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Más sobre los cafés meridanos

Más sobre los cafés meridanos

Ya hemos abundado en columnas pasadas acerca de uno de los sitios favoritos de los meridanos desde el siglo XIX: los cafés, sitios donde se intercambian ideas, y buenas y malas nuevas, y no faltan los que sin nada nuevo que aportar a la chismografía, la inventan.

En el café se tratan negocios muy serios y otros de pacotilla, se hacen amistades (o se deshacen) y hasta de historias de crímenes como el ocurrido el 21 de marzo de 1921, cuando el café Principal fue el escenario de una tragedia; un señor Rivas llegó de súbito al café y desenfundando la pistola la disparó contra un señor Moguel (por motivos de rivalidad, ya que ambos eran propietarios de salas cinematográficas). Sobra decir que Moguel falleció y aquel crimen fue la comidilla del día durante muchos meses en nuestra tranquila Mérida. El propietario de El Principal lo era el español Ricardo Fernández, quien después fue el dueño de otros sitios públicos, entre ellos conocidas cantinas.

En los cafés se han escrito novelas, se han compuesto canciones por Guty Cárdenas y no han faltado los poetas que han encontrado inspiración para redactar sus versos como mi padre, como Ricardo López Méndez, etcétera.

Por cierto que el Dr. Alfredo González Tamayo versificó al respecto el siguiente poema:

Es el sitio preferido
de historiadores famosos,
de ingenieros distinguidos
y de químicos virtuosos

Comerciantes bien vestidos,
militares retirados,
de médicos comedidos
y políticos frustrados.

Las mesas de historiadores
son las más solicitadas:
magníficos narradores
de historias ya confirmadas.

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