
Dra. en Arq. Yolanda Fernández Martínez
Directora de Habitar y más
https://yolandafernandez.mx/ciudades-futuras/
La estrategia de movilidad urbana más allá de presentar a las unidades de transporte público con todos los elementos de alto impacto favorable para que la población realice “traslados más rápidos y eficientes, para ahorrar tiempo y dinero”, tendría que profundizar en las entrañas de la ciudad de manera disruptiva, para modificar los instrumentos de planeación y de regulación urbana, toda vez que a partir de ellos, es que la ciudad se expande en forma de salto de rana, con vialidades que solo se alargan para conectar con las nuevas ofertas inmobiliarias, las cuales en el norte de la ciudad son preponderantemente urbanizaciones cerradas.

La cuestión de la movilidad urbana siempre será uno de los temas prioritarios tanto en la vida de las personas de una ciudad, como en la agenda pública y política de los tomadores de decisiones. Siempre hay que decir sobre este tema y más aún en una ciudad como la nuestra.
Que se expande y crece como nunca antes en su historia. Si bien en los inicios del Siglo XXI empezamos a experimentar algunos brotes de crecimiento fuera del anillo periférico, podemos establecer que a partir de la segunda década, este desarrollo inmobiliario se vio inmerso en un proceso significativo de transformación de la ciudad.
Asimismo, resulta peculiar el fenómeno de migración nacional que le ha dado uno nuevo giro a la dinámica urbana. En este sentido, mientras las ofertas inmobiliarias se localizan más allá del anillo periférico, sin que haya de por medio un estudio pormenorizado de los impactos de este modelo de ciudad, considero que hay dos cuestiones fundamentales que salen a la luz como los detonantes de señales, ya no de cambio natural de la ciudad, sino de alarma. En este orden de ideas, la movilidad y los valores del suelo se convierten en las monedas de cambio más valiosas para la toma de decisiones sobre el territorio.
Y precisamente porque los procesos de cambio en Mérida han sido muy veloces en los últimos lustros, es que habría que pensar sobre los procesos de planeación de otra manera, con otras herramientas y sobre todo con el interés genuino de comprender, antes que nada, qué es lo que está pasando en Mérida y cómo vamos a enfrentar los escenarios futuros de esta ciudad desparramada.
Para la presente reflexión, me centraré en un aspecto de la Estrategia Integral del Sistema del Transporte Público “Va y ven” y los desafíos a los que se enfrenta en términos de la infraestructura vial. Estas unidades son un metro más largas que las tradicionales y precisamente sobre este punto es que habría que analizar las diferentes aristas sobre los desafíos de su operación.

Se han estado registrando eventos en la vía pública en donde estas unidades de gran capacidad se han visto involucradas, y más allá de los pormenores o causas de tales incidentes, considero que uno de los temas centrales que debe de atenderse son el tamaño de la unidad y su relación con estructura vial de la ciudad y sus comisarias.
Es este sentido, resulta pertinente contrastar la eficiencia de la infraestructura vial con base a las necesidades de desplazamiento de estas unidades de gran volumen, que, si bien este ejercicio es el que debe de justificar y fundamentar el diseño de cada una de las rutas, también se convierte es una herramienta poderosa para visualizar la eficiencia de la periferia de Mérida. Es decir, ¿Cuál va a ser el alcance de esta estrategia de movilidad para satisfacer las necesidades de la población de las comisarias? Tomando en cuenta que en los alrededores de estas zonas la ciudad se ha expandido respondiendo a los intereses de la propiedad privada, sin que haya de por medio un plan estratégico de vialidades.

Por tanto, la estrategia de movilidad urbana más allá de presentar a las unidades de transporte público con todos los elementos de alto impacto favorable para que la población realice “traslados más rápidos y eficientes, para ahorrar tiempo y dinero”, tendría que profundizar en las entrañas de la ciudad de manera disruptiva, para modificar los instrumentos de planeación y de regulación urbana, toda vez que a partir de ellos, es que la ciudad se expande en forma de salto de rana, con vialidades que solo se alargan para conectar con las nuevas ofertas inmobiliarias, las cuales en el norte de la ciudad son preponderantemente urbanizaciones cerradas.
En virtud de lo anterior, y teniendo como urgencia la visualización de escenarios futuros a partir de un análisis crítico del proceso evolutivo de la ciudad en los últimos 20 años, habría que preguntarnos sí las unidades del “Va y Ven” podrían tener rutas exitosas en la periferia de Mérida, entre los muros de las privadas y las calles que se van alineando a los límites de la propiedad, sin tener en cuenta lo que la ciudad requiere para una movilidad eficiente.
El desafío es inconmensurable, pero el atraso que tenemos en materia de movilidad urbana cada vez se hace más evidente, a partir del incremento del parque vehicular en los últimos años y como ya he destacado, a la falta de previsión de una estructura urbana municipal que sea la que determine los usos de suelo, sus intensidades y densidades.
¿Cuándo tendríamos que hacer algo? Bueno, los especialistas detectaron estas deficiencias desde la década de 1950. Ya Mario Pani en el Plan Regulador de Mérida de 1953 señalaba como tema prioritario el modelo de movilidad con un aspecto relevante para atender, toda vez que era un modelo centralizador y ocupaba al centro histórico como un gran paradero. Tomando en cuenta que la Mérida de la década de los años 50´s dista mucho de lo que vivimos hoy en día, y que las cosas aún no han cambiado del todo.
Por tanto, habría que preguntarnos cuál es el costo de dejar pasar las señales de alerta con respecto a nuestras deficiencias urbanísticas y más ahora que la ciudad y sus habitantes estamos viviendo transformaciones intensas, cuyos impactos aún no se incorporan a un proceso vinculatorio de evaluación y modificación de los instrumentos de planeación y regulación. En síntesis, la Estrategia Integral del Sistema del Transporte Público “Va y ven” debería ser, por tanto, la herramienta para la evaluar la eficiencia urbanística de la ciudad y su periferia, y con base a ello, redefinir el rumbo del modelo de crecimiento urbano expansivo que estamos teniendo.