Cultura

Erick Ávila, “Cuxum”, en el Teatro Regional de Yucatán

Erick Ávila, “Cuxum”, en el Teatro Regional de Yucatán
Erick Ávila “Cuxum”. Foto: @cuxum

Erick Ávila, “Cuxum”, hacedor cotidiano de teatro cómico en nuestra ciudad, es hoy, en el siglo XXI, lo más parecido a lo que fue Héctor Herrera, “Cholo”, en el siglo XX.

“Cholo” se instaló en Mérida para sacar a flote una actividad que había sido la pasión de su padre, Mario Herrera, “Sakuja”, quien desarrollaba una actividad con altas y bajas, en el teatro Fantasio. Todos lo sabemos: “Cholo” trabajaba con Manolo Fábregas de manera permanente en el teatro de la familia de ese gran actor, director teatral y empresario mexicano. “Cholo” y el “Chino” Herrera radicaban en la capital del país, donde habían sido declarados exitosos cómicos, y venían de cuando en cuando al teatro Fantasio, para darle oxígeno a la compañía teatral Herrera. En una de tantas, Héctor abandonó su exitosa labor en el Distrito Federal y apostó por la supervivencia de eso que llaman teatro regional. Sería ocioso hablar de lo que vino después, porque es historia viva y vivida por miles y miles de residentes meridanos y visitantes a nuestra ciudad.

Erick Ávila es el único actor en Yucatán, que desde hace años tiene un espacio físico propio en el que presenta comedias. Trabaja con un numeroso grupo de actuantes, y sostiene económicamente de su trabajo a taquilleros, tramoyistas, afanadores, publicidad y la enorme cantidad de cosas relacionadas con una función, como pago de luz y alquiler de local, que significan, estos últimos rubros, un desembolso monetario muy elevado.

“Cuxum” Ávila, antes tuvo su teatro en la calle 62, por el rumbo del Paseo Montejo, y ahora ha inaugurado uno nuevo, en plena avenida homónima, llena de belleza, fama e historia.

Erick Ávila, “Cuxum”, en el Teatro Regional de Yucatán
Héctor Herrera “Cholo” y Erick Ávila “Cuxum”. Foto: @cuxum

Quienes hemos sostenido con dinero propio alguna agrupación artística, sabemos cuánto ajonjolí lleva el mole, cómo nos quita el sueño el tener que conseguir algún dinero para cubrir tal o cual gasto. “Cholo” tenía una nómina semanal impresionante, porque pagaba músicos, directores musicales y coreógrafos residentes, vedettes, cuerpo de ballet y actuantes de primera línea. A él le gustaba mostrar a toda su enorme compañía al finalizar sus presentaciones. La jarana final era ese momento. “Cholo”, además tenía una larga cadena de administración, que trabajaba en la mañana y en la noche.

Esa tremenda responsabilidad la tiene hoy el actor de teatro cómico, Erick Ávila. Y esa carga no la soporta nadie, más que él. Sacar dinero para pagar a tanta gente, significa realizar funciones de manera continua y ello implica una vida que le pone límites a lo personal y lo familiar.

Un empresario como Erick Ávila no puede pensar en “cuánto voy a ganar”, porque la ganancia está supeditada a “cuánto voy a pagar”. Y ambas cosas están regidas por la conducta de la taquilla, es decir, por el público.

¿Tiene patrocinadores? Obvio. Pero adquirirlos significa una serie de trabajos muy ajenos a la cuestión artística y hay que tener talento aparte para esos menesteres.

En términos prácticos, operativos, de responsabilidad laboral, de desarrollo y preservación de lo artístico propio, Erick Ávila, “Cuxum”, es el único actor que puede ser parangonado con el gran mimo yucateco Héctor Herrera, “Cholo”.

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