
En nuestro Estado de Yucatán, pero sobre todo en el municipio de Valladolid, el ser docente es un apostolado que muchos han abrazado y dignificado, pasando a la posteridad y haciendo que las demás generaciones se sientan orgullosos y sigan sus pasos, engrosando el libro de esta ciudad 4 veces heroica y hoy singular “Pueblo Mágico”.
Por mencionar hablaríamos de la Mtra. Imelda Rivero Azcorra, la Mtra. Marcelina Silva, el maestro Ramón Osorio, el maestro Enrique Cuevas Bustillos, la maestra Josefina Lizama, la maestra Socorrito Aguilar, la maestra Edith Ricalde, el maestro Marcelino Aguilar, el maestro Víctor Gómez E., el Mtro. Pánfilo Novelo Martín, el maestro José Bernardo Pérez, la Mtra. Rosa del Alba Cetina Q., la Mtra. Mildred Aguilar, entre otros.
Paulo Freire, el educador más influyente del siglo XX, dice: “Cuanto más pienso en la práctica educativa y reconozco la responsabilidad que ella nos exige, más me convenzo de nuestro deber de luchar para que ella sea realmente respetada. Si no somos tratados con dignidad y decencia por la administración privada o pública de la educación, es difícil que se concrete el respeto que como maestros debemos a los educandos. Lucho por una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer.”
Haciendo honor a esta profesión formadora y transformadora; este medio informativo, EstamosAqui.MX, entrevistó a la maestra Soraya Elizabeth Méndez Muro, quien dijo que son su 3 en casa, su mamá Elizabeth y su hija Sofy; que tiene actualmente 12 años de servicio y cuenta con la especialidad de Licenciatura en ciencias de la educación y Maestría en el área de Docencia e investigación.

Comenta que en este momento tiene el cargo de supervisora de jardines de niños y que estudió para docente porque siempre amó la profesión y ese amor surgió por la convivencia con sus maestro; allá se dio cuenta de cómo un buen maestro toca tu vida de muchas formas, se vuelven guías, amigos y siempre quiso ser así, como aquellos maestros que nunca olvidas, por tener siempre una palabra de impulso y motivación y eso lo ha intentando hacer desde que ejerce su profesión, no solo enseñar sino tocar vidas, familias…con amor y pasión y sobre todo con una actitud de servicio.

Durante estos años de servicio ha tenido como satisfacción el cariño de niños, familias, compañeras docentes, ha visto crecer a muchos de sus alumnos y que muchos de ellos ya son licenciados y eso ha sido un orgullo para ellas, ya que las educadoras son ese primer contacto con los niños en donde siembran el deseo de aprender. Ahora en la función de supervisora, agrega que le llena de orgullo trabajar con los docentes y directivos para mejorar la educación y servicio de los jardines y desde su función seguir sirviendo a los niños.
La maestra Guadalupe Victoria Falcón López comenta que es Mamá de dos hermosas princesas Regina y Camila; que cuenta con 20 años de servicio docente y que es Licenciada en Educación Primaria, actualmente Coordinadora Regional del Centro de Desarrollo Educativo Valladolid.
Externa que tuvo dos excelentes maestras en su educación primaria que le inspiraron y motivaron para ser docente. Comprendió que la enseñanza era su pasión porque de alguna manera ayudaría a contribuir al cambio y a construir un mundo nuevo formando a las nuevas generaciones, mencionando que los docentes no solo trasmiten conocimientos sino también valores, desarrollando en los educandos habilidades y destrezas.
Agrega que lo que más le motiva es que reconozcan su trabajo, que los padres de familia le agradezcan lo qué haces por sus hijos e igualmente que le llena de satisfacción que actualmente pueda gestionar y concretar mejoras en la institución donde labora.
El maestro Rogelio Aké menciona que proviene de la familia Aké Mugarte una familia humilde dedicado al campo, que está cumpliendo 23 años de servicio a la educación, es Docente de primaria Indígena y actualmente se desempeña como Supervisor de educación.
Dice emocionado que estudió para maestro por azares del destino, ya que se le presenta una oportunidad de trabajo para enseñar la lengua maya a niños en escuelas de la ciudad, posteriormente continuó con el estudio para la licenciatura y concursó para una plaza docente, porque es una profesión muy bonita que le permite dejar huella en cada alumno qué pasa por las aulas.
Las satisfacciones recibidas son cuando en los primeros grados enseñas a leer y a escribir a tus alumnos en su lengua indígena y en el español, y con el paso de los años es bonito encontrarte con estos jóvenes y verlos ya formados como unos grandes profesionales