En nuestras expresiones regionales (que son miles) incluimos todo tipo de cosas, de objetos, de personas, etcétera, y también ¿Por qué no? de animales, preferentemente del bestiario local, aunque no necesariamente tiene que ser así.
El ingenio del yucateco se agudiza y se multiplica y de aquí que de pronto nos topamos con una frase basada en una bestia, y como ya estamos acostumbrados a tales usos, la cosa para desapercibida.
Hacerse el pato
Fíjese bien el lector que no escribimos “hacerse al pato”, que viene a ser un barbarismo. La Academia Real nos respalda:
-Oye Bonifacio, me largo de esta cantina… ¡Ya pagué 7 tandas!
-Es cierto Pascual, y yo 5…
-En cambio Úrsulo no hay pagado ninguna… ¡Se está haciendo el pato!
—
-Se casa mi nieta Palemón…
-Oye y ¿con quién?
-Con Juancho, su novio.
-¿Con ese pelagatos?
—
–Tárcilo, ayer se agarraron Facundo y Narciso…
-¿Y quién ganó?
-Facundo…
-¡Claro! Es un buen gallo…
—
-Pancho…
-Dime Coco.
-Ya que estamos en calzonera, vamos a darnos un chapuzón en el cenote…
-Está rete-hondo Coco…
-¡Hombre! No está: lánzate primero.
-¿Sí? Jelé… ¡Lagarto!
