Bienestar Espiritual

“¡Yo soy la resurrección y la vida!”

(San Juan 11:25).

¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!

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¡Muy resplandeciente día tengas, oh Padre Misericordioso! Mis amigos me han acompañado porque UNO DE NUESTRA FAMILIA, ha recibido Tu llamada al dulce hogar celestial. Estando contigo, pensamos en nuestra gente que se retuerce de dolor y llora amargamente la partida a la eternidad del papá, ¡uno de sus miembros más queridos! Toda la familia ha suspendido sus labores y actividades dominicales y se ha dado cita en este pueblo encantador, porque, también sabe solidarizarse, elevar una plegaria, acompañar a los deudos, llevar unas flores, una vela y unos panes, para demostrar con ello su cariño y compartir su profundo dolor.

Escuchamos esos gritos de la esposa o hasta adivinamos lo que ella siente y muchas veces expresa con todas las fuerzas de su alma: ¡Dios mío! ¿por qué Te llevas a mi esposo? Y los hijos en esa sinfonía de tristeza, también Te cuestionan: ¡Señor, mi Dios! ¿Por qué nos arrebatas a nuestro padre? Los demás, solo escuchamos y hasta derramamos una lágrima, porque esa desesperación, esa tristeza, ese llanto y esas preguntas, conmueven hasta al más duro corazón de piedra y al ser humano que ha perdido la fe.

¡Cuánta falta hace a nuestra gente el que aprenda y comprenda que Tú, oh Padre bendito, nos has enviado a Tu Hijo Amado para que nos dijera de viva voz y al oído: ¡NO TEMAN! ¡NO LLOREN! ¡NO SUFRAN, PORQUE, ¡“YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA!” ¡COMPRENDAN QUE, TODO LO BELLO, ¡VALIOSO Y ETERNO SOLO ESTÁ EN LA CASA DEL PADRE CELESTIAL! ¡LA VIDA EN ESTA TIERRA SOLO ES UNA MUESTRA, UNA PROBADITA DE LO EXCELSO, EXTRAORDINARIO Y SUBLIME QUE ES “LA CASA DEL PADRE!

¡COMPRENDAN, HIJOS DE MI PADRE CELESTIAL, QUE SU VIDA TERRENA, TIENE PRINCIPIO Y FINAL, PORQUE ES “LA ESCUELA QUE LOS CAPACITA PARA QUE PASEN AL GRADO SUPERIOR DE LOS BIENAVENTURADOS QUE, TENIENDOLO TODO, GOZANDO DE TODO, ESTÁN SEGUROS QUE TODO ESTO ES MATERIAL, ¡NO ES LO DEFINITIVO! ¡VIVEN EN LA CERTEZA DE QUE LO MEJOR ESTÁ EN LA VIDA ETERNA!

Padre Bendito: Con estas Palabras de Vida, vamos a creerle a Tu Hijo Amado, porque, al desvanecerse nuestro cuerpo terrenal, nuestra vida comienza a ser más atractiva, más interesante y de una gran esperanza, porque PASAMOS DE ESTA VIDA EFÍMERA, PASAJERA Y DE LUCHA A GOZAR DE LAS DELICIAS DE LA ETERNIDAD EN COMPAÑÍA DE TODOS LOS QUE TE HAN AMADO, EN TU HIJO HAN CREÍDO Y A TU CASA HAN SIDO INVITADOS.

Terminamos esta oración matinal exclamando con el Espíritu Santo: “Convertiste mi lamento en danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de alegría, para que Te cante y Te glorifique y no me quede callado. ¡SEÑOR MI DIOS, SIEMPRE TE DARÉ GRACIAS!” AMÉN. (Salmo 30:11-12).

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