Supe de la muerte de un paria, un vagabundo, cuyo cuerpo para ser enterrado fue colocado en un viejo alijo desvencijado, que le sirvió de ataúd. Sus familiares no quisieron gastar dinero en un funeral al que consideraron socialmente inútil.
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El mundo fue creado para los animales. Nosotros lo usurpamos.
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Lo terrible de escribir contra la muerte es que ni con la escritura logramos detenerla.
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Hay que ver a muchos seres humanos con temor y temblor.

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Después de practicar una autopsia, el médico llega a su casa y come.