Cultura

Extranjeros en el béisbol yucateco de 1905 (97)

Encuentros entre el Pablo González y el México

El tercer desafío entre el Pablo González y el México se llevó a cabo el domingo 26 de febrero ante regular número de espectadores. Como el reporter de La Revista de Mérida no asistió al partido, lo reconstruyó con base en el score proporcionado por el gerente del club yucateco a la prensa: Romero y Bocanegra jugaron bien como pícheres; los pablistas hicieron dos magníficos double plays y uno los del México; Sánchez, Figuerola y Calvo del equipo yucateco, así como Artman y Jackson de la novena visitante, fueron los que más errores cometieron.

            […] Los de la novena local fueron 31 veces al bate; hicieron tres carreras; cuatro hits; 27 buenas jugadas y ocho asistencias; y tuvieron diez errores.

            Los del “México” fueron 38 veces al bat; hicieron diez carreras; cuatro hits; 27 buenas jugadas y nueve asistencias; y tuvieron siete errores.

            Batazos de dos bases: del “Pablo González” 1 por A[lfredo]. Ponce. Carreras limpias: del “Pablo González” 2; del “México” 2. Bases robadas: por “pablistas” 1; por “mexicanos” 2. Double plays del “Pablo González, 2 por Figuerola, Calvo y J. D. Ponce; del “México” 1 por Valenzuela, Juárez y Núñez. Passed balls, de Witmer 2; de Rubio 1. Bases regaladas: por Bocanegra 3; por Romero una. Struck out: por Romero 6 de ellos[,] uno en three strike; por Bocanegra 2; Quedados en base: del “Pablo González”, 5, por igual número del “México”. Duración del juego: 1 h. 45 m. Jueces: Zavala y Rendón Q. Anotador: Álvaro Ponce C.

            La anotación por entradas es la siguiente:

            “México”          7-0-0-0-0-0-0-1-2= 10

            “P. González”.  0-0-0-0-0-0-0-1-2= 3

            El triunfo quedó, por tanto, en favor de la novena metropolitana […] (1)

El domingo 12 de marzo, a las tres y media de la tarde, se enfrentaron por cuarta ocasión los equipos México y Pablo González, bajo la supervisión del umpire Carlos Nixon. […] Para mayor comodidad del público se ha agregado una serie nueva de galerías de pabellón y de palcos que por primera vez serán puestos a disposición de la concurrencia […] (2)

            […] No asistió a este “match” ninguno de nuestros reporters; pero según la copia del “score” que nos facilitó bondadosamente el joven don Álvaro Ponce Cámara, el triunfo fue del “Pablo”, por siete carreras contra cinco del “México”. Éste tuvo cinco errores, por tres del “Pablo”, que se presentó reforzado con dos buenos jugadores, fungiendo como pitcher José Romero […] (3)

Uno de los componentes del México, que también era corresponsal del periódico Mexican Herald de la capital del país, remitió a la redacción de ese medio sus impresiones sobre el trato de reyes que recibían aquí los jugadores visitantes, por lo que vaticinaba que, con excepción de Artman, Núñez, Falomir y Witmer, todos los demás difícilmente retornarían a la capital del país, pues algunos de ellos pensaban quedarse a radicar aquí o bien viajar a los EE.UU.

            […] La gente de Mérida se ha portado espléndidamente y nos ha tratado como si fuéramos millonarios. Cuando se ganó el primer partido, fuimos considerados como héroes. Los vencedores fueron sacados de los terrenos en hombros de los mozos que asistieron al juego. De vuelta a la ciudad, nos detuvimos en una sorbetería, en donde se consumió una buena cantidad de helados y de limonada, y a la hora de pagar, el encargado dijo que estábamos en casa. La verdad es que a los componentes de la novena de México, casi nunca se les permite pagar los refrescos. Además, las caballerizas del Pablo González les han sido franqueadas y los que son aficionados a la equitación, pueden darse paseos de caballos de raza. Los teatros y otros espectáculos han obsequiado a los del club, entradas para sus funciones.

            Con semejante recibimiento recibido por todos lados, los muchachos no pueden menos de estar satisfechos. Sólo se ocupan en divertirse y practicar. Si pudiera volver a México la novena, tal como salió, difícilmente sería reconocida, tanto es lo que ha adelantado aquí con la diaria práctica.

