Opiniones

¿Ya te fuiste Juan Carlos Lomónaco? ¡Qué bueno, gracias por nada!

¿Ya te fuiste Juan Carlos Lomónaco ¡Qué bueno, gracias por nada!

Al fin la relación se acabó. Y sucedió, tal vez, de una manera indeseada para Juan Carlos Lomónaco, extitular ya de la OSY, pues su contrato le fue rescindido, eufemismo para decir que fue renunciado.

Juan Carlos Lomónaco hizo demasiado tiempo al frente de sinfónica yucateca y a pesar del tiempo transcurrido, no le dio a la agrupación mayores alcances artísticos ni logros técnicos memorables. Ahí estuvo, y estuvo porque, con seguridad, no tenía otro lugar para estar, haciendo y ganando lo que devengaba con la agrupación musical de la entidad.

Muchas veces señalé las situaciones anteriores, (¿por qué lo odias?, me preguntaban) y ahora, ya afuera de ese colectivo musical, muchas voces en redes sociales han dicho de Juan Carlos Lomónaco que nunca tuvo en Yucatán mayor interés que llenarse la bolsa de billetes; que nunca hizo ni el menor esfuerzo por dar a conocer la producción histórica musical de Yucatán, ni tampoco la mexicana, tan llena de grandes compositores y obras maravillosas, y que nunca manifestó interés por integrarse a la cultura nuestra, y yo agregaría que a lo mejor no conoció Mérida más allá de su hotel y de los domicilios de algunos de sus conocidos adinerados. Por donde se le mire, a Lomónaco, Mérida únicamente le significó la billetiza y la oportunidad de hacerse de un curriculum y un prestigio internacional, porque al traer a tanto invitado fuereño, el significado de ello es que lograba contactos para su futuro profesional como director orquestal.

Juan Carlos Lomónaco se infló porque fue mimado por los administradores de la OSY, quienes lo vieron y trataron como algo divino. Probablemente por ser blanco, barbado y alzado de estatura, de buen verbo y educado para la adulación.

¿Por qué nunca quiso Juan Carlos dar a conocer obras distintas a las del repertorio tradicional? Porque estas son el material de estudio obligado durante la época de permanencia en algún conservatorio internacional. Una obra nueva significa estudiarla, analizarla, conducir los ensayos en el estilo y sonoridad de la obra creada, y…¡qué hueva!, ¿para qué salir de la zona de confort? De manera clandestina, yo llegué a presenciar algunos ensayos de él. El tiempo de ellos era exactamente el de una audición en el Peón Contreras, ni un minuto más ni un minuto menos. Llegaba y decía, “vamos de arriba abajo”, o sea vamos a pasar las obras, sin indicaciones, sin correcciones, sin señalamientos de algún tipo. De ese modo, una orquesta no crece ni se mantiene en su calidad, más bien va de lo tibio a lo frio.

Sería interesante saber cuánto costaba la presencia de ese señor al frente de la orquesta. Estoy seguro que tenía todo, pero todo-todo pagado.

Con la pandemia, sin don Adolfo Patrón Luján (+), sin personas como Ulises Carrillo en el gobierno, era fácil prever la caída de Juan Carlos Lomónaco. No fue suficiente que en cada concierto, o doña Margarita o él mismo dieran agradecimientos al gobierno de Mauricio Vila “por brindar  apoyo a una de las agrupaciones musicales más importantes del país”.

A Juan Carlos Lomónaco nunca le gustó ir al interior del estado a difundir la música y la orquesta. Tenía argumentos de sobra para evadir su presencia en tales lugares. Entonces, se asomaban los directores invitados, se les deba la oportunidad a yucatecos de dirigir la orquesta “nuestra”.

El nuevo director siembra esperanzas importantes, debemos seguirle las huellas, porque parece concordar con los tiempos nuevos.

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