Bienestar Espiritual

“El Señor da la riqueza y la pobreza; humilla, pero también enaltece”

(1 Samuel 2:7).

¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!

Padre Bendito: ¡Glorificado seas, ahora y siempre!

En este momento matinal y ante las estrellas de este cielo de esperanza, de bienaventuranza y de amor, nos reunimos espiritualmente para que, impregnados de Ti, obtengamos la riqueza que da la sabiduría, queremos que, así como Tu siervo Salomón fue bendecido por Ti, concediéndole Sabiduría y el don de discernimiento, por amor al Nombre saludable de Tu Hijo Amado, hagas con nosotros otro tanto. Sabemos que es mucho lo que pretendemos, pero estamos ante Ti, oh Padre de los imposibles. Pedimos Sabiduría porque queremos amar apasionadamente ESTE DON del existir para poder vivir en plenitud. ¡Ya estamos cansados de estar en medio de LA MEDIOCRIDAD! Ya sentimos pena de tener una existencia del casi vivir, del casi creer. Del casi amar, del casi ser Tus hijos, ¡OH REY DE LA GLORIA!

En este momento puestos de rodillas Te suplicamos que nos concedas ese preciado don del discernimiento para poder emprender los días más hermosos de nuestra existencia: revestidos de ese amor pasional por lo que Tú quieres que hagamos, para lo que Tú nos capacitas a diario y para lo que Tú nos has elegido.

Hoy vamos a comenzar un nuevo momento histórico, porque desde hoy nuestra fe se redobla en Ti, nuestra esperanza brilla en nuestros corazones y nuestro amor por la vida sabia nos va a conducir a optimizarlo todo, a aprovecharlo todo y a brillar en gracia en todo momento. Hoy y en este momento queremos que resuenen en nuestros corazones estas palabras de inigualable sabiduría donde demuestras Tu Gran Bondad sobre quienes Te suplican con un corazón sincero: “voy a concederles lo que han pedido. Les daré un corazón sabio y prudente, como nadie antes de ustedes lo ha tenido ni lo tendrá después.”

Sabemos que el Espíritu Santo proclamas en Tu Palabra de Vida que, “El Señor da la riqueza y la pobreza; humilla, pero también enaltece”. (1 Samuel 2:7). Queremos ser humildes ante Ti, porque estamos conscientes que en Ti somos enaltecidos.

Padre bendito: Nos vamos de este momento maravilloso con la bendición de Tu diestra omnipotente para iniciar este nuevo e interesante período de nuestra vida. Sabemos de antemano, que contamos con Tu aval, con Tu benevolencia y con ese aprecio sinigual. Todo lo hacemos para honra y gloria de Nombre que está sobre todo nombre. Amén.

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