
Una de las más nutridas partes de la Plaza Grande es la del Sur, que empieza con la que fuera en tiempos coloniales la residencia de don Darío Galera y posteriormente la farmacia el Gallito hasta hace varios años en que se convirtió en una zapatería.
Nosotros, claro, no alcanzamos la época de don Darío Galera, pero sí, por muchos años, pasábamos por El Gallito y acudíamos con nuestros padres para adquirir medicamentos.
Por cierto que a través de los años el nombre de El Gallito se le quedó a esa esquina de la 60 con 63 y hasta la fecha así se le conoce.
A nuestros quince años conocimos, vecinas de El Gallito, dos cantinas baratas, una de ellas fue El Carta Clara creo que de un señor Mimenza. La otra era una rascuache siempre colmada de borrachines. Todavía no ocupaba esos dos predios una farmacia actual.
Contigua a esa farmacia estuvo en nuestra época la librería y papelería ABC y como no hemos pasado por esos rumbos en fechas recientes, ignoramos si sigue en actividad.
A la que sí recordamos pues funcionaba con gran éxito por los años 40 es a La Tropical que atendía don Dafne Tenreiro. Nosotros y una multitud de estudiantes la visitábamos todo el tiempo pues vendía helados, dulces, refrescos y todo lo que los estudiantes consumían mientras a las pequeñas mesas se sentaban a perder el tiempo y al enamoramiento quinceañero. Pero como todo, llegó el día en que ya no se abrió más dicha refresquería. Además, ya había mucha competencia. Al final de esta esquina (estaba la que fuera la casa donde nació Peón Contreras) se estableció el “Negro” Pancho que vendía los tacos de cochinita más ricos de toda la ciudad. Con el tiempo, cambió de domicilio y al fin nadie supo qué ocurrió con el “Negro” Pancho y sus exquisitos tacos.