
“¡VAS A VER COSAS MÁS GRANDES QUE ESTAS!”
(San Juan 1: 50).
¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!
Muy estrelladas y espléndidas noches, Tengas, oh Padre Maravilloso. Estando acompañándote en esta espléndida noche y ante este cielo estrellado, con un fondo de azul intenso y con ese suave concierto de grillos, resuena ante nosotros LA VOZ DIVINA de Tu Hijo Amado que nos estimula al declararnos: “¡VAN A VER COSAS MÁS GRANDES QUE ESTAS!”
Sí, Señor, eso es lo que anhelamos de corazón: Dejar de ver lo ordinario para poder contemplar todo LO MARAVILLOSO. Si nos es posible, vamos a ver con los ojos del Espíritu todo aquello para lo que Tú nos llamado: Ser la extensión de Tu presencia para que, también nuestros hermanos NO VEAN nuestras deficiencias, sino que Te vean a Ti en nuestro actuar.
Ser lo que somos es tan poca cosa que podemos mostrar, pero que en nosotros VEAN TU PERSONA, TUS HECHOS, TUS MARAVILLAS Y, ADEMÁS, DE NOSOTROS RECIBAN TU PALABRA DE VIDA, eso será lo que en verdad causará lo que tanto deseamos todos: ¡VER LOS CIELOS ABIERTOS! ¡CONTEMPLAR Y PREGUSTAR TU GLORIA, TAL COMO EL BIENAVENTURADO APÓSTOL SAN PABLO Y TUS TRES DESTACADOS APÓSTOLES: PEDRO, SANTIAGO Y JUAN EN EL MONTE TABOR!.
LOS CIELOS ABIERTOS son la garantía de Tu inmenso amor que tienes por nuestra humanidad. Los cielos abiertos donde se manifieste Tu gran bondad, Tu gran misericordia y Tu increíble derroche de Tu poder divino. De manera especial, en esta noche bendita, Te suplicamos que Te acuerdes especialmente de Tus hijos que luchan a brazo partido y, en quienes Tú serás quien brille en ellos porque ellos son y serán Tus siervos que propicien un bellísimo y esplendoroso despertar para hacer que Tus hijos, los más embromados en múltiples problemas, vean un rayo de esperanza que les premie su larga espera en Tu gran bondad.
En esa bendita esperanza, nos entregamos a un sueño en el que Tú, oh Padre Bendito, nos inspirarás, nos revelarás Tus designios y nos harás ver los cielos abiertos de Tu Gran poder amoroso. Amén.