Quintana Roo

Deforestación provocada por menonitas, y lanchas motorizadas, principal amenaza a Laguna de Bacalar, advierte munícipe

05 de junio/ Cancún, Q. Roo.- Al celebrarse el Día Mundial del Medio Ambiente, el presidente municipal de Bacalar, José Alfredo “El Chepe” Contreras, solicitó públicamente la intervención del gobierno de Quintana Roo, frente a la deforestación provocada por la comunidad menonita, asentada en aquella demarcación, pero también para eliminar la invasión de lanchas de motor que amenazan el paisaje y calidad del agua de la Laguna de los siete colores.

Bacalar fue elegido por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) como sede de los festejos del Día Mundial del Medio Ambiente, que este año tuvo por tema la eliminación de la contaminación por plásticos.

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Durante su discurso, ofrecido frente a Dolores Barrientos, representante del PNUMA en México; Peter Grohmann, residente del sistema de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en México; y Fernando Tena, representante de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), el alcade se dirigió a la gobernadora, “Mara” Lezama, para solicitarle ayuda.

Ahí, dijo que, actualmente, la comunidad menonita ha devastado más de 16 mil hectáreas de selva en el municipio.

“Tenemos una zona de deforestación; Bacalar abarca hasta el municipio de José María Morelos, pero tenemos un tema con los menonitas en Bacalar. Al día de hoy llevan devastadas más de 16 mil hectáreas (…) Yo creo que es algo que debemos de tomar en cuenta”, dijo.

De acuerdo con un análisis realizado por el Global Forest Watch (GFW) y el World Resources Institute (WRI-México), citado en el trabajo de investigación “Caña de azúcar: El monocultivo que transformó al sur de Quintana Roo”, publicado en 2022 por la plataforma periodística internacional Mongabay, especializada en temas ambientales, Bacalar perdió –entre el 2010 y 2021– 84 mil 727 hectáreas de cobertura arbórea.

La principal causa del cambio de uso de suelo en terrenos forestales en ese municipio, es la actividad agrícola, conforme al estudio “Análisis de los procesos de deforestación en Quintana Roo”, editado por la Comisión Nacional Forestal (Conafor) y también citado por la investigación mencionada.

Tan solo en 2013, el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) reporta que ya había ahí, 17 mil 574 hectáreas sembradas con maíz y soya, “cultivos que hasta 2021 han sido los predominantes en ese territorio”. El cultivo de caña también ha sido factor de deforestación.

Estas siembras han sido realizadas por la comunidad menonita, que ha comprado a ejidatarios miles de hectáreas, aún cuando la Ley Agraria “no permite este tipo de transacciones”. En su artículo 64 se señala que las tierras ejidales son inalienables, es decir, no pueden ser compradas, ni vendidas como propiedad privada.

El Ejido Salamanca, habitado desde el 2001 y desmontado para la siembra de maíz, sorgo y soya, es el que presenta mayor grado de deforestación y surgió precisamente de la compra de derechos ejidales. En esa época pertenecía a Othón P. Blanco, porque Bacalar fue declarado municipio hasta el 2 de febrero del 2011.

Ese ejido ha perdido “4 mil 600 hectáreas de selva entre 2001 y 2021”, es decir, el 92 por ciento de todo el territorio ejidal, de acuerdo con GFW-WRI México.

“Los menonitas también han comprado o rentado tierras en otros ejidos de Quintana Roo.

“En 2017, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) realizó un operativo con la Secretaría de Marina, durante el cual se constataron actividades ilegales de cambios de uso de suelo con fines agrícolas en predios ocupados por menonitas en los ejidos El Bajío, El Paraíso y San Fernando. La superficie afectada fue de mil 445 hectáreas”, se lee en la investigación referida.

El caso fue emblemático y el tema, un escándalo, pues se impusieron multas, tanto a menonitas como ejidatarios, por un monto de 10 millones 266 mil 640 pesos; además, se ordenó restituir las hectáreas afectadas.

El “Chepe” Contreras también solicitó ayuda para erradicar las lanchas de motor que circulan en la Laguna de Bacalar, que abarca 40 kilómetros y en sus márgenes habita flora y fauna diversa, como los jaguares, monos, tapires, cocodrilos, ceibas, árbol de chicle y cedros.

“Ya no queremos mas lanchas de motor en la laguna (…) hay más lanchas que taxis en Bacalar”, afirmó, al señalar que actualmente operan 300 embarcaciones de ese tipo.

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