
En la segunda sala de la galería el golpe estético es inevitable. Se trata de una instalación de casi nueve metros cuadrados denominada “Hipertensión (Caos)”, de la artista Elena Martínez Bolio. “Los síntomas físicos expuestos en esta instalación expresan lo que se siente, ese caos que perturba nuestro mundo y sus objetos”, versa en la ficha de la obra. El visitante queda estupefacto entre el vendaval de objetos dispuestos desde el piso hasta el techo de la sala, a través de hilos que dejan el entorno suspendido en un tiempo sin gravedad: una silla a medio caer, un jarrón volando, camisones, mantas y otras prendas que nos remiten a los cuadros de Salvador Dalí sobre la persistencia del tiempo; una bicicleta estacionaria, un abanico eléctrico y capsulas regadas por doquier; hay un refrigerador abierto con algunas verduras y frutas en su interior (lo que se debe comer), una pared destruida por los golpes de la impotencia o el hartazgo, los pedazos en el aire en un tiempo roto, pesadas piedras como barreras y una receta médica que apunta “Captoril, tac. 25 mg 1 caja. Tomar una vía oral cada 24 horas”. Hay una báscula y un libro del poeta Raúl Renán en medio de esta escena delirante. Uno la transita con un vértigo evidente. Los ojos no saben dónde mirar, o es que acaso somos también ese mareo escénico que la artista ha expresado en esta obra que, después de varios días de visitada, uno la sigue pensando.
Visité la exposición “Batallas interiores. Mujeres”, en el Centro de Artes Visuales ubicado frente al parque de Santa Ana. Se trata de una exposición reflexiva de once mujeres que a través del arte expresan emociones, auto-reconocimientos y sanaciones. Refiriéndose a la pandemia del coronavirus, en la hoja de sala, leemos: “Hoy y a raíz de esta situación, varias mujeres decidimos hacer un alto para expresar el caos interior que hemos vivido, llegándose a convertir en una batalla, una lucha en el adentro de cada una”. Once mujeres, distintos orígenes, diferentes edades y trayectorias, pero unidas y hermanadas en la expresión artística.


Ingresamos a la siguiente sala. En medio de la instalación se encuentra dispuesto un corazón de tonos azules o grisáceos en periódica y real pulsación. En el piso, hilos y telas dispuestos como despojos o vísceras del cuerpo. “Como si los tejidos humanos estuvieran desparramados”, comenta una visitante con su hija. Encima, un entramado de vénulas de color rojo rodeando el órgano palpitante. La obra corresponde a la artista Lizette Abraham, titulada “El límite de la extrañeza”. En la ficha correspondiente leemos “Con tela e hilo, doy forma a la lucha de mis emociones internas, los tumultos se acomodan para encontrar su lugar”.
Mientras recorro la galería pienso en los distintos significados que confluyen en la exposición, cuya curaduría estuvo a cargo de la artista Elena Martínez Bolio. Estamos ante manifestaciones culturales emanadas de la pandemia y el confinamiento, y de una reflexión aún más profunda, de mujeres pensándose a sí mismas en momentos de adversidad más allá del covid- 19. Visitar las diferentes salas de exposición, observar las instalaciones, pinturas y artefactos artísticos, es asomarse a las batallas interiores de cada una de las artistas. Y desde luego, nos lleva a reflexionar de dónde se origina lo que realmente nos ata o limita como seres humanos.

En la exposición colectiva “Batallas interiores: Mujeres” participan Georgia Charuhas, Luciana Correa, Águeda León, Yosi Anaya, Lucina Castillo, Lizette Abraham, Pamela Villanueva, Arcelia Barbero, Enna Negrón, María Antonieta de la Rosa, y Elena Martínez Bolio. Predomina el uso de textiles, hilos, y diversos materiales, algunos naturales, como los troncos intervenidos de un árbol de huaya, que la artista Lucina Castillo utiliza en su instalación “Otra piel”.
Otra muestra del uso de hilos y bordados se hace latente en la instalación textil “Cuerpo ausente”, de Arcelia Almaguer, en una clara referencia a la pérdida de un ser querido. Destaca un par de cuadernillos de tela con inscripciones bordadas, ejemplares disponibles para que el visitante puede hojear texturas y significados.


Por su contenido temático, por la diversidad de perspectivas que abordan las batallas interiores que libra la mujer en diferentes contexto, por el significado del arte como un punto de fuga o resiliencia, vale mucho la pena visitar esta exposición. Inaugurada el pasado 16 de febrero, estará abierta al público hasta el 16 de abril en el Centro de Artes Visuales, de la Secretaría de la Cultura y las Artes de Yucatán, ubicado en la calle 60 entre 45 y 47, del Centro, en el Barrio de Santa Ana, con horario de martes a viernes, de 9 am a 8 pm; sábados y domingos, de 11 am a 6 pm. No hay costo de entrada, y sí un gran enriquecimiento interior de salida.