra. Hiciste las cosas que podemos ver y las que no podemos ver, tales como tronos, reinos, gobernantes y autoridades del mundo invisible. Todo fue creado por medio de Él y para Él.” (Comparar Colosenses 1: 16).

Con los ojos del espíritu en el Espíritu Santo leemos cómo ese Verbo Encarnado, esa Palabra del Padre nos habla al corazón y nos dice:

“Yo Soy el Verbo del Padre que existo desde el principio de todo lo creado. Yo Soy siempre quien estuve, estoy y estaré con YO SOY, quien es mi Padre, porque Él y Yo somos UNO. Yo hablo lo que veo de mi Padre, hago todo lo que hace mi Padre y Soy igual a mi Padre.”

Si YO SOY COMO MI PADRE E IGUAL A MI PADRE, ¿Qué espero de ustedes, hijos míos? Yo, Su Salvador, les digo al corazón: ¡Mi Padre es su Padre! Desde que los formamos en Adán, ustedes tenían grandes privilegios, pero gracias a mi muerte en la Cruz, se les han devuelto. Ya se los dije y se los repito: “Voy a subir a mi Padre y al Padre de ustedes, a mi Dios y al Dios de ustedes”. (San Juan 20:17).

Ahora ya estoy nuevamente con Mi Padre Amado y les recuerdo que aprovechen al máximo esta mi promesa: “Les digo la verdad, todo el que crea en Mí hará las mismas obras que Yo he hecho y aún mayores, porque voy a estar con el Padre. Pueden pedir cualquier cosa en Mi Nombre, y Yo la haré, para que el Hijo le dé gloria al Padre. Es cierto, pídanme cualquier cosa en Mi Nombre, ¡y Yo la haré!” (San Juan 14: 12-14).

Hermanos míos e hijos de Mi Padre Amado: Si mi Padre, antes de mi encarnación inauguró la ERA DE LA GRACIA, llenando de Su Divina Presencia a esa Gran Mujer, en la que Yo me encarné, en la que estuve en su vientre por nueve meses, en la que establecí Mi Trono de gloria, fue MI PRIMER TEMPLO SANTIFICADO POR EL MISMO ESPÍRITU SANTO Y LA ENSANCHÉ MÁS QUE AL MISMO CIELO, para que contuviera mi Presencia incontenible, ¿Qué no podré hacer por ustedes, a quienes Yo redimí su adeudo total ante Mi Padre Amado?

Si mi Padre y Yo, somos lo mismo, Yo he venido para que ustedes SEAN MIS GRANDES EXPONENTES DEL PODER DE MI PALABRA. Entiendan que, YO ME HICE HOMBRE para que ustedes recuperaran todo el inmenso poder que debe tener SU PALABRA, por la gracia del Espíritu Santo.

Trinidad Santísima: ¡Muy agradecidos nos despedimos y nos vamos muy alegres con esa bendición del Padre, con la gracia de Cristo nuestro Salvador y con el maravilloso poder e impulso del Espíritu Santo a vivir haciendo de nuestro DON DE LA PALABRA, TODO UN BELLO AMANECER DE GRANDES E INSOSPECHADOS ALCANCES! AMÉN.

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