            Falomir ha tenido un gran éxito en Mérida. Cada vez que hace alguna buena jugada, recibe una ovación superior a la que podría hacerse a Mazzantini después de una buena estocada. Juárez también ha tenido un juego muy feliz, e igualmente es un favorito. Mas aunque estos dos jugadores sean predilectos, todos los demás son tenidos como héroes. Poco después de la llegada de la novena, tuvo lugar un baile, al cual todos fuimos invitados. Concurrieron muchos de los más prominentes ciudadanos. Pero como la mayor parte de los de la novena había olvidado traer trajes de etiqueta, nos encargaron de representarlos a Witmer y a mí […] (4)

Días más tarde, el corresponsal llamaba la atención de sus lectores sobre la fiebre pelotista que embargaba por aquellos días, no solo a los yucatecos, sino también a sus vecinos campechanos. Asimismo indicó cómo ese entusiasmo llevaba a los mandamases de los principales clubes locales a buscar equipos o jugadores fuera de las fronteras nacionales.

            […] Hay tal furor por el “base-ball” […], que los entusiastas de Mérida han enviado un comisionado a los Estados Unidos para contratar novenas que jueguen en Yucatán. D. Luis Medina, que es el comisionado, ha escrito desde Galveston que la novena de allí no podrá hacer viaje por estar cercana la época de la serie de campeonato, pero será fácil organizar en los alrededores de Galveston un grupo que emprenda el viaje y haga partidas interesantes. Para el otoño o la primavera siguiente, podrá hacer viaje la verdadera novena de Galveston. Antes de regresar a Yucatán, el señor Medina irá a Nueva Orleans o Mobila para tratar de contratar jugadores de esas ciudades.

            La perspectiva de esas partidas es motivo de que los de Mérida traten de retener a los jugadores del México. No se ha visto nada que se ponga tan de moda como el “base-ball” en Mérida. Es que la mayoría de los jóvenes ricos se han educado en los Estados Unidos y han introducido ese sport a su vuelta del colegio. El juego se ha hecho popular entre todas las clases y lo es más cada día. Para ver una partida interesante entre dos buenas novenas, se podrían vender todas las entradas de un gran local de base ball a razón de veinte pesos el asiento […] (5)

Cuando se publicaron estas líneas, el México ya había jugado tres partidos, de los cuales había ganado dos a la novena Pablo González, a la que se tildaba de Aristócrata, porque sus jugadores pertenecían a las mejores familias de Mérida; el corresponsal del Mexican Herald insistía sobre la buena vida que llevaban aquí los integrantes del equipo visitante, revela cómo era su día a día, el excelente clima de camaradería que reinaba entre ellos, así como el plácido transcurrir de la vida en la capital yucateca.

            […] Después de las horas de práctica, los muchachos del “México” están en libertad de hacer lo que les acomode. Unos se entretienen en los corredores del hotel y otros leen novelas que por cierto son escasas en Mérida. A menudo la mesa de escribir del hotel está cubierta de papel, sobre y otros menesteres de escritura, y ambos lados están ocupados por los muchachos que llenan cartas postales o envían recuerdos y saludos a las personas queridas que están distantes.

            Las buenas relaciones entre los de la novena, se deben comentar favorablemente. No existen enemistades y si alguna se inicia, en seguida desaparece en este aire de paz y serenidad que parece infeccioso e impide que los gérmenes perniciosos ganen terreno. En la mesa se olvidan todos los cuidados para disfrutar de sabrosos manjares. Despierta el ingenio y hay sin fin de bromas. La apacible sonrisa y la franca carcajada de Cullen, carcajada contagiosa, contribuyen al bienestar general. Las tardes se pasan en los cafés y parques, discutiendo refrescos, oyendo música y mirando la interminable cadena de carruajes públicos y particulares que giran alrededor de la plaza. Cuando todo se aquieta y los cafés se cierran, lo que hay que hacer es recogerse. Detrás de níveos mosquiteros, a cubierto de las picaduras de los anofeles y de sus molestas serenatas, los jugadores de pelota no tardan en sumergirse en el sueño reparador […] (6) (Continuará)

Referencias

(1).- De Base-Ball. (1905, 27 de febrero). La Revista de Mérida, p. 3.

(2).- De Base-Ball. (1905, 11 de marzo). La Revista de Mérida, p. 2.

(3).- De Base-Ball. (1905, 13 de marzo). La Revista de Mérida, p. 2.

(4).- La novena de Base-Ball que vino de México está muy contenta. (1905, 17 de marzo). La Revista de Mérida, p. 2.

(5).- Más impresiones de los beisbolistas de México / El delirio del Base-Ball en Campeche y Mérida / Un juicio acerca de la zarzuela “Out”. (1905, 27 de marzo). La Revista de Mérida, p. 1.

(6).- Íbid.

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