“El femenino Yucatanense”

Buenos días, muchas gracias por prestarme de nuevo la palabra en este interesante conversatorio dentro del ya tradicional festival que se realiza en la siempre bella ciudad de Izamal, Yucatán.
El significado de Península es: Extensión de tierra rodeada de agua por todas partes salvo por una, por donde está unida a un territorio de mayor tamaño. Es decir, es Casi una Isla, y eso es lo que fue y para muchos es aún hoy percibido conceptualmente Yucatán, como casi una isla en las costumbres, casi una isla en cuanto a su historia, casi una isla en cuanto al pensamiento de sus habitantes, casi una isla en el alma peninsular.
Durante los primeros años del encuentro entre los conquistadores españoles y los habitantes del mundo maya, se inicia esta idea de que Yucatán era una isla, que se le atribuye al piloto Antón Alaminos quien acompañó tanto a Francisco Hernández de Córdoba en 1517 como a Juan de Grijalva al año siguiente. El creía que la bahía de Chetumal y la laguna de Términos se comunicaban, lo que convertía a “Iuchathan” en una isla. Bernal Díaz del Castillo nos menciona esto cuando comenta: “Los soldados maldecían al piloto Antón de Alaminos y a su descubrimiento y viaje, porque siempre porfiaba que no era tierra firme, sino isla”.
Aclarando que esta creencia era para los conquistadores europeos, ya que los mayas eran muy “orientados”, el oriente era donde salía el sol y el principio de todo y donde se genera el linaje sagrado. Para los españoles que ya aguja imantada de la brújula el norte era su guía. Es por eso por lo que, en tono de broma decimos en la península cuando alguien se pierde, que está “norteado” y los mayas estaban muy bien orientados y sabían que no era una isla.
En lo que se refiere a la cartografía, todavía en los años de 1535 y 1540, se dibujaba a Yucatán como una isla, en unos casos confundiéndola con la buscada isla de Japón, la famosa Cipango o Zipangris como le llamó Marco Polo, esto específicamente en un mapa anónimo de Núremberg en donde se le representa como Iucatane-Zipangris. También en 1540 Sebastián Muller en un mapa de América la muestra como la isla Iucatana.

Para empezar nuestro dialogo respecto al papel femenino Yucatanense, quisiera hacer un recorrido un poco rápido a través de la historia sobre las mujeres que han dejado su alma, corazón, y sus manos milagrosas en esta tierra.
Iniciamos con la época prehispánica, que al igual que todas las historias de mujeres en todo el mundo, ha sido poco lo estudiado, difundido o visibilizado. Durante mucho tiempo se pensó que en lo general estaban supeditadas a los hombres, las investigaciones recientes desmienten en parte estas premisas, ya que se ha comprobado que en algunos terrenos sus actividades eran complementarias o paralelas.
Para comenzar, tendríamos que hablar de las Diosas mayas, como la poderosa Ixchel, Diosa de la Luna, el amor, el agua, la medicina, etc. y esposa del Dios Sol, su importancia era tal que en algunos textos se habla de ella como “la Diosa”, y es el personaje más unido al género femenino. femenino. Tenemos también a Ixtab la Diosa del suicidio, Ixquic Diosa de las Madres vírgenes a quien se le compara con la virgen María y muchas Diosas más.
Respecto a la vida cotidiana femenina prehispánica, básicamente se ha obtenido información de la lectura de códices, estelas y escenas pictóricas en vajillas cerámicas y en murales, pero con la salvedad de que, en ellas se plasma casi exclusivamente a las mujeres de la élite maya, señoras poderosas esposas de los caciques o pertenecientes a los grupos de poder, con algunos casos de reinas o dirigentes por fungir como regentes de hijos, pero todo esto nos permite concluir que la mujer maya no fue excluida y representó un papel importante en todos los ámbitos de la vida cotidiana.
Uno de los aspectos en donde observamos diferencias y nos indican que tenían un papel, podríamos decir más feminista que las mujeres españolas, son los matrimonios, a diferencia estas que necesitaban contar con una dote para casarse adecuadamente, lo que hacía que, en caso de no tenerlo, terminaran muchas mujeres en conventos, es que las mujeres mayas, son las que recibían de los hombres la dote o los regalos, y existen algunas imágenes en donde se plasma el rechazo de estos y de los regalos.

Importante hablar también de las mujeres españolas que intervinieron, participaron y colaboraron con sus maridos o parejas durante los tres intentos de instalarse en tierras mayas, destacando el valor que demostraron. Dos casi desconocidas, Talina y María, don Ignacio Rubio Mañé nos narra de su participación en la primera expedición de conquista organizada por Francisco de Montejo el Adelantado en 1527, junto con aproximadamente 300 hombres, una vino acompañando a su esposo el artillero flamenco Roberto Alemán y María como esposa de García de Villazán vecino de Zamora. No se sabe el destino final de estas mujeres y nos queda la pregunta de si habitaron en alguna de las Salamancas que se fundaron, o al fracasar la expedición regresaron a España o la Nueva España.
Molina Solis nos da a conocer a tres mujeres, las Isabelas quienes fueron las primeras vecinas de la ciudad de Mérida. La considerada la primera es Isabel de Castro esposa de Alonso González, Isabel Bojórquez esposa del asturiano Rodrigo Álvarez e Isabel de Sopuerta, esposa de Pedro Álvarez. Pero sin duda el personaje más importante es Andrea del Castillo, esposa de Francisco de Montejo y León, el “mozo”. Ella llegó con avanzado embarazo a la ciudad, naciendo su hija Beatriz la primera criolla de la ciudad, siendo la primera en figurar en el libro de bautismos de la iglesia.
Lo interesante y que demuestra el carácter de doña Andrea es la carta donde defiende su servicios a la causa española en una carta en 1583, en donde a, casi 300 años antes que Leona Vicario, apuntó:
“…porque no menos conquistadora puedo yo decir que soy que los conquistadores, pues entré en esta provincia por mando del dicho mi marido en el mayor hervor de la conquista; quarenta y más años ay antes que esta dicha ciudad se poblase, y con mi benida se comenzó de propósito la población della.
…porque muchas veces las mujeres principales y de mi calidad, quando se hallaban presentes en las conquistas y guerras, los caballeros y soldados, con su vista se esfuerzan y animan a señalarse y bien obrar y a servir a sus Reyes y Señores con más ánimo y valor, y más si saben que pueden ser parte con los capitanes generales para que gratifiquen sus servicios como yo lo podía ser con el dicho mi marido, encareciéndole lo bien hecho y vituperándole lo contrario”.
Con esas personalidades de esas mujeres españolas y mujeres mayas, se fue fundiendo el alma femenino Yucatanense.


Hablando de la época llamada “colonial”, y considerando por supuesto el dominio impuesto por los conquistadores hacia las mujeres mayas, y las condiciones injustas de trabajo “compulsivo” como le llama en su obra la investigadora Gabriela Solís Robleda, es importante señalar el papel de las mujeres mayas en esta etapa histórica, mencionaré tres labores de las mujeres mayas que pusieron las bases de del femenino yucatanense.
1ero. Su papel en el desarrollo económico de la península durante este periodo, ya que, al no encontrar minas en el territorio, el español y criollo de dedicó a explotar el mayor “valor” que había en las tierras mayas: La población. Fue así como se convirtió la península en un exportador, tanto a la Nueva España, como a Cuba y la misma España, de productos. Los más importantes eran la miel, la cera, la sal, y las mantas y patíes. Estos últimos elaborados por las mujeres mayas, que con sus manos milagrosas las fabricaron, a través del servicio tributario.
2º. Las madres alimentadoras tanto de sus hijos mayas como de los niños españoles, ya que fueron las nodrizas, chichiguas o amas de leche, de toda esa primera generación de Yucatecos (as), exigiéndose su presencia en las casas de las españolas.
3º. La importancia de sus manos milagrosas en las cocinas, a través del servicio personal que muy pocas veces era remunerado, donde se fueron fundiendo recetas, y dio como resultado la reconocida comida yucateca.
Hay por supuesto otras labores femeninas, como su papel de parteras, de las yerbateras, etc. Mario H. Ruz, lo describe de la mejor manera, diciendo: “los pueblos mayas integraron elementos de su pasado con otros de su presente hispánico para construir, en forma por demás novedosa, un tiempo y un espacio donde hallaran cobijo distintivo sus descendientes”.

Necesario es avanzar en el tiempo para hablar de la mujer yucateca post colonia. La indiferencia sobre sus vidas y acciones nos obliga a imaginar su importante papel en la formación de yucatecos ilustres defensores de la libertad y la soberanía de la península. No pudieron surgir personajes como Andrés Quintana Roo, Lorenzo de Zavala, Justo Sierra Méndez, por mencionar algunos, sin el aporte y educación de sus madres: doña María Roo, María Barbara Sáenz o Concepción Méndez.
¿Y cómo se percibía en esos años a la mujer yucateca, los de afuera? Hace unos días Jorge Cortés Ancona publicó un artículo, donde precisamente hace referencia a una opinión de un poblano nacido en 1819, Buenaventura Vivó, de padre catalán y madre mexicana, quien escribió sobre la mujer yucateca:
“Por lo poco que tengo visto y observado en el corto tiempo que he permanecemos en este país, el sexo femenino vale mucho más que el masculino, lo que es una excepción a la regla general. Las mujeres, a más de ser generalmente hermosas, se hallan dotadas de mucha virtud, de mucho candor, de una inocencia sorprendente y de una extrema laboriosidad, puesto que he presenciado que mientras algunos maridos se hallan entregados a la holganza y al juego, ellas no tan sólo atienden al gobierno de su casa, pero sí también a los negocios puramente mercantiles, peculiares al hombre, viéndoles ora vender detrás de un mostrador, ora comprar a los individuos del interior, y hasta pesar por sus propias manos aquello mismo que compraban Aquí las mujeres adquieren, los hombres destruyen. Mujeres, pues, de esta clase deben de necesidad ser buenas esposas y mejores madres, y así como para nosotros el casarnos en ciertos países es una verdadera calamidad, en este lo considero como una verdadera felicidad. El celibato en aquellos es una economía, aquí lo es el matrimonio”
Para el siglo IX y XX comenzaron a mostrarse y exigir ser visibilizadas las mujeres yucatecas. Surgen una pléyade de mujeres poderosas que dan forma a ese “El femenino” Yucatanense que hoy está en nuestra mente y en nuestro corazón. Mujeres con las que hoy tenemos una deuda. Mujeres como:
– Las maestras: Que tuvieron las manos en las pizarras y el corazón en la Docencia, como Martina Marín quien fue la primera maestra que dirigió una escuela oficial en Mérida, El Liceo de Niñas Municipal, de 1846 a 1854, y la maestra Rita Cetina junto con sus Siemprevivas.
– Las defensoras del voto de las mujeres: Importante logro a nivel local en el año de 1923 muchos años antes de que a nivel nacional se obtuviera este derecho, ya que fue hasta el año de 1955, que las mujeres acudieran a las urnas. Una de las más importantes decisiones que se tomaron como resultado del Primer Congreso Feminista, realizado en Mérida.
Las Políticas: Valientes mujeres que se atrevieron a exigir un lugar en ese campo, y soportaron persecuciones, como Elvia Carrillo Puerto.
Las luchadoras sociales: Como Felipa Poot, defensora de los derechos de los indígenas.
Las artistas. Que nos muestras “los privilegios de la vista”, como decía Octavio Paz y se atrevieron a ser pioneras en su campo. Como Carmela Duarte García y Delfina Cano Mañé.
Las Poetas. Como Gertrudis Tenorio que nos halagan el oído
Las mujeres lideres: como María Uicab que participó y dirigió a los mayas rebeldes.
Las parteras y sanadoras: Que han recibido a cientos de niños, como Felipa Cetina Moo con más de 80 años.
Y en forma general a todas las mujeres anónimas que transforman y bordan “Xok bi Chuy y hermosos huipiles en Izamal o Kimbilá, o tejen hamacas “medias lunas de sueño” como diría don Renan Irigoyen Rosado y las que cocinan nuestros guisos tradicionales y hacen tortillas a mano y salsa.
Todas estas mujeres pusieron las bases para que hoy dentro del alma peninsular destaquen y representen ese femenino yucatanense que nos distingue. Hoy estamos cosechando el fruto de su valor, de su amor, su mente y corazón y sobre todo el fruto de lo que sembraron con sus “manos milagrosas”.
Laura Elena Rosado Rosado
Festival La Cité en Izamal, Yucatán.
Marzo 2023