Bienestar Espiritual

Microhomilía

Hace algunos años, invitado por las religiosas Oblatas, celebraba una misa en la calle, en una área donde las religiosas acompañan a mujeres en situación de prostitución.

Una de estas mujeres insistentemente desde que llegué, me pedía proclamar el salmo; por supuesto que asentí, llegada la hora se puso de pie, y sin tomar el misal, de memoria comenzó a proclamar “El Señor es mi pastor, nada me falta…

” Todos nos sobrecogimos por la fuerza y sentido que adquiría el salmo en voz de aquella mujer y nos llevaba a pensar en nuestras propias experiencias en que nos sentimos, por Dios, cuidados, rescatados, confiados. ¿Te has sentido así?

En el Evangelio Jesús se autodenomina “la puerta de las ovejas”, y nos invita a entrar por él para encontrar los pastos que saciarán nuestras hambres.

No es una puerta que atrapa, sino que cuida y da acceso, nos conduce al Buen Pastor con quien terminan nuestras búsquedas erráticas. Hoy la Palabra es llamada a entrar por “La Puerta”, en donde encontraremos saciedad a nuestras hambres. ¿Dónde encontrar la puerta? Habrá que abrir los ojos y los oídos para descubrir a Quien ya nos busca para ir con él y por él.

P. Hernán Quezada sJ

Deja un comentario

Botón volver arriba