
Con el apoyo de un grupo de ciudadanos prominentes, el pianista Alberto Villaseñor vino a Mérida a principios de 1904, recién desempacado de Europa y luego de triunfales presentaciones en la capital del país. Su primer concierto aquí tuvo lugar el viernes 29 de enero en La Lonja Meridana, apoyado en un piano de tres cuartos de cola de la marca Steinway.
El programa de esa noche fue el siguiente:
[…] [1ª parte]Preludio y fuga…………….. Bach-Bussoni
Andante en (fa menor)
32 variaciones……………… Beethoven
Estudio en do menor
Nocturno en si mayor
Mazurka en do menor…. Chopin
Berceuse
Estudio en sol mayor
Vals en la bemol
2ª parte
Rapsodia Núm. 12…….. Liszt
Momento musical…….. Schubert
Barcarola………………….. Rubinstein
Le Papillon………………… Grieg
Estudio vals………………. Saint-Saëns […] (1)
En una extensa crónica del suceso, el autor anónimo aseveró que Villaseñor agradó primero y cautivó y avasalló después; llamó la atención sobre el tamaño y las condiciones de las manos privilegiadas del artista que le permitían superar todas las dificultades y producir excelente calidad de sonido.
[…] Hecho a ejecutar “fugas”, su mano izquierda corre pareja con la derecha, en soltura y agilidad, cosa que es excepcional, pero que no amerita sorpresa tratándose de la técnica de predestinado, en quien ambas manos deben ser iguales. Su escuela es alemana neta; su dicción es pura y correcta, sobria sin los efectos del relumbrón de que tan a menudo echan manos otros panistas para deslumbrar, a su auditorio; con recursos que denuncian pobreza; su técnica es irreprochable, su ejecución maravillosa, pero hay que advertir que ésta no le sirve más que de medio para producirse: el artista está detrás; tiene dominadas las dificultades del piano de modo absoluto. Lo más notable en él es su manera de decir, la interpretación que da a las obras: puede afirmarse que es juguete de una musa propia, como alguien dijo, que, ora lo apacigua y ablanda, ora lo exalta, ya pone en sus oídos efluvios de dulce zampoña, ya acentos de trompeta épica. En los pasajes tranquilos es tan suave como una mujer enamorada, en los pasajes de dificultad y de bravura cabe compararle con una fiera enfurecida. Villaseñor es de aquellos artistas que interesan a su público y lo arroban pues tiene el privilegio de comunicar a su auditorio ese calor, esa pasión, esos afectos y emociones que encierra dentro de sí un artista de sus condiciones. En su naturaleza hay un conjunto de tales cualidades que no se sabe qué admirar más, si la concepción general de las obras que interpreta, o su prodigiosa memoria, de cuyos rincones no huye ninguna nota […] (2)
El crítico puntualizó que Villaseñor había logrado reflejar en su interpretación la personalidad de cada uno de los autores cuyas obras figuraron en el programa: la fuga en re mayor de Bach-Bussoni la ejecutó con pompa y majestad; el andante de Beethoven, con apasionamiento y ternura a la vez; la rapsodia de Liszt, con ardimiento y viveza; el “momento musical” de Schubert, con exquisita delicadeza; el vals-estudio de Saint-Saëns, con brillantez y elegancia.
[…] Mas, si toda esa fue hermosísima labor, en nuestro concepto, lo que dijo nuestro artista con más pasión, con verdadero amore, fueron los seis números de Chopin, el inspirado poeta del piano, a quien se echa de ver que rinde culto especial y fervoroso. El bello “nocturno”, sobre todo, lo dijo encantadoramente, como bañándose en raudales de infinita tristeza, en esa nostalgia de lo sagrado que se infiltra en aquel género de composición.
En resumen, Villaseñor es lo que se llama un virtuoso del piano, pero virtuoso clásico, cuyo gusto formado en la buena escuela alemana, es depurado, y cuya técnica, como ya dijimos, es irreprochable, al grado de que para él no existen dificultades, pues las ejecuta, sin que el público se dé cuenta de ellas, sin que advierta que las está venciendo. Todo lo cual induce a afirmar que su envoltura, por hablar así, es germana; parece, en lo artístico, animado de los sentimientos de aquel país, emporio de la música; pero eso no le priva de tener cierta personalidad, el yo propio del artista definido, que ya le anuncia con la sonoridad halagadora de un canto profético, renombre universal.
Villaseñor no es para la cátedra, para el conservatorio y sus poderosos elementos artísticos son como alas aquilinas con las cuales puede llegar a las excelsas cimas del arte de Liszt y de Rubinstein; es para los radiosos centros europeos donde fulguran los Dalbert [i.e. d´Albert], los Bussoni y los Paderewski […] (3)
Ante el éxito de su primera presentación, inmediatamente se anunció que Villaseñor daría un segundo concierto en La Lonja Meridana el lunes 1 de febrero, al que podrían asistir no solo los socios de esta sino el público en general. (4) Antes y después de ese concierto, Villaseñor ofreció audiciones privadas para las familias Aznar Gutiérrez, Vales Vastillo, Rendón Vales, Escalante Fajardo, Cámara Casares, la del gobernador Olegario Molina Solís y la de Armando G. Cantón. (5)
El programa del segundo concierto fue el siguiente:
[…]
Preludio y fuga…………………… Bach-Bussoni.
Andante
32 variaciones……………………. Beethoven.
Pastoral
Capricho……………………………. Scarlatti.
Mazurka
Estudios
Berceuse
Ballada……………………………… Chopin.
Rapsodia Húngara…………….. Liszt.
Momento Musical…………….. Schubert.
Barcarola………………………….. Rubinstein.
Papillon……………………………. Grieg.
Vals-Estudio…………………….. Saint-Saëns. […] (6)
Se destacó que, aunque este concierto fue de paga, la asistencia fue más numerosa que en el primero, lo que complació al redactor pues evidenciaba que en Mérida sí se sabía apreciar las cualidades de un artista de altos méritos.
Poco antes de embarcarse para Veracruz, para de allí viajar a la capital y luego a Puebla, Villaseñor se despidió de los yucatecos con una carta que pidió hacer pública:
[…] Casa de Ud., Febrero 3 de 1904.
Sr. Director de “El Eco del Comercio”.- Presente.-
Muy estimado señor: Me permito dirigir a Ud. las presentes líneas para rogarle que en su acreditado periódico se sirva hacer presente mi gratitud a las honorables personas que se dignaron patrocinar el “recital” de piano verificado en los salones de “La Lonja Meridana” la noche del 29 de enero próximo pasado. Llevo grabadas en el corazón las mejores impresiones de mis compatriotas los yucatecos y de los miembros más prominentes de la colonia extranjera alemana por la benevolencia con que honraron mis humilde trabajos artísticos: sus aplausos me servirán de estímulo para continuar empeñosamente mi carrera artística. Por último, hago presente mi profunda gratitud a mis distinguidos amigos D. Pablo Castellanos León y D. Arturo Casares Cámara por sus nobles esfuerzos que me impulsaron a venir a esta tierra hospitalaria realizando así una de las ilusiones más gratas de mi corazón.
Sírvase Ud. aceptar, Sr. Director, mi atenta consideración.- Alberto Villaseñor […] (7)
Durante su estancia aquí, Villaseñor se hospedó en la casa del artista Pedro Novelo Escalante. Días después de su partida, se difundió la larga lista de quienes habían contribuido económicamente para la venida del pianista a la capital yucateca y también los nombres de quienes lo despidieron en la terminal ferroviaria de la Mejorada, algunos de los cuales lo acompañaron hasta Progreso. (8) (Continuará)
Referencias
(1).- Villaseñor en Mérida. (1904, 9 de enero). El Eco del Comercio, p. 2. Véanse también: Un telegrama de Villaseñor. (1904, 13 de enero). El Eco del Comercio, p. 2; De la metrópoli. (1904, 16 de enero). El Eco del Comercio, p. 2; Valmont. (1904, 20 de enero). Algo de todo / Villaseñor. El Eco del Comercio, p. 2; El pianista Villaseñor. (1904, 26 de enero). El Eco del Comercio, p. 2; El concierto de Villaseñor. (1904, 28 de enero). El Eco del Comercio, p. 2.
(2).- De arte / La audición del viernes. (1904, 31 de enero). El Eco del Comercio, p. 2.
(3).- Íbid.
(4).- Un segundo concierto de Villaseñor. (1904, 31 de enero). El Eco del Comercio, p. 2.
(5).- Valmont. (1904, 2 de febrero). Algo de todo / Audiciones privadas. El Eco del Comercio, p. 3. Véase también: Audición. (1904, 5 de febrero). El Eco del Comercio, p. 2.
(6).- El segundo concierto de Villaseñor. (1904, 3 de febrero). El Eco del Comercio, p. 2.
(7).- Una carta de Villaseñor. (1904, 5 de febrero). El Eco del Comercio, p. 2.
(8).- Relación interesante. (1904, 6 de febrero). El Eco del Comercio, p. 1. Véase también: Despedida de Villaseñor. (1904, 6 de febrero). El Eco del Comercio, p. 2.