
¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!
Padre Omnipotente: ¡Benditos y maravillosos días de radiantes amaneceres nos acompañen, porque en TU LUZ veremos nuestra luz!
Estamos ponderando ante TU PRESENCIA al CIEGO DE NACIMIENTO. ¡Hombre afortunadísimo, porque tuvo la dicha inmensa de estar ANTE TU AMADO HIJO, EL MISMO CREADOR DE LA LUZ! … ANTE “LA MISMA FUENTE DE LA LUZ VERDADERA QUE ILUMINA A TODO SER HUMANO QUE VIENE A ESTE MUNDO.” (San Juan 1:8).
¡Qué acontecimiento sin igual se estaba llevando a cabo! Porque con el poder de Su Palabra de Vida, exclama: “Mientras estoy en el mundo, ¡YO SOY LA LUZ DEL MUNDO!” (San Juan 9:8). Es en ese momento en que SE REPITE LA OBRA DE CREAR NUEVOS OJOS con el polvo de la tierra mezclado con EL ALIENTO DIVINO DE SU SALIBA. Ahora, solo estaba a un paso de ver CON NUEVOS OJOS, que no solo verían lo material, sino también LO ESPIRITUAL. Este paso era LA OBEDIENCIA ante el Creador y Redentor que le ordenaba: ¡Ve y lávate en el estanque del Siloé! Padre Santísimo, hay muchos ángulos en este milagro y muchísima enseñanza que debemos descifrar con la Luz del Espíritu Santo y ante Tu presencia en oración ferviente.
Hoy nos quedamos extasiados en dos detalles:
1) La gran importancia que reviste el estar siempre ante TU DIVINO HIJO, “LA LUZ VERDADERA QUE SIGUE DANDO LUZ Y HACIENDO NUEVOS OJOS CAPACES DE VER LO NATURAL Y LO SOBRENATURAL. Es por ello que, ante Ti, oh Padre
Amado, estos amigos e hijos Tuyos refrendamos nuestro compromiso de estar presentes de manera consciente, activa, participativa y en absoluta obediencia a quien siempre se identificó como el “YO SOY”, para que también nosotros con la misma certeza de LA VERDAD Y DE LA VIDA, exclamemos ante Ti y ante todo mundo: “NOSOTROS SOMOS TUS HIJOS, OH DIOS ALTÍSIMO.” Y de manera particular en nuestra oración personal nos identifiquemos con el “YO SOY EL TEMPLO VIVO QUE ES PORTADOR DEL GRAN AMOR Y DEL INMENSO PODER DIVINO.”
2) EL OBEDECER CON ÁNIMO RESUELTO LA VOZ DE SU PALABRA CREADORA. Porque solo en obediencia a LA PALABRA DE VIDA es como florecerá la vida y se restaurará Tu creación.
Padre Santísimo: Nos marchamos muy felices porque, Tú y Tu Hijo Amado nos han conferido NUEVOS OJOS que ven lo que muchos no ven. ¡Bendito seas! Amén.