Bienestar Espiritual

¡El Señor es mi pastor, nada me faltará!

¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!

Estando en nuestro lecho, de pronto, al sentir mil temores, me pongo en sintonía con mis amigos y Te invocamos, oh Padre Santo y Tu presencia nos inunda con Tu Luz y seguros de Ti y de Tu Amistad proclamamos:

Señor y Padre: Tú eres nuestro Pastor Soberano y nosotros somos ovejas de Tus praderas que gozamos de lo mejor de Ti y la bondad que destilas a diestra y siniestra nos hace caminar plenamente confiados y todos nuestros temores se desvanecen. Realmente, ¡valió la pena el haber despertado e interrumpido nuestro sueño! ¡Gracias, Padre y Pastor Divino! ¡Bendito seas por infundir en nosotros esa certeza porque, en adelante, ¡NINGÚN MAL TEMEREMOS! ¡TU VARA Y TU BASTÓN NOS INFUNDEN CONFIANZA ABSOLUTA!

“Aunque estemos pasando por un valle de sombras, no temeremos peligro alguno, porque Tú estás a nuestro lado.” (Salmo 23:4).

Mis amigos y hermanos del alma, al experimentar que ante tanta maldad que nos rodea, porque nuestro enemigo el demonio, anda cual león rugiente, dispuesto a devorarnos, no nos resta más que ver en Nuestro Pastor Soberano, Cristo nuestro Salvador, al LEÓN DE LA TRIBU DE JUDÁ, ante quien los demonios juntos, no son más que un gatito escandaloso e impotente.

A nuestra mente vienen estas palabras de aliento de vida: “En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba con Dios en el principio. Por medio de Él todas las cosas fueron creadas; sin Él, nada de lo creado llegó a existir. En Él estaba la vida.” (San Juan 1: 1-4). Estas Palabras de Vida inundan de un gran poder vital a nuestro espíritu, quien lleno del Espíritu Vivificador, nos enseña que, EL PODER DE LA PALABRA ES CREADOR Y DEVASTADOR. Es creador cuando nuestras palabras son de bendición y de edificación. Son altamente destructivas cuando son de maldad, de envidia, de odio y de rencor.

Desde que Cristo estaba en la mente del Padre para ser engendrado y no creado, ya estaba en Él La Vida y en Él ya estábamos todos nosotros los que tenemos la fortuna de vivir. Por ser engendrados por LA PALABRA DE VIDA, es decir, por ser HIJOS DEL PADRE, gracias a la benevolencia de Su Hijo Amado, también nosotros TENEMOS PALABRAS DE VIDA, pero las hemos convertido en PALABRAS DE MUERTE, porque la maldad ha imperado en nuestros corazones.

Padre Santísimo: ¡Gracias por este bendito despertar! ¡Ha sido muy provechoso! Hemos comprendido que también TENEMOS PALABRAS DE PODER DE VIDA O DE MUERTE: “En la lengua hay poder de vida y muerte; quienes la aman comerán de su fruto.” (Proverbios 18:21). Este equipo de oración ferviente y constante va a cuidar de toda palabra que salga de nuestra boca y así, oh Pastor Soberano, el tiempo restante de nuestra vida será para que nuestras palabras sean de vida y no de muerte; de sanidad y no de enfermedad; de alegría y no de tristeza; de triunfo y no de fracaso, porque nuestra lengua tiene palabras de poder que debe ser administrado con sabiduría y solo para bendecir y jamás para maldecir.

Padre Santo: Ya para terminar e irnos a descansar en paz para poder reiniciar un día de más esplendor, de más luz y de mayor esperanza, Te agradecemos y con Tu bendición nos despedimos para volver a importunarte nuevamente dentro de unas horas más.

¡Bendito seas, oh Pastor y Padre, porque ahora ya nada nos faltará! Amén.

Deja un comentario

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba
error: Este contenido está protegido. Gracias.