
Por sus hechos, tengo la convicción de que la maestra Loreto Noemí Villanueva Trujillo, Secretaria de Cultura de Yucatán, ha hecho lo necesario para que los trabajos de restauración del teatro Peón Contreras, tengan curso.
El problema de ese inmueble es que, al ser monumento histórico, entran en su relación el INAH y otras dependencias que tienen sus muy especiales tiempos para atender edificios de tal naturaleza.
Trabajar la deteriorada cúpula que lucía los murales de Allegretti requiere de especialistas en todos los órdenes y para volver a dar vida a aquellas imágenes han de ser necesarios muchos meses.
El daño físico que se encuentra en unos cuantos palcos de uno de los niveles superiores del Peón Contreras se podría reparar con cierta facilidad. Solo son necesarios unos paños de tablaroca, varillas para enmarcar, unos metros de alfombra y, quizá, dieciocho sillas. Eso es todo. Eso lo podría hacer cualquier carpintero. No así todo lo referente a los murales.
Aquí, la cuestión negativa es la falta de información por parte de las autoridades. A mí, el gobernador me parece lo opuesto a Loreto Villanueva, quien es extrovertida, participativa y dedicada a la praxis artística. Por su parte, el gobernador se muestra tan desinteresado en las cosas artísticas, como en las celebraciones cívicas, a las que nunca hace acto de presencia.
¿Qué habría de hacerse para recuperar el Teatro Peón Contreras? ¿Quiénes son los más afectados con su inactividad? En definitiva, los artistas. Ellos deberían elevar sus voces y solicitar información y presionar para que los trabajos del TPC se lleven a cabo. No lo harán. Ningún artista lo hará, porque cuidan los pequeños beneficios que reciben del gobierno actual. No lo harán porque no les gusta meterse en problemas y porque además tienen resueltas sus necesidades, utilizando el Teatro Armando Manzanero o el de Valladolid. Además de que reciben gratificaciones por participar en tal o cual evento.
Nunca me imagino a Angélica Balado, Andrea Herrera, Silvia Kater, Los Dzerecos, la Nani, Cecilio Perera, a los Juglares, María Teresa, Oscar Ortiz, Víctor Argáez, Mía Monforte, Carlos Martín Briceño, María Medina, Jorge Lara, Ivy May, María Teresa, Malena Peón, Adela Isaac, Roger Metri, Mozu y directoras de academias de ballet pidiendo que se tramite lo necesario para trabajar los deterioros del teatro, pidiendo que se informe del estado de dicho lugar. No lo harán, porque tienen el corazón y la sangre azul, porque han de cuidar sus invitaciones para viajar a las ferias nacionales, donde Yucatán participa.
“Es terrible estar sin el teatro”, dicen entre ellos mismos, en reuniones o charlas de café, pero nunca harán publica sus voces.
El maestro Renán Guillermo de vez en cuando publica cosas referentes a la condición del Peón Contreras, sin repercusiones prácticas. Nadie lo secunda y quienes lo hacen mientras tienen un pañuelo en las manos para secar sus lágrimas. Nada más. “Amo el arte”. “No puedo vivir sin él”, dicen como plañideras.
Hoy, sería más fácil ver a don Jorge Álvarez Rendón encabezando manifestaciones de inconformidad por tal asunto, que a todos los artistas que he nombrado.
El arte, hoy, es asunto de centavos. Y como diría Mario Vargas Llosa, asunto de la cultura del entretenimiento y todos están demasiado entretenidos